No digas que no te avisé: la sociedad de coste marginal cero

Puede que mucho antes de lo que imaginas veas tu coche más como un servicio que como un bien. En ese momento olvidarás la necesidad de tener uno en propiedad, podrás cubrir tus desplazamientos cotidianos con vehículos compartidos y si utilizas el car sharing,  además elegirás el modelo más adecuado para cada desplazamiento, compras o turismo campestre, olvidándote de los gastos de garaje, seguros o talleres y todo desde tu móvil y en pocos minutos.

Me gustaría que este preámbulo sirviera para ubicarnos en un futuro próximo, donde pueden haber cambiado muchas cosas, al menos así lo cree Jeremy Rifkin. Este veterano economista, sociólogo y escritor ha vuelto a la actualidad con su último libro, «La sociedad de coste marginal cero» (Paidos, 2014), en cuya promoción no ha escatimado sonoras afirmaciones: «Dentro de 35 años, las cosas serán completamente diferentes. Es muy posible que el capitalismo ya no sea el modelo hegemónico y que tenga que cohabitar con otro sistema. El capitalismo convivirá con la economía colaborativa», según recoge la crónica de El Huffington Post de su última visita a España el pasado mes de septiembre.

Al margen del efectivo marketing con que los autores americanos acompañan sus presentaciones, confieso que la obra de Rifkin me ha llamado poderosamente la atención. La conocí con motivo de una entrada anterior en esta bitácora, «Las 10 mejores lecturas de 2014 para la empresa», en la que repasamos la estupenda selección que Know Square realiza con motivo de sus premios anuales. Y resultó ser la ganadora.

Con María José Gómez Yubero, una de las miembros del jurado y profesional del sector financiero, he conversado con el objetivo de conocer las reflexiones que las opiniones de Rifkin merecieron.

 

Entender para anticiparse

Lo primero que Gómez Yubero quiere dejar claro es que, con independencia del acuerdo o desacuerdo con el planteamiento, «es un libro de contexto, que analiza las principales tendencias de la economía y la sociedad, y que se atreve a hacer un vaticinio del futuro más inmediato. Asegura que la economía girará en torno a la persona, el conocimiento y la tecnología, generando organizaciones horizontales, en contraposición a las ideas de propiedad,  jerarquización y verticalidad actuales».

Lo cierto es que la dinámica que la revolución tecnológica impone plantea el reto de la permanente evolución: más que preocuparnos por cómo va nuestra empresa hoy, lo debemos hacer por cómo irá mañana. Eso obliga a que la innovación se plantee más en términos de renovación del concepto que de producto. En este contexto, las teorías de Rifkin aportan un gran valor, ya que de la amalgama de realidades y tendencias que analiza en mayor o menor profundidad surge un nuevo entorno, posible o no, pero que conviene conocer.

 

La tercera revolución industrial

A modo de resumen, para Rifkin asistimos a la tercera revolución industrial, que como las anteriores implica una profunda transformación en tres factores clave de la economía: la energía, la comunicación y la logística.

Para ejemplificar el cambio del modelo energético, Rifkin se refiere a realidades como la que se vive en Alemania, donde las cooperativas de energía renovables  -según sus datos- ya producen el 27% de la electricidad consumida, una producción cuyos excedentes ahora se pueden comercializar (compartir o intercambiar) gracias a la tecnología. Este es uno de los muchos ejemplos que en la obra se ofrece del prosumidor, una figura clave en el cambio de paradigma, gente que produce y consume sus propias cosas.

Internet, redes sociales, crowdfunding  y nuevas tecnologías todavía en eclosión como impresión 3D e Internet de las Cosas van a ser definitivos en esta evolución, en donde el coste de producción de cada unidad adicional (exceptuando los costes fijos) tiende a cero. Un hecho que hoy, entre otros, ya está condicionando el futuro de mercados como el de la formación, y hablamos de las plataformas MOOC (Massive Online Open Courses), en donde una vez montada la infraestructura general, el coste por alumno se diluye al mínimo al dividirse entre las miles de personas que pueden descargarlo. Del mimo modo, Gómez Yubero comenta cómo el World Economic Forum paronostica en sus estudios que para 2020 una parte de la producción mundial será cubierta por la tecnología de impresión 3D, y en muchos casos con iniciativas totalmente gratuitas. De nuevo la tecnología impulsa la economía colaborativa.

No solo el sistema capitalista, tal y como lo entendemos, está transformándose, sino que está llamado a convivir con estos sistemas de producción colaborativos que priman el servicio por encima de la propiedad. Ya lo vemos con el vehículo a través de compañías pioneras como Uber o BlaBlaCar. Y, de un modo u otro, hay espacio. Sectores como el de agencias de viajes lo saben, pioneros en ver cómo el ecommerce facilitaba no solo la venta directa del prestador de servicios al cliente final (desplazándole de la cadena de valor de compra), sino cómo nacían nuevos intermediarios como los metabuscadores. Sin embargo, tras haber aprendido a utilizar las nuevas herramientas y convertido el asesoramiento personalizado en su principal valor, siguen adelante.

 

¿Qué esconden los sensores?

Esta revolución en marcha también contribuye a conocer más y mejor al consumidor. «O todo está digitalizado o es susceptible de serlo», explica Gómez Yubero, «lo que  está permitiendo conocer una información hasta ahora inimaginable». Es el big data que Internet ofrece y que el Internet de las Cosas multiplica de forma exponencial, gracias a la interconexión mediante sensores de múltiples utensilios. De momento estamos aprendiendo a leer esa estadística, pero nadie duda de que esconde unos patrones de comportamiento que nos ayudarán a mejorar los procesos.

Hoy ya sabemos que los usuarios no necesitan poseer la música, les basta con escucharla en Spotify. Un duro proceso de aprendizaje se resume en esa breve enseñanza. Con más o menos escepticismo, estamos obligados a que nuestras empresas anticipen el cambio.

Foto: ruurmo

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