Hemos vuelto de las vacaciones. Venimos con las pilas cargadas, energías renovadas, ideas en la cabeza e incluso nos hemos atrevido a perfilar una idea de negocio con los amiguetes en el chiringuito.
Y ahora toca contársela a los posibles socios, todo ello con gran secretismo, porque creemos que vamos a reinventar la pólvora.
Hemos descubierto que tenemos madera de emprendedor y además para interiorizar más nuestro deseo nos hemos comprado el libro “Ser emprendedor en una semana”. Lo hemos leído con mucha atención, hemos hecho el plan de negocio en un folio y además pensamos que tendremos beneficios desde el minuto uno.
Seamos realistas, emprender -como muchas cosas en la vida- necesita tiempo, maduración, elegir bien a los socios, seleccionar un producto o servicio, tener claro quién es nuestro cliente y por qué nos va a comprar a nosotros y no a la competencia, saber cuál es nuestra propuesta de valor, etc.
Cuando tengamos claras todas las cuestiones anteriores, ha llegado la hora de hacer un plan de negocio (business plan) serio, riguroso, con tres escenarios posibles:
- Optimista, se van a cumplir los escenarios que hemos diseñado.
- Realista, el modelo de negocio es correcto, pero el mercado no compra al ritmo que nosotros habíamos previsto. Por tanto, tendremos que poner en marcha acciones correctoras.
- Pesimista, no vendemos un colín, fuimos ambiciosos en nuestros planteamientos, al consumidor no le gusta nuestro producto, no hemos sabido transmitirle sus bondades, o no estamos vendiendo en los canales donde nuestro consumidor tiene presencia.
Cuando tengamos el plan de negocio consensuado con nuestros socios (en caso de que los hubiera), toca hablar de las necesidades financieras:
- ¿Qué inversión inicial necesito?
- ¿Para cuándo tendremos los primeros ingresos?
- ¿Cuánto me cuesta abrir todos los días las puertas de mi negocio (físico versus online).
- ¿De dónde vamos a sacar el dinero? Muchos activáis el pago único de la prestación y lo metéis en una franquicia. Me parece muy bien, a la vez que valiente por vuestra parte, pero ¿después que? Emprender no es fácil y tiene muchos altibajos.
El emprendedor no se puede descapitalizar o a la primera de cambio no podrá subsistir. Los números (finanzas y contabilidad) nos gustan poco a la mayoría, pero tienen un peso específico para el emprendedor que en muchos casos es la llave del éxito o el fracaso de su proyecto.
Emprender o no emprender, ¿es esa la cuestión?
La verdad es que para mí la cuestión es emprender, sí. Pero con un plan de negocio sólido, coherente, con un análisis riguroso de la situación de mi empresa y del sector en el que me voy a centrar. Habiendo investigado a mis clientes, sus hábitos de consumo, presupuesto, franja horaria y canales de compra y teniendo siempre claros mis objetivos, el producto mínimo viable (PMV) que puedo vender, el equipo humano que me hará falta, la tecnología que utilizaré, etc.
Este post quería que sirviera de introducción a los venideros, en los que hablaremos del plan de negocio, cómo debemos redactarlo, cómo buscar nuestra idea de negocio, fondos, socios, incluso cómo vender nuestra empresa si llegado el caso tuviésemos éxito y decidieran comprarnos.
Lectura recomendada:
«El libro de los emprendedores», coordinado por Pilar Alcázar en Ediciones DEUSTO
Imágenes de emprenderalia.com y blog.emprendelandia.es