Hace unas semanas, en una reunión con Jordi Giménez, general manager de una nueva iniciativa de comercio electrónico que se está incubando para su lanzamiento a principios de marzo, me proponía participar en el proyecto. Después de escuchar su propuesta y las tareas que debería realizar, me dijo muy convencido que este tipo de responsabilidades las asume el «interim manager«. Reconocí, como lo hago hoy aquí, que desconocía esta nueva figura dentro de las compañías actuales, pero ¿por qué digo nueva?, si de nueva no tiene nada.
Llegué a casa muy ilusionado con la oportunidad que se me ofrecía en el proyecto eCommerce, y empecé a buscar información sobre los interim managers. Y aquí va un resumen de la información recopilada:
¿Qué es un interim manager? Un directivo con experiencia contratado por un tiempo parcial o determinado. Dependiendo de la misión, es reclutado expresamente con el objetivo de dirigir una situación excepcional o proyecto específico, a fin de conseguir los objetivos marcados en el período determinado. Un interim manager se adapta a las necesidades de la compañía que pueden ser, por ausencia temporal de otro directivo, para gestionar una crisis determinada o para liderar proyectos o cambios de estrategias.
¿Por qué nace la figura del interim manager?
La figura nace, básicamente, para suplir a un directivo durante su ausencia o baja temporal hasta la fecha de su vuelta. La falta de tiempo de los actuales directivos, debido a que realizan sus tareas y responsabilidades del día a día, obliga a contratar un interim manager para ocupar la vacante.
En algunos casos se contrata este tipo de perfil para redirigir la compañía (o algún departamento concreto) y sacarla de situaciones extremas, como puede ser un concurso de acreedores. La falta de experiencia necesaria de los ejecutivos o directivos en estas situaciones para liderar o realizar de manera efectiva los cambios necesarios, es el motivo principal de su contratación. Las tareas más habituales son la reorganización empresarial, gestión y solución de problemas conflictivos y dirección de los procesos para lograr la viabilidad y rentabilidad de la compañía.
Otro de los motivos por el cual se contrata a un interim manager (y el más interesante) es la dirección de un proyecto concreto desde su inicio hasta su fin, ya sea una compañía consolidada que “lanza” nuevos productos a nuevos mercados, o una startup. En el caso de la compañía consolidada, los objetivos están bien marcados, las responsabilidades pasan por saber gestionar a un equipo de personas, ya sean trabajadores de la compañía o externos, y liderar los cambios estructurales consecuencia de las estrategias marcadas desde la dirección general y así conseguir los resultados esperados.
En el caso de una startup, no hay mucha diferencia, pero la falta de conocimientos para gestionar el proyecto o los cambios necesarios para lograr los objetivos, son un motivo de peso. En este caso, la organización de tareas va ligada a la gestión de equipos multidisciplinares para conseguir reducir los costes globales del proyecto y lograr el “despegue” del mismo. El desarrollo, planificación y control son la pieza clave para lograr el éxito del proyecto.
Casualidades de la vida, hablé hace pocos días con Verónica Montesinos, alumna del posgrado de marketing digital en una escuela de negocios, donde tengo la suerte de realizar clases de comercio electrónico, y le expliqué el proyecto de Jordi. Por su larga experiencia en el mundo de la consultoría, me comentó que la figura del interim manager se ofrecía a compañías en periodo de transición o cambio, para poder contar con directivos expertos con unos objetivos muy concretos en un periodo limitado de tiempo. Me comentó que las responsabilidades del interim manager son mayores que las de un consultor, por el hecho de tener que realizar cambios críticos o liderar nuevos retos y desafíos; donde la experiencia como directivo, el liderazgo de equipos, los conocimientos del sector y el compromiso con el proyecto son imprescindibles.
Esta figura existe hace más de 35 años en Inglaterra y Estados Unidos, donde está plenamente extendida, en España cada día son más las compañías que recurren a este perfil. Aun teniendo en cuenta todas las ventajas que ofrece esta solución, no es fácil la adaptación para las compañías, principalmente por la falta de confianza en los directivos temporales para temas estratégicos, y hacia los candidatos; por ello muchas veces solo se contempla esta fórmula cuando se carece de otras opciones de directivos senior no vocacionales.
El valor añadido que ofrece este tipo de figura en una compañía se puede resumir en un retorno de la inversión, debido a que cobran según los objetivos obtenidos o el éxito del proyecto; en la experiencia y los conocimientos para lograr ser más productivos y poder ganar tiempo de ejecución; en el compromiso, profesionalidad e interés en las tareas y el proyecto global; en la rapidez y eficacia de sus responsabilidades gracias a su perspectiva y credibilidad para iniciar y efectuar cambios en la compañía y participar como “especialista-experto-profesional” no condicionado para gestionar y dirigir a equipos de personas.
Espero que este post os haya sido útil para saber más sobre estas nuevas oportunidades que aparecen en el siglo XXI; a mí me ilusiona y me motiva ser interim manager de Rebel Blood, a partir de ahora manos a la obra. ¡Vamos allá!
Foto: photorack