Con un tamaño de mercado estimado en más de 57.140 millones de dólares para 2030, las soluciones de analítica para el Big Data en la educación son un mercado gigantesco. ¿Pero cuáles son sus beneficios y casos de uso?
Hablar del sector educativo es hablar de Big Data. Para la muestra, solo en 2022 en Colombia, el sector oficial registró más de 8.101.292 matriculados, mientras que las instituciones privadas contabilizaron 1.696.385.
De estas cifras se desprenden decenas de variables: nombres, edades, género, costos de matrículas y pensiones, materias cursadas, notas, padres, posibles dolencias, etc. En ese sentido, el Big Data no es un lujo, es una necesidad para administrar un mar de datos con eficiencia.
El Big Data afecta los dos ejes principales del segmento educativo, por un lado, la parte administrativa y docente, optimizando procesos y balanceando los recursos existentes de una institución. Y, por otra parte, ayudando a optimizar el proceso educativo de los estudiantes.
Incluso, más allá de la estadística, el Big Data permite hacer una educación más atenta al individuo, generando alertas sobre el rendimiento de los alumnos y ofreciendo programas académicos a medida que los ayuden en su proceso de aprendizaje. Hablamos de programas construidos con base en Inteligencia Artificial y Big Data, una de las tendencias de nuestros días.
Tendencias actuales y futuro
Es imposible no hablar de ChatGPT en la educación, una herramienta de IA más conocida por usarse para realizar tareas escolares, pero su potencial va mucho más allá de eso y apenas se está integrando por parte de los profesores.
Un ejemplo menos conocido es expuesto por la Universidad de Stanford, quien relaciona la IA, en unión con el Big Data, para simular el comportamiento de los estudiantes en un aula y con ella ayudar en el entrenamiento de los profesores recién egresados.
Otra tendencia que involucrará el uso masivo de datos será la instauración de técnicas de Gamificación en el aula, como una forma de hacer las clases más divertidas y cercanas para los alumnos. Esta metodología requiere de una planificación y un seguimiento constante que solo lo logrará con una vigilancia constante de los datos.
La ciberseguridad ha sido un tema de moda en estos días por el aumento de ataques en distintas verticales de mercado, que van desde la industria privada hasta el gobierno. El segmento educativo no está exento de esta tendencia. En concreto, el principal mal que afecta a este nicho es el ransomware, el secuestro de los datos.
Pero esto es apenas una breve muestra de las tendencias, porque el Big Data, al igual que todas las tecnologías informáticas, no existen en el vacío y en su lugar se mezclan y potencian con otras iniciativas como la realidad aumentada, que permitirá ofrecer nuevas experiencias educativas; el blockchain, que mejorará la seguridad; y la analítica, permitiendo detectar patrones y anomalías en los procesos educativos.
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Foto de mindandi