España, el sexto país del mundo donde se producen más hurtos en tiendas

Ya está aquí. La campaña de Navidad del comercio español empezó en noviembre y durante unas semanas las cajas registradoras nos regalarán los oídos con su agradable tilín. Cada familia española gastará 684 euros, un 10% más que en el año pasado según un estudio de Deloitte, pero es también en estas fechas cuando más robos y fraudes en el pago se producen.

El coste de la pérdida desconocida en el comercio español se cifra en 5.500 millones de dólares, lo que supone el 2,21% de la venta minorista. Continuando con el análisis del Barómetro Mundial del Hurto 2015, realizado por la empresa Checkpoint, España ocupa el sexto país del mundo, con una incidencia el 1,82% superior a la media europea, siendo los meses de noviembre y diciembre los de mayor actividad.

 

Pérdida desconocida

Para una mejor gestión, conviene saber la incidencia de cada uno de los cuatro factores que se contemplan en la pérdida desconocida, donde el citado estudio aporta unos porcentajes que pueden sorprender a más de uno:

Si se analiza exclusivamente la incidencia del hurto externo, podemos conocer las preferencias de los amigos de lo ajeno a la hora de elegir víctima, y en qué porcentaje impacta en la pérdida desconocida, según el modelo de negocio:

Cómo se protege el comercio

Las cámaras de seguridad, presentes en el 67% de los negocios de los participantes en el estudio de Checkpoint, y los vigilantes de seguridad (en el 50%) son las dos medidas más implantadas para combatir el hurto. Sin embargo, cada vez se diversifica más la lucha:

 

Sin embargo, esta estadística no recoge la realidad de muchos de los comerciantes españoles, de modo especial, los independientes donde no siempre se puede asumir este sobrecoste, circunstancia que tampoco puede dejarnos de brazos cruzados. Para estos supuestos buscamos el consejo de la Policía Nacional en su Guía Comercio Seguro.

Es importante responder a preguntas como: ¿qué medidas de seguridad dispongo en mi tienda?, ¿son adecuadas al tipo de negocio?, ¿estoy en contacto con los comerciantes de mi entorno?, ¿tengo a mano los teléfonos de emergencia?, ¿he contratado algún seguro que cubra este tipo de incidencias?, ¿dónde guardo la recaudación?, ¿sé cómo actuar frente a un robo?

De la respuesta a estas preguntas podrás concluir cómo te preparas para este tipo de contingencias, pero a continuación resumimos algunas de sus recomendaciones:

Si dudas de la legalidad de una tarjeta, no debes realizar el cobro. Es un momento en que se debe evitar cualquier confrontación con el supuesto cliente, por lo que se puede argumentar cualquier excusa sobre el funcionamiento de la línea o el sistema de cobro. Hay que tener en cuenta que este tipo de prácticas están asociadas a compras compulsivas, sobre todo en las que se seleccionan objetos sin mucha coherencia y con el único nexo común de su valor. Si es posible, hay que avisar con discreción al personal de seguridad. Si no se dispone de este servicio, hay que asegurarse de que el sujeto ha abandonado la tienda, para avisar a la Policía y a otros establecimientos de la zona para advertirles.

Sospecha de un billete falso. Aunque el euro ofrece un sistema de billetes de alta seguridad (impresión calcográfica, marca de agua, hilo de seguridad, etc.), la falsificación existe, la más común es con billetes de 50 euros. Hay que avisar al servicio de seguridad del negocio o a la Policía, de nuevo eludiendo cualquier enfrentamiento personal, e informándole de que puede haber sido víctima de una estafa. Si el supuesto cliente quiere irse, no se le debe detener, pero sí fijarse en sus rasgos más característicos (físico, tatuajes, cicatrices, vestimenta, vehículo, acompañantes, etc.) para su posterior identificación. Si pese a las cautelas ‘nos colocan’ un billete falsificado, estamos obligados a notificarlo; desprendernos de él por otras vías, puede dar lugar a un delito o falta penal.

Las falsificaciones también llegan al comercio con total desconocimiento de su gestor, a través de proveedores fraudulentos. Las medidas que se recomiendan para que no nos den gato por liebre son: exigir al proveedor o distribuidor una factura correcta, desconfiar de los precios por debajo de los habituales, examinar la mercancía en el momento de la entrega. Si pese a todo entra en nuestro establecimiento un producto falso, se debe colaborar con los cuerpos de seguridad del Estado para identificar su procedencia.

Otras precauciones

 Foto: Corona

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