¿Has olvidado cuál es tu negocio?

La actividad principal de un negocio no siempre es la más rentable. El escaso margen comercial de algunos productos o líneas de negocio obliga a muchos negocios a apoyarse en la venta de accesorios o productos complementarios para aumentar el margen medio y la rentabilidad.

Veamos unos ejemplos:

Cuando se olvida el negocio principal

Es evidente que un negocio debe ser rentable, pero no lo es menos que se debe a sus clientes. Desde la óptica del cliente, una panadería es el lugar al que se va principalmente a comprar pan, como el cine es el lugar al que se va a ver películas.

Sin embargo, la excesiva focalización en la venta de estos productos adicionales puede complicar o desvirtuar de tal manera la compra del producto principal que termine provocando que el cliente renuncie a comprar el producto o decida hacerlo en otro negocio. Según la gravedad de la molestia generada al cliente, se puede perder la venta y el cliente.

Algunas de las situaciones que se producen en estos casos y que pueden incidir negativamente en la venta son:

Por lo tanto, la actividad principal del negocio debe quedar clara y su protagonismo debe ser indudable, porque suele ser esta actividad la que genera, principalmente, el flujo de clientes.

La venta de productos complementarios y accesorios es recomendable y puede añadir valor a la venta, si está bien hecha. Si no es así, conviene replantearse la selección y gama de productos complementarios que se van a vender, el espacio dedicado a ellos y los métodos para conseguir aumentar las ventas, con el fin de evitar que alguno de estos factores afecte a la venta de los productos y servicios principales.

 

Imagen:  @forkist distribuida bajo licencia Creative Commons BY-2.0

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