Aunque los ciberataques a grandes empresas suelen acaparar los titulares de prensa, este mal se extiende a todas las verticales del mercado, incluyendo aquellas que se preocupan por la formación de los menores. Conozca un poco más sobre la ciberseguridad en este entorno
En la primera semana de agosto de 2023, el Secretario de Educación de Estados Unidos, Miguel Cardona, declaró: «tenemos que tomar los ciberataques a escuelas tan en serio como los ataques físicos a infraestructuras críticas».
Según el funcionario, al menos ocho distritos escolares (K-12) de este país sufrieron ciberataques significativos que provocaron interrupciones en el aprendizaje de entre tres días y tres semanas.
Pero esta noticia es apenas un ejemplo de una problemática global. En Colombia, en 2021, la Universidad Javeriana, una de las más prestigiosas del país, admitió ser víctima de un ataque de ransomware.
Este incidente llevó a que los directivos de la universidad pidieran a sus estudiantes, profesores y personal administrativo que «se abstengan de usar las redes de Internet y los sistemas tecnológicos mientras estén dentro del campus».
Retos de ciberseguridad
Estos incidentes aislados reflejan una tendencia global, ya que la ciberseguridad en los centros educativos es una tarea desafiante. Se trata de instituciones grandes, con miles de usuarios y cantidades enormes de datos.
Además, esta información es variada y sensible, abarcando desde vínculos financieros con los padres de los estudiantes hasta proyectos de investigación (propiedad intelectual), sin mencionar el derecho a la intimidad y la privacidad de los estudiantes.
Incluso muchas veces el enemigo es interno, como ocurrió en la pandemia cuando un estudiante paralizó el sistema educativo de Florida, en Estados Unidos.
Y aún peor, los propios estudiantes pueden ser cómplices de los ataques sin siquiera quererlo al compartir información contaminada o acceder a sitios fraudulentos (phishing).
Pero, a pesar de toda esta variedad y de las nuevas herramientas delictivas, el vehículo más utilizado en estos ataques es un viejo conocido: el correo electrónico.
Recomendaciones en un terreno complejo
Aunque no existe una solución mágica para abordar la ciberseguridad en el sistema educativo, se pueden establecer al menos algunas buenas prácticas para reducir las probabilidades y disminuir el impacto en caso de ataque. Algunas de estas son:
● Haga copias de seguridad periódicas de los datos
● Asegúrese de que el personal y la comunidad escolar sepan cómo reconocer y qué hacer ante correos electrónicos de phishing.
● Actualice el software y los dispositivos cuando haya parches disponibles.
● Instale programas antivirus en sus dispositivos.
Por supuesto, esto no es suficiente, ya que la ciberseguridad es más que tecnología; también es una cultura que, al igual que los estudiantes, todos debemos aprender diariamente.
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