Estoy de bajón. Odio confesarlo, pero hay ocasiones en que el mejor tratamiento es el de exorcizar las preocupaciones en público, así que cuando acabe de escribir este post, todo deberá haber acabado.
Soy consciente, desde muy temprano nos adiestran en el escamoteo de la debilidad. Nos enseñan que exhibirla es expresión de falta de coraje, pero creo que hay que ser valiente para reconocer la propia flaqueza, y desde luego es un buen paso para desactivarla. Eso sí, una vez asumida, no hay espacio para la autocompasión, hay que pasar a la acción.
En mi caso, no puedo evitarlo, me lleva a cuestionarme muchas cosas, la mayoría podría resumirse en: ¿lo estoy haciendo bien? Y sobre cinco puntos que considero esenciales para el emprendedor y el profesional, comparto unas reflexiones y duros aprendizajes en este momento de debilidad.
Si caminas solo, irás más rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos.
Proverbio chino
Lección 1: Sobre aprender a delegar
Creo haber dicho ya en esta bitácora que lo considero uno de los principales frenos en la gestión de las pymes. En muchas empresas marcadas por la personalidad de su impulsor veo la obsesión del ‘jefe’ por llegar a todo: «no os puedo dejar solos ni un momento».
Hay que asumirlo, claro que no podemos hacer todo, pero tampoco es posible la supervisión continua del empleado y los colaboradores. Y no es fácil, es como cuando un padre o madre despide a su hijo en su primer paseo en bicicleta, el niño marcha con autonomía, pero la mente de los progenitores queda atrapada en esos pedales, bloqueando el ejercicio de cualquier otra tarea.
Solo cuando aprendemos a confiar en el otro delegamos de verdad, dejando hacer, y asumiendo sus consecuencias, éxitos y fracasos. Tenemos que combatir esos roles invasivos asumiendo que el proyecto no solo depende de tu quehacer.
Y también es fundamental una buena comunicación. Aprender a explicarse y a escuchar son acciones elementales para la delegación efectiva. Solo cuando ha habido una buena transmisión de la información aseguramos que el proyecto se asumirá conforme a lo planeado: como en el laberinto, el camino es variado, pero la meta única. Para ello, el jefe debe tener claro qué quiere, pero también practicar una necesaria escucha activa que permita saber si el mensaje se ha comprendido, si se han solventado las dudas, etc.
Lo más importante que aprendí a hacer después de los 40 años fue decir no cuando es no
Gabriel García Márquez
Lección 2: Sobre aprender a decir no
Por el miedo a crear un conflicto, a perder una oportunidad, a no ayudar o, simplemente, a ser maleducado aceptamos infinidad de propuestas y colaboraciones, a sabiendas de que no van a aportar nada. Creo que los profesionales deben ser generosos, pero también deben tener presente que hay propuestas que desorientan, consumen esfuerzos, recursos y tiempo: ¿te lo puedes permitir?
En estas situaciones conviene escuchar con atención, valorar, tomar una rápida decisión y comunicarla con convencimiento. Entrar en vacuas negociaciones cuando no hay un interés real, solo sirve para despertar falsas expectativas. Me parece una norma de cortesía básica dar una explicación razonada del rechazo pero, por desgracia, en demasiadas ocasiones solo sirve para liar más la situación; según qué interlocutor, muchas veces prefiero mostrar mi yo más rotundo: «lo siento mucho, pero no es el momento. Te deseo mucho éxito con la iniciativa».
Soy consciente de que muchos no estarán de acuerdo con este comentario, más hoy en que todos -yo mismo- ensalzamos la cultura de la colaboración. Ya dije que debemos ser generosos, pero tengo la sensación de que son muchos los que, amparados en este espíritu, se aplican la ley del embudo, invitando a embarcarte en proyectos en los que solo hay un claro ganador, y no soy yo.
Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo
Albert Einstein
Lección 3: Sobre aprender a hacer las cosas de otro modo
Qué difícil es escapar a los hábitos. Modelos de hacer y comportamientos que se instalan en nuestro día a día sin pedir permiso, tiñendo nuestro trabajo de la infinita gama de grises. Creo en la repetición y la constancia como facilitadores de la excelencia, pero siempre que no supediten nuestra creatividad.
Como decía Einstein en el contexto de la cita, la respuesta acertada a una misma pregunta hoy puede ser diferente a la de mañana. Acomodarnos en lo que sabemos que funciona no deja de esconder cierta aversión al éxito, al éxito real, al de sorprender con nuevas respuestas.
Hace falta la autoconfianza necesaria para asumir riesgos que nos lleven a nuevos resultados, pero no debemos esperar a que sean las circunstancias las que nos impongan esa necesidad de cambio. Cuando a estas alturas un empresario me comenta que va a empezar a trabajar en venta online y comunicación en redes sociales, porque sus clientes están envejeciendo, solo se me ocurre decirle: ¿a qué estabas esperando?
Aprender a responder de un modo diferente también tiene mucho de vencer el miedo al error. Asumir que esa posibilidad siempre está presente, por lo que más que frenar nuestra creatividad debe servir para actuar con sana cautela. Se puede experimentar con el cambio como si estuviéramos en un laboratorio, probar nuevas soluciones en tareas diarias, en el lanzamiento de productos propios, con los clientes de mayor confianza o incluso ofreciéndolas a potenciales clientes, el mayor fracaso es no intentarlo.
Cuando el estudiante está preparado, el maestro aparece
Proverbio budista
Lección 4: Sobre aprender a aprender
Otra de las dudas siempre presente en los momentos de bajón es si realmente estoy capacitado para responder a las nuevas exigencias del mercado. Es evidente que la respuesta es que nunca se está lo suficientemente preparado, y eso me lleva a pensar en mi formación.
Empezando por el diario de la lectura, hay muchos modelos de aprendizaje, y todos ellos valiosos, sin embargo, me gusta confiar en el enseñante profesional. En los últimos años la formación ha dado un paso de gigante en nuestro país, tanto en calidad como en variedad. Y en un momento de profundas y rápidas transformaciones considero fundamental que seamos capaces de reservar tiempo para la formación, una o dos cortas al año y otra más profunda cada tres podrían ser una buena dosis. Una necesidad casi vital en el siglo de la constante reinvención profesional, sobre la que no hay que insistir más.
La mayor victoria está en vencerse a sí mismo
Pedro Calderón de la Barca
Lección 5: Sobre aprender a ser diferente
La diferencia es uno de los atributos más valorados por el mercado, y por muy pedante que pueda sonar, creo que el profesional debe trabajar su propia diferencia. Casi como resumen de todo lo compartido hasta ahora, construir un perfil profesional único es, en la medida en que responda a las necesidades reales de la demanda, garantía de éxito.
Nada fácil conseguirlo, pero sin duda es una meta que bien merece el esfuerzo, máximo ahora que las estrategias de marca personal permiten darle una visibilidad desconocida hasta hace muy poco.
Lo decía al principio de este post, exorcizar nuestros miedos y dudas lleva a la reconciliación con uno mismo.
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