El liderazgo es la capacidad que tiene una persona para establecer los objetivos, guiar los pasos y motivar al equipo en tiempos de incertidumbre. El liderazgo contribuye al sostenimiento de la única ventaja competitiva que conozco en la sociedad red: las personas. Ante el cambio permanente, el liderazgo tiene que adaptarse, emplear nuevas herramientas y abrirse a nuevos campos de desarrollo. No basta con considerar(se) un líder en un asunto concreto o en un empresa dada. Visto el nuevo entorno, nuestras carreras profesionales tendrán saltos, giros, parones, aceleraciones, salidas al mercado internacional y otras tantas características de cambio. Es el fundamento del nuevo entorno estratégico, que se caracteriza por ser abierto, digital, global y transparente, requiere un tipo de liderazgo diferente, que se adecúe a las empresas y a la realidad digital. Herminia Ibarra, profesora de INSEAD, es una referencia en esta materia y recomiendo algunos de sus trabajos sobre el futuro del empleo directivo, el cambio de tareas en las empresas o el liderazgo.
El nuevo liderazgo requiere actuar de forma diferente, a través del cambio permanente de posición dentro de la compañía y de sector de actividad económica. Esto significa comprender tu negocio desde todos los ángulos: como cliente, proveedor, productor, distribuidor, pero también como competidor o regulador. Esa visión amplia del negocio generará oportunidades de anticipación, adaptación y acción para el cambio. En nuestro desempeño laboral, tenemos que estar abiertos a nuevos colaboradores, que fomenten la diversidad y promuevan un estado aprendizaje diario. Os recomiendo algunas pautas para emprender el nuevo liderazgo que requieren las organizaciones.
Organiza reuniones con todo el equipo y promueve nuevas ideas fuera de tu área de conocimiento y especialización. A menudo, las reuniones son monocordes. El de ventas cuenta, el de finanzas da su visión y el de producto señala los avances. Cada uno cuenta su historia y se va a casa. Así no hay intercambio de ideas ni de perspectivas. Cambia la perspectiva: pide al de producto que diseñe un perfil profesional ideal para la gente de recursos humanos. Sugiere al financiero que salga a la calle a vender para conocer la realidad comercial del día a día. Invita a un grupo de millenials a un consejo directivo para que te cuenten sus hábitos y usos sociales. Y suma y sigue. Este experimento permitirá a los empleados conocer mejor la empresa y el punto de vista del otro lado de la mesa.
En la red, se dispara el valor de los conectores. Puedes elegir: cerrar tu organización y desenchufarte de la sociedad red o conectarte a ella y promover sus virtudes. La red premia a quien contribuye, colabora y promueve el cambio. No es buenismo, sino la capacidad de articular las estrategias, los mensajes y las acciones a través de tu empresa. Para mí, patrocinar la conversación es una de las fuentes de aprendizaje fundamentales para directivos. Para eso, organiza encuentros, invita a competidores a visitar tu negocio, reúne a tus colaboradores una vez al año, patrocina una jornada en la universidad, crea un seminario para una organización empresarial y publica en las redes.
La diversidad es fuente de riqueza. Amplía tu red de contactos y abre tu compañía a nuevos colaboradores de todo tipo. Invita a un par de desarrolladores a conocer tu negocio. Invierte tu tiempo y tu dinero en explorar cómo sería una aplicación para el móvil, cómo venderías en un mercado internacional, cómo llegarías a nuevos clientes o cómo te afectan los gigantes del negocio tecnológico. La diversidad es una competencia de los líderes digitales, para quienes las fronteras geográficas o límites territoriales no se basan en la distancia, sino en las comunidades de aprendizaje.
El liderazgo es influencia. La influencia afecta a la cuenta de resultados cuando es capaz de crear nuevas oportunidades de venta, posiciona la compañía en territorios de negocio que tienen valor añadido real y no solo comercial, se centra en aquello que es importante para el negocio aunque no sea urgente y mejora las expectativas de los empleados. Ser influyente no se compra. Es una cualidad atribuida, que depende de la confianza que generamos en nuestro entorno de stakeholders. No hay confianza si no somos capaces de ser creíbles (hechos ciertos y veraces, cuentas claras, relación transparente) y gestionamos la reputación (la percepción que se tiene de nosotros).
En suma, el liderazgo a través del cambio supone dejar de ver la compañía como un silo en un sector económico y adaptarse a los tiempos de cambio. Algunas de las ideas que hemos compartido no suponen un enorme esfuerzo de inversión económica, sino una reconceptualización de la mentalidad y las habilidades. ¿Estás preparado para el cambio?
Foto: Riccardo Romano