La marca personal consiste en la proyección de la configuración de la identidad en la esfera pública. Nos interesa la dinámica que se genera en el entorno digital, porque responde a la necesidad de ser visibles y de trabajar en red. En la práctica, esa marca personal se trabaja y se crea en torno a cuatro ejes, que son la creación de una comunidad. Con ellos compartimos nuestras inquietudes, pero también enlaces, preguntas y respuestas. Se genera aquí un hecho muy interesante: cuanto más das, más recibes. La colaboración se resume en un corolario que repito a menudo: compartir es poder.
La segunda idea es la necesidad de promocionar nuestro trabajo, proyecto o idea. Carece de interés ser un portavoz de uno mismo, un narcisista de Twitter y las redes sociales, pero sí es muy interesante contar qué estamos haciendo. Por eso, pienso que no debemos ser generalistas y repetir (léase retuitear) aquello que otros ya han comentado. Hay que aportar valor a cada comentario en Linkedin o en cada RT. Ahí reside la diferenciación y la marca personal. Si no, te conviertes en un medio generalista más. Si somos capaces de crear un estilo, tendremos algo parecido a una audiencia, un conjunto de personas que se interesan por aquello que pensamos o escribimos. No se trata de ser una enciclopedia. Antes al contrario, en este caso, prima la especialización o la particularidad de un tema. La cuarta idea que me ronda es la gramática y la ortografía: somos lo que escribimos. Por eso, insisto una vez más en que los mensajes escritos requieren su tiempo.
Aquí, como en tantas acciones de comunicación, no hay secretos. Bueno, sí, hay uno: hay que alinear lo que somos, lo que hacemos y lo que decimos que hacemos y somos. Solo así se puede generar credibilidad en nuestro entorno y ganar la confianza de clientes, inversores, colegas y otros stakeholders.
Propongo algunas acciones concretas para crear la identidad digital a medio plazo.
- Sé diferente, sé unico. 181.000 tipos dicen ser especialistas en social media, según su perfil de Twitter. Son demasiados, ¿no? Hay que pensar cómo queremos ser reconocidos y percibidos. Si es necesario, crea tus propias categorías.
- Menos es más. Cuando una persona no puede definirse en 140 caracteres o en dos líneas de Linkedin es que no tiene claro a qué se dedica. Realizo este ejercicio a menudo en las clases de marketing digital: ¿puedes definirte?,¿cómo te presentas? Quien necesita explicarme su currículo o su proyecto empresarial es que no sabe por dónde empezar. Céntrate: da un mensaje unívoco en las diferentes redes sociales, actos o eventos en los que participes. No seas «emprendedor en serie» aquí, «social media evangelizer» allá y «apasionado del marketing» más allá.
- Sintoniza tus perfiles. Utiliza las redes sociales que te apetezcan, pero si quieres darles un uso profesional procura que éstas respondan a los objetivos de negocio que te has marcado. En mi opinión, tienes que estar presente en Twitter y en Linkedin. Son dos buenos termómetros. Si quieres sumar, pues mejor. Más aún, separar tu vida personal (Facebook o cualquier red de entretenimiento) de la profesional parece una decisión acertada.
- Crea tu nombre profesional. Piensa cómo puedes diferenciarte con un nombre concreto, un alias o lo que te parezca. @Twittboy publicó unos consejos muy interesantes en su blog.
- Crea tu blog. Sí, en serio. Creo que es una forma excelente de asentar tu marca personal y de demostrar en qué consiste tu proyecto, tu vida o tus intereses. Ahí te puedes explayar y contar en detalle: puede ser un repositorio de ideas y enlaces o un agregador. No es tarde. De hecho, ya publiqué que más de la mitad de las pymes aún no está en la web 2.0. Sí se puede crear algo interesante, diferente e innovador. Pero pensemos qué: muestra análisis y opinión.
- La especialidad, el nicho o como quieras llamarlo. No vincularía mi marca personal a algo que estuviera muy trillado por razones varias: es difícil generar reconocimiento, el SEO tardará dos años en servir de algo y, sobre todo, ¡porque ya hay gente escribiendo sobre el tema! Lánzate al océano azul y deja los rojos para los peces grandes. Crea tus nuevas categorías de conocimiento, de especialización o de trabajo. Seguro que aún puedes aportar algo pequeño que se convierta en algo grande.
- Participa en actos, eventos y ferias de todo tipo. Tu marca digital no es nada si no se asienta sobre el contacto personal. Tienes que dotar de profundidad a un simple intercambio de tweets. Si no te apetece o no llegas por cuestiones de agenda, prueba la vía lúdica de Café & Periodismo o algo parecido.
Sí, la marca personal tiene trabajo, pero merece la pena 🙂
Foto @Daniel Pink, distribuida con licencia Creative Commons BY-2.0