Jornada no lineal, un modo de trabajar cada vez más en auge

El éxito de la jornada no lineal

Desde la pandemia, los términos ‘flexibilidad’, ‘híbrido’ o ‘remoto’ nos acompañan a la hora de hablar de nuestras jornadas laborales.

La rigidez de la presencialidad se ha desdibujado y han aflorado nuevas fórmulas para desarrollar nuestro trabajo, siempre desde un mismo enfoque: organizarlo en torno a nuestras prioridades personales.

De esta manera, un domingo puede ser un día laborable y, por los mismos motivos, un martes, un día de descanso. Es lo que se denomina jornada no lineal. Es decir, jornadas asíncronas y que se adaptan a nuestra vida personal.

Esta nueva organización supone una ruptura cultural con lo que tradicionalmente se ha entendido como “trabajo” y amplia los horizontes del concepto en sí. Lo importante es sacar el trabajo adelante, no el día o la hora en que lo haces.

Se trabaja por objetivos o por proyectos, no por horarios establecidos. Un nuevo sistema por el que se rigen numerosos autónomos y al que muchos otros aspiran, pero ni todos los negocios permiten adaptarse a este nuevo escenario, ni es tan fácil como decir qué días se trabaja y cuáles no. Implica tener una estructura y, sobre todo, una nueva mentalidad.

¿Qué es una jornada no lineal?

Mucha gente piensa que quien trabaja en domingo lo hace obligado o por necesidad, nunca por elección propia. Sin embargo, muchos autónomos disponen de su jornada laboral de lunes a domingo, no porque trabajen todos los días, sino porque eligen sus horarios y días de trabajo.

Y no solo son por cuestiones personales, también por situaciones imprevistas. Hay días malos, sin más. Días en los que te levantas bloqueado, no te concentras y la inspiración se ha ido de paseo. Días sin ganas de hacer nada. En estos casos, lo mejor que puedes hacer es dejar lo que estás haciendo y desconectar. Salir, despejarte un poco, porque romper con la rutina suele dar buen resultado.

En una jornada tradicional, de 9 de la mañana a 6 de la tarde, no podríamos hacer estos paréntesis. Mientras que, en una jornada no lineal, trabajar en modo “ráfaga” es mucho más corriente, porque el trabajo se organiza en torno a la productividad y las horas dejan de tener ese sentido tan estricto de presencialidad.

Desde esta perspectiva, es el trabajador quien organiza su jornada laboral y estructura su día a día, atendiendo a factores como resultados, tiempos de descanso, días libres o imprevistos.  


Barreras culturales, no tecnológicas  

A finales de los años 90 del pasado siglo, cuando Internet ya asomaba en las oficinas, comenzamos a darnos cuenta de que gran parte de nuestro trabajo podía realizarse sin necesidad de estar físicamente en la oficina.

Culturalmente aún no estábamos preparados para adoptar jornadas híbridas, en remoto o no lineales. El trabajo se realizaba en fábricas, oficinas, talleres, tiendas, etc., y la casa de cada uno era eso, el hogar, el espacio para la vida personal e íntima.

En la actualidad, esa frontera no existe. Y culturalmente también han desaparecido las barreras que nos impedían adoptar jornadas de trabajo diferentes a las establecidas. Son tiempos nuevos en los que los propios trabajadores organizan sus jornadas laborales, no sus jefes, ni sus clientes. Los autónomos, cuya actividad se lo permite, trabajan bajo este prisma desde hace tiempo.

Cómo comenzar a trabajar con patrones de trabajo asíncrono

No solo se trata de decidir cuándo trabajar, sino también cómo hacerlo. Estos son algunos consejos para conseguirlo:

Cuidado con el caos. Mantén a raya el desorden hasta que tú mismo comiences a sentirte cómodo con este nuevo sistema de trabajo. Date cuenta de que pasas de trabajar de un sistema rígido con unas horas fijas muy marcadas y concentradas en tramos horarios a organizarte según seas más productivo. En estas primeras fases, evalúate y analiza posibles puntos de mejora.

¿Búho o alondra? Hay personas que son mucho más productivas a primera hora de la mañana, mientras que otras sacan lo mejor de sí mismas en la franja nocturna. Da igual si concentras tus horas de trabajo en la mañana o la tarde, o si prefieres trabajar de manera fragmentada en distintas ráfagas durante el día, el caso es que establezcas un patrón. Aprovéchalo para concentrar tu trabajo en esas horas.

Establece horarios. Aunque parezca contradictorio con todo lo explicado anteriormente, es conveniente establecer un horario para no acabar trabajando todo el día. Al principio, puede causarte un poco de desconcierto, sobre todo si eliges trabajar de manera dispersa a lo largo de varios tramos horarios en el día, y si no te organizas bien, puedes acabar trabajando de sol a sol.

Planifica y organiza. Si lo que estás buscando son tiempos efectivos de trabajo para ser totalmente productivo, la organización y la planificación son factores muy importantes en tu día a día. No tienes por qué trabajar todos los días en los mismos proyectos. Se trata de racionalizar tu trabajo y organizarlo según fechas de entrega, urgencia de los mismos, etc.

Identifica procedimientos para ser más productivo, como pueden ser las herramientas colaborativas, los canales de comunicación, tiempos y frecuencias de reuniones o cualquier otro aspecto que te ayude a que las horas que dediques a trabajar sean totalmente efectivas. 

Imagen de Freepik

Exit mobile version