¿Qué hacer cuando la televisión solo te recuerda que puedes enfermar? Todos los que estamos pendientes de nuestros mayores en estas semanas de trepidante pulso informativo nos hemos hecho esta pregunta, y los que no, seguro que también.
Y me niego a que la recomendación sea el apagón informativo.
“Téngame informado, pero no muy informado”. Máximo Huerta desenterraba esta cita de El peregrino secreto, de John Le Carré, en Twitter, al calor de la creciente preocupación por los efectos a la sobreexposición a las noticias que esta crisis pudiera provocar.
Casi a diario mi madre lamenta la congoja que ese continuo martilleo de datos, ruedas de prensa y apurados análisis le provoca. Y esa confidencia de confinado a confinado se repite en otros muchos de mis contactos.
El 64,3% de los españoles “siente bastante o mucha incertidumbre”, según una encuesta de Ideas Action Lab (El impacto del coronavirus en estados de ánimo, hábitos y consumo, realizada entre 675 personas). Dicha encuesta también asegura que el 53% de los españoles se siente bastante o muy bien informado.
El papel de la mensajería instantánea
Pero en este caso me preocupa más saber cómo se siente ese otro 47%, casi uno de cada dos ciudadanos. Al incansable aluvión informativo, esta crisis suma una gota fina que cala más la moral colectiva: la información web y las redes sociales.
La Policía Nacional advertía a finales de marzo del registro de unas 12.000 nuevas webs sospechosas relacionadas con la pandemia, a buen seguro esa cifra se habrá multiplicado dos semanas después. Y qué decir de las redes sociales y las fake news.
Al inicial despiporre nacional por los ocurrentes memes, se sumaron luego infinidad de audios, vídeos, documentos oficiales e informaciones de dudosa credibilidad pero desasosegante efecto.
Y es que si en otros momentos cruciales las redes sociales más clásicas mostraron sus poderes desestabilizadores, en esta ocasión lo están haciendo de modo especial los servicios de mensajería instantánea.
Cuatro vías de escape a la sobreinformación
Confinados o no, en esta crisis del COVID-19 o en cualquier otra, el reto es tomar la dosis informativa necesaria para entender, analizar, concluir y participar sintiéndonos libres, no mediatizados.
1. No seas cómplice de la desinformación
La recomendación de la Policía Nacional es «blindar tus perfiles contra las fake news«. Sus cinco sencillos consejos se convierten así en la primera de las soluciones para combatir la sobreinformación o desinformación, en este caso.
- «Googlea»: una búsqueda rápida en los buscadores puede dar respuesta sobre la fiabilidad de su contenido.
- Contrasta: acude a las fuentes oficiales.
- Sospecha: una imagen corporativa, logo, sello o cualquier otro intento de hacerlo oficial no acredita por sí solo la autenticidad del documento.
- Consulta: recuerda que, aunque la información no pueda considerarse falsa estrictamente, saber quién es el emisor puede ayudar a saber si es opinión o información objetiva. En muchas ocasiones el motivo económico que promueve una determinada campaña es evidente.
- No compartas: si dudas o piensas que puede tratarse de una fake news, evita convertirte en un peón para difundir un mensaje falso.
2. Selecciona los canales de información
Una de las grandes ventajas de Internet es tener acceso a infinidad de fuentes, pero es imposible seguir todas.
Elige los canales de referencia para informarte sobre la actual pandemia, los que tú quieras, y renuncia a hacer lecturas indiscriminadas: por desgracia, el algoritmo de búsqueda tiende más a mostrar las que despiertan más curiosidad, no las que mejor resuelven las dudas o más valor aportan.
Además, es importante elegir medios con un tono adecuado, informativo y reflexivo, no trompetero e incendiario. Pero esa es una opción personal.
3. Dosifica el consumo informativo
La idea de estar pegado las 24 horas a la actualidad es tentadora en una situación como la actual, pero no conveniente. Para quienes mantienen sus obligaciones laborales es más fácil, pero si no es tu caso, elige los momentos en que te vas a informar y actúa en consecuencia.
El resto del tiempo busca otras distracciones. Mi madre ha encontrado un inesperado placer en colorear el montón de mandalas que había acumulado durante años; mi sobrina, en esculpir sus abdominales.
4. Recupera el poder más lúdico de los medios de comunicación
La misión de los grandes medios de comunicación es informar, pero también divertir y entretener.
La tecnología te permite personalizar tu parrilla con las opciones de televisión a la carta, canales de suscripción, podcast, etc. Seguramente así tendrás una dieta mucho más variada y enriquecedora que cuando esperas sentado en el sillón al próximo programa.
Y para combatir la sobreinformación también es efectivo seguir esas normas tan universales de mantener una actitud positiva, cuidar la alimentación, hacer un poco de deporte, leer y aprovechar para dormir ocho horas al día.
A saber cuándo tendremos otra oportunidad, porque informados o sobreinformados, un día de estos volveremos por fin a la normalidad.