Una definición demasiado simple diría que un videojuego corporativo es aquel que sirve para publicitar una marca. Pero realmente es mucho más. Si nos quedamos con esa definición, estamos dejando fuera demasiadas cosas.
Desde hace unos años, todo lo relacionado con los videojuegos y el advergaming se ha convertido en una de las herramientas de marketing con más futuro, ya que cuenta con una gran capacidad para atraer usuarios. ¿No es verdad que es siempre más fácil y atractivo atraer a nuestro público si le prometemos diversión, emoción y competición? ¿No es verdad que a todo el mundo le gusta jugar? Niños, jóvenes, adultos… a todas las personas nos gusta disfrutar de un buen juego y pasar un rato divertido.
Las opciones para las compañías son varias: la marca puede crear su propio juego, puede incluir publicidad dentro del juego o puede aparecer antes del comienzo del juego a modo de patrocinio. Elegir un concepto u otro dependerá del presupuesto disponible, de la notoriedad vigente de la empresa y de los objetivos que quiera conseguir la compañía.
Somos todos conscientes de la proliferación de soportes digitales, como smartphones y tabletas, y del modo en el que están afectando a nuestro tiempo de ocio, por lo que la ecuación JUEGO + EMPRESA + MÓVIL sólo puede traer resultados positivos.
La principal ventaja que ofrecen estos videojuegos es que permiten que haya una continua exposición del producto y la persona que juegue podrá sentir los valores de la marca y conocer su filosofía, así como sus productos y servicios. Con esto se logra que el jugador relacione la marca con las buenas sensaciones que ha tenido mientras jugaba y aumente su compromiso con ella.
Con los juegos corporativos, el usuario experimenta la marca como no lo hace con ningún otro tipo de publicidad o comunicación, tradicionalmente unidireccional. El objetivo de estas acciones es claro: incrementar la calidad de la experiencia con la empresa desarrolladora del juego y el tiempo que permanece en contacto con la misma, consiguiendo así que el mensaje gane en credibilidad y la marca sea más recordada por los usuarios. ¿Y si además el usuario puede obtener premios consiguiendo los mejores resultados en el juego? Pues no cabe duda de que los alicientes para los usuarios aumentan, al poder convertir su pasión en algo que le suponga beneficios directos o descuentos.
Resumiendo, algunas ventajas de los juegos corporativos son:
- La compañía tiene un contacto directo con el cliente, que tiene una actitud receptiva, activa y participa con la marca.
- Permite analizar datos y comprobar el éxito de la iniciativa de forma sencilla (quién juega, cuándo, desde dónde…).
- Se vincula a la empresa con un halo de modernidad e innovación, muy útil para diferenciarse de la competencia.
- Ofrece una gran viralidad.
- El efecto de una campaña de este tipo tiene un tiempo de vida largo y genera mayor fidelización y engagement.
Si incluimos conceptos de «gamificación», marketing móvil y social media en nuestras campañas de comunicación y marketing, las probabilidades de tener un excelente retorno de la inversión aumentan exponencialmente.
Ahora puede surgir una pregunta: ¿Son los videojuegos corporativos algo que se pueda aplicar a cualquier mercado? Yo estoy convencido de que sí es posible, basta con diseñar una buena estrategia y adaptar la mecánica del juego a los valores y filosofía de la empresa. Desde bancos a empresas de seguros, pasando por comercios o universidades, todas las entidades pueden ofrecer un buen juego que cumpla objetivos empresariales y ofrezca diversión y premios a sus clientes.
Imagen @University of Salford distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0