¿Qué peso puede soportar cada una de las piezas de un tren de aterrizaje durante el despegue para evitar el colapso? Idaero es una empresa de ingeniería madrileña especializada en diseño y cálculo estructural que responde a diario a esta y otras muchas preguntas llegadas desde diferentes sectores industriales.
Este proyecto nació en 2010 por iniciativa de los amigos Antonio Ena, Roberto García y Enrique García, tres ingenieros que, tras años de servicio en empresas, decidieron dar alas a su sueño emprendedor apostando por la innovación y la calidad. Y es así como esta historia se convierte también en aleccionador ejemplo de la importancia de la reinvención profesional en el siglo XXI.
“Desde el primer momento planteamos que el objetivo era hacer una ingeniería muy selectiva y de calidad”, explica Roberto García (en el centro de la foto). Su socio Antonio Ena (a la derecha de la imagen) amplía la idea: “Éramos conscientes de que en épocas de alta demanda del mercado casi todo vale, pero solo las ingenierías de calidad sobreviven cuando el mercado entra en crisis”. Una apuesta por la calidad que aunque daba estabilidad, también limitaba la capacidad de expansión de Idaero.
“Los servicios de ingeniería especializada tienen un techo bajo de crecimiento, sobre todo para una empresa pequeña”, coinciden en señalar. Pero lejos de que esta reflexión les condujera a la resignación, inspiró la que quizá se convierta en la decisión más estratégica de la compañía: dar el paso de empresa de servicios a venta de producto. Pensaron que el desarrollo de un producto exclusivo e innovador podría ayudar a la compañía a pensar en grande, incluso como actor internacional, de hecho un 30% de sus ventas ya llegan desde el exterior.
Tu conocimiento puede convertirte en único
Pero ¿qué podía aportar de nuevo al mercado una ingeniería especializada sobre todo en diseño y cálculo de resistencia de piezas para aviones? Y en la pregunta estaba la mejor respuesta: su saber hacer en un conocimiento que les había convertido en reconocidos especialistas. “Era importante poner en valor nuestra experiencia de años, porque para innovar en sectores tecnológicos tan especializados, debes tener un buen conocimiento del sector”, explican.
Y es así como nace Nax2cell, un software en el que Idaero ha volcado su pericia en los modelos de simulación. “Nos dimos cuenta de que nosotros éramos usuarios de ese tipo de herramientas y estábamos convencidos de que podíamos mejorarlas”, añade Roberto García. Y es así como en los últimos cinco años, al mismo tiempo que desarrollaban sus encargos de ingeniería, iban gestando una herramienta propia que les convertiría en más eficientes en su trabajo interno, abriendo las puertas a una segunda línea de negocio: su comercialización a terceros.
Este software permite calcular la resistencia de cualquier pieza de un mecanismo o producto que tenga que garantizar ciertos niveles de carga y tensión. Como explican sus creadores, eso es aplicable a una determinada pieza que forma parte de un tren o un tractor o a la pantalla de un smartphone, para conocer su resistencia frente a caídas.
De este modo, Nax2cell es de utilidad en sectores como el aeronáutico y espacial, el de electrónica, eólico o automovilístico. Pero su vocación no es ser una alternativa más a este tipo de cálculos, sino la herramienta más efectiva: “Nuestra principal ventaja es el ahorro de tiempo, reducimos de forma muy significativa el trabajo que hace un simulador, y el tiempo vale mucho dinero en estas industrias”.
Cómo acelerar las ventas
Nax2cell es también ejemplo de esa corriente de colaboración entre empresas que el modelo startup está poniendo en valor, y que tanto recorrido ofrece aún. Idaero consiguió involucrar a alguno de sus clientes más cercanos en los tests de producto, recabando ese valioso feedback para mejorarlo en la fase beta, con una esperanzadora recompensa: “Finalmente aquellos que fueron los primeros en testearla también han sido los primeros en contratarla”, explica Antonio.
Pero en Idaero son conscientes de que para el modesto músculo financiero de una pyme, dar a conocer un producto de estas características en todo el mundo puede llevar años. Y lo que para muchas empresas sería un insalvable hándicap, aquí de nuevo se convierte en un estimulante reto: “Queremos llegar a las empresas tractoras de cada sector, porque tenemos claro que si conseguimos entrar en cada ecosistema por la puerta principal e integradora, luego todo será más fácil”, explica Ena.
Identificar a las empresas objetivo permite concentrar y dosificar los esfuerzos, pero sobre todo ser más efectivos. Una de esas organizaciones es la Agencia Espacial Europea (ESA), que está ya probando la herramienta: “Las expectativas son inmejorables, y con ese sello de confianza, pensamos que todo va a ser más sencillo”, asegura Ena.
Voluntad y flexibilidad
De hecho, este proyecto ya convenció a la Agencia Espacial Europea, que reconoció el potencial innovador de Idaero abriéndoles las puertas del ESA-BIC (Business Incubation Centre) impulsado por esta organización en la Comunidad de Madrid. En sus instalaciones de la Universidad Politécnica los cerca de 20 miembros del equipo trabajan para convertir Nax2cell “en un referente de las herramientas de simulación del mundo”.
Tras los cinco años que estos emprendedores han empleado en el desarrollo de su innovador software, y ahora que llega la hora de la verdad, Roberto García identifica como una de sus claves de éxito no haber tenido prisa: “Si te metes a emprendedor, es mejor no buscar el éxito económico inmediato, porque primer debes aprender muchas cosas”. Una paciencia que Ena identifica como flexible: “Hay que tener mucha voluntad, pero también mucha flexibilidad. Solo así vas a poder identificar ese posible cambio de dirección que te consolida, en muchos casos, señalado por los requerimientos del propio cliente”.