Un mundo global y, por tanto, un mercado global. Así deberíamos entender la actividad de los negocios nacidos de la mano de Internet, negocios digitales que, gracias a la Red, no encuentran (o no deberían encontrar) más cortapisas a su expansión internacional que la oportunidad, la decisión y, sobre todo, el saber cómo hacerlo. Pero los datos muestran que esto no siempre es así.
Dar el salto y “cruzar el charco” no es fácil. Tal vez sea una de las decisiones de negocio más complejas, por los conocimientos de gestión comercial que exige. Quizás esto explica cómo, según los últimos datos publicados por la CEOE, tan solo el 3 % de las pequeñas y medianas empresas de nuestro país han ampliado las fronteras de su negocio.
Encontrar el momento adecuado, elegir bien los destinos, estudiar las condiciones del país al que dirigirnos, contar con las herramientas necesarias, etc. Son muchos los factores que hay que tener en cuenta antes de decidirse a apostar por la internacionalización.
Los nativos globales
Cierto es que en el caso de los negocios digitales este porcentaje es mucho mayor, motivado precisamente por su carácter digital. Internet, la tecnología que los propicia, ha hecho que la globalización sea un paso prácticamente inherente a estos negocios.
Los llamados «nativos globales» nacen con una prioridad: salir al exterior y que su mercado sea el mundo. Algo que ya es una realidad, ya que el 77% de los negocios digitales españoles vende más allá de nuestras fronteras, según un informe de Stripe, una plataforma de pagos y tesorería.
Sin embargo, su aventura no está exenta de dificultades y, salvo la tecnología, los problemas a los que se enfrentan son bastante similares a los de los negocios más tradicionales.
Obstáculos a la internacionalización
Concretamente, según dicho informe, los negocios digitales españoles señalan como principales obstáculos a la hora de internacionalizar su negocio:
- Los impuestos (38%),
- Las barreras regulatorias (36%).
- Las tarifas gubernamentales (34%).
El tiempo y el dinero invertidos en temas regulatorios y de cumplimiento también son una barrera para el crecimiento. Los negocios online afirman que gastan entre el 5,9% y el 37,8% de su beneficio neto en la regulación y el cumplimiento cada año. Además, el 38% de los encuestados aseguran que pasan semanas de su propio tiempo gestionando estos problemas regulatorios.
Salvadas las dificultades, es cierto que no es igual de sencillo vender nuestros productos en cualquier punto del planeta. Así, en el caso de los negocios digitales españoles, los países de la Unión Europea son el principal mercado con el 45%, seguidos de Norteamérica con el 12%, y China y Sudamérica con el 10%.
La tecnología, aliada de la internacionalización
Como vemos, la internacionalización de un negocio no ha sido nunca ni es hoy tarea sencilla. De hecho, ni la archiconocida Coca-Cola pudo hacerlo hasta 34 años después de su fundación. Si nos fijamos en otro “gigante” empresarial, esta vez de nuestro país, Inditex, tardó 25 años en abrir su negocio fuera.
No obstante, la tecnología ha reducido vertiginosamente estos tiempos. Los negocios online consiguen traspasar fronteras mucho antes; concretamente, el 60% de las compañías online que acceden a nuevos mercados dentro del primer año de su existencia y el 13% de ellas desde el primer día.
Internet es el responsable máximo de este impulso de la internacionalización, pero no el único. Los pagos online, el cloud computing o la publicidad online son solo algunos de los aliados para más de dos tercios de las empresas digitales consultadas por Stripe, que señalan que estas tecnologías las han ayudado en su expansión internacional, por encima del acceso a financiación (37%), infraestructura física (36%) o apoyo gubernamental (35%).
Sea como sea, lo cierto es que abrir un negocio al mundo resulta más que positivo. De hecho, de acuerdo con Stripe, existe una clara correlación entre la rapidez en que un negocio se internacionaliza y su productividad y éxito económico.
Así, y según los datos globales de este estudio, en los últimos cinco años, las empresas que se expandieron globalmente durante el primer año de su existencia crecieron 141 puntos porcentuales en ingresos y 15 puntos porcentuales más rápido en plantilla que las empresas que se expanden más lentamente a nivel internacional.