¿Es una locura que tus empleados hagan prácticas en otra empresa?

Desde que existen las becas Erasmus –y ya van más de 25 años– también existen ayudas europeas en el marco del Programa Leonardo da Vinci para que las pymes envíen a sus empleados a períodos de aprendizaje práctico en una empresa extranjera de un mínimo de 2 y un máximo de 26 semanas. Esto, que en un primer vistazo puede parecer un disparate o directamente una locura, ¿podría en realidad contribuir al aumento de la ventaja competitiva de la pyme?

Lo cierto es que estos proyectos han tenido escaso éxito hasta ahora. En mi opinión, esto se debe a dos razones:

  1. Pese a los beneficios –en teoría– evidentes, las pymes no se pueden permitir prescindir de un trabajador durante semanas. De meses, por supuesto, ni hablar.
  2. La burocracia que conlleva la obtención de dichas ayudas está muy alejada de la realidad de las pymes. Supone un coste de gestión a menudo inasumible, sobre todo para las empresas pequeñas.

Sin embargo, plantear períodos de aprendizaje por observación (job shadowing) en otra empresa para empleados de una pyme no es una idea del todo descabellada. Creo que merece la pena revisarla ahora que ya es evidente que el aprendizaje a lo largo de la vida ha venido para quedarse. Eso sí, es necesario darle el enfoque adecuado.

El enfoque que sí puede funcionar

Cámaras de comercio, asociaciones profesionales y otras instituciones de dinamización del tejido empresarial han propuesto en varias ocasiones, como acción de formación continua, períodos de prácticas en el extranjero para empleados de pymes. El punto débil de estas propuestas suele estar en no conectar la acción con los objetivos de negocio de la empresa. Cualquier acción de formación en una pyme debería ser medible en los términos del negocio concreto al que se dedica la empresa, y aún más si se trata de algo tan costoso como la formación de un empleado. El enfoque genérico a modo de una talla única que proponen muchos proyectos no funciona en este caso.

Sí pueden funcionar los enfoques que vayan desde dentro hacia fuera. Que contemplen los periodos de formación como una herramienta más para alcanzar un objetivo de negocio, a veces una de las más adecuadas. Dos áreas en las que podría encajar fácilmente son la internacionalización y la innovación.

Pasos para hacerlo

El primer paso en el planteamiento de un posible periodo de aprendizaje de un empleado es, como hemos visto, preguntarse por su valor estratégico para el negocio de la pyme. Los demás pasos, que listamos a continuación, sólo tienen sentido después:

En resumen, estas prácticas para empleados pueden ser una herramienta de aprendizaje de alto impacto en la pyme, en la que bien puede merecer la pena invertir. Sobre todo si entendemos que, más que una solución «llave en mano», son –igual que la innovación– un proceso y no un suceso.

 

Foto: A medieval baker with his apprentice. The Bodleian Library. En Dominio Público.

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