Ha dejado de ser útil que el rótulo de nuestro negocio a pie de calle rece algo parecido a «Herederos de Antonio García S.L», «Lafer» u otras siglas de dudosa eficacia comercial. ¿Qué es Lafer, un apellido, las iniciales de Ladrillos y Ferretería, las de las socias Laura y Fernanda?
Cada día es más difícil llamar la atención del peatón en un entorno de grandes estímulos visuales. Si un negocio quiere competir en la selva de ruidos y reclamos que es la calle ha de emplearse con eficacia, incluso en la pieza más visible del punto de venta: rótulos y escaparates.
El pequeño comercio a pie de calle ha incorporado el lenguaje de Internet y el de la publicidad más fresca. Porque no trata solo de competir en la red y de ganar clientes en el comercio electrónico. El pequeño comercio y la pequeña oficina de servicios se proponen recuperar su sitio, hacer bingo en el imaginario del transeúnte mostrándose irresistibles.
Se está aplicando creatividad, innovación, tecnología y diseño en la apariencia externa de los locales. Es una demostración también de que el pequeño comercio cada vez confía más en profesionales del visual merchandising a la hora de bautizar sus negocios para que sean visibles. El objetivo: vender más, y el primer paso es animar al consumidor a traspasar la puerta hacia el interior del establecimiento. Siempre será más fácil que entre un cliente si el local promete o evoca una experiencia divertida, diferente y social.
El comercio necesita profundas reformas para garantizar su supervivencia y convertirse en un modelo activo, creativo, profesional y técnico de negocio, que le permita recuperar su atractivo lúdico. La imagen es un recurso clave, y no solo juegan las franquicias o empresas habituadas a emplear recursos de marketing visual. En esta ocasión incluimos ejemplos reales de negocios “a pie de calle” que muestran el interés por mejorar, atraer, crear e incluso divertir a la hora de elegir su nombre comercial y la rotulación de su negocio.