El éxito es peligroso. Uno empieza a copiarse a sí mismo; y copiarse a sí mismo es más peligroso que copiar a los otros. Conduce a la esterilidad. Pablo Picasso.
La transformación a la que nos estamos viendo sometidos hace que los cambios sean constantes. El nivel de incertidumbre que tenemos que asumir en las empresas es más alto y, por ende, también lo es el nivel de estrés que acompaña a cada directivo.
El objetivo del artículo es poner énfasis en los cambios y en el peligro de no entenderlos, muchas veces por creer que todo el sector está equivocado y somos nosotros los que estamos en la buena senda, otras por la ceguera y la obcecación del directivo que, incapaz de ver la transformación, prefiere quemar las naves antes de virar. Y finalmente por lo que podríamos llamar falta de un equipo de alto rendimiento que te ayude y se comprometa a liderar la transformación que necesita la organización.
Hace no mucho tiempo las comidas de empresa eran habituales y poder conseguir una reserva en los restaurantes de moda era equiparable a un trofeo de caza mayor. Vino la crisis y nos golpeó por igual a restauradores y comensales. La política de comidas de empresa sufrió un duro varapalo y conseguir autorización para poder invitar a comer a un cliente se convirtió en misión imposible.
Los restauradores que empezaron a visualizar el cambio se adaptaron y comenzaron a transformar sus negocios en gastrobares, ofrecían menús más económicos y mayoritariamente de tapas.
Somos sociales por naturaleza y al final nos gusta ver un partido de fútbol, una película o simplemente juntarnos en grupo para degustar una cena. Pudimos ver cómo parte de ese consumo que se desaceleraba en los restaurantes, se trasladaba a los supermercados. Pasamos de consumir en restaurantes a comprar en el supermercado y compartir la cena en casa con amigos.
Los restaurantes que no supieron ver el cambio creyeron que este consistía en tener restaurantes más amplios, reducir espacio en la cocina y ampliar metros de sala (espacio de ventas). También hicieron fuertes desembolsos en decoradores, marketing online, invitar a influencers, fichar agencias, etc. Cualquier cosa menos invertir en lo importante: tratar de entender los cambios, anticiparse, adaptarse y actuar una vez que tengamos claro hacia dónde se dirige nuestro negocio.
Nuevos modelos de negocio
Por los movimientos que estamos viendo, el consumidor se siente cómodo agasajando a sus amigos en casa, y lo que quiere es pedir la comida a su restaurante de referencia y que las empresas de última milla se lo lleven en menos de una hora.
La tendencia en los restaurantes es invertir el reparto de metros que hicieron años atrás, si antes lo que querían eran muchos metros de sala y pocos de cocina, ahora lo que quieren es metros de cocina, un mostrador para poder atender y entregar los pedidos a los repartidores y poco espacio de sala, ya que cada vez tienen menos mesas ocupadas.
Cuando se descubre que se está cabalgando un caballo muerto, la mejor estrategia es desmontar. Proverbio sioux.
Para poder saber en qué posición se encuentra nuestro negocio, debemos cuestionarnos algunas cosas:
- ¿Tiene salud nuestro caballo? O, lo que es lo mismo, ¿tiene nuestro negocio «recursos» para aguantar los cambios en los que estamos inmersos?
- ¿Estamos visualizando los cambios que se están produciendo en el modelo de negocio de otros sectores y que más temprano que tarde nos pueden afectar?
- ¿Dedicamos tiempo y recursos a pensar cómo podemos anticiparnos a los cambios?
- ¿Cuánto tiempo necesitamos para adaptar nuestro negocio a los cambios, por pequeños que estos sean?
Hemos utilizado el símil de los restaurantes, pero podríamos haber empleado cualquier otro sector. Lo importante en cualquier negocio es el aprendizaje. Por ello, anticípate a los cambios. Si te anticipas, contarás con ventaja. Adapta tu negocio y a tu equipo a la nueva forma de hacer negocios. Acciona todas las palancas que puedas para hacer visible la propuesta de valor de tu negocio. Solo así lograrás sobrevivir.