Finanzas, recursos humanos, internacionalización, transformación digital… Muchas de las actividades que llevan a cabo las empresas suelen estar integradas dentro de la estructura organizativa. Uno de los retos a los que se enfrentan hoy las empresas medianas tiene que ver con responder a los cambios que se producen en el mercado, disponiendo de una organización ágil y flexible.
Ante la aparición de una nueva actividad como las mencionadas, las empresas habitualmente abren procesos de selección en los que tratan de incorporar a nuevos directivos que acometan los cambios necesarios, aunque hay otra alternativa: directivos a tiempo parcial.
Es una práctica empresarial muy extendida en países anglosajones y comienza a tener su impacto en algunas organizaciones que quieren hacer frente a determinado tipos de proyectos.
El directivo a tiempo parcial estará por tiempo limitado en la empresa, habitualmente unos seis meses, y tendrá responsabilidades muy específicas.
Las funciones habituales para las que se requiere este tipo de servicios han sido finanzas y recursos humanos, aunque es cada vez más frecuente ver, por ejemplo, directores comerciales a tiempo parcial o directores de desarrollo de negocio en sus diferentes fases.
Es una figura intermedia entre contratar a una empresa para que realice esa actividad y la figura del asesor autónomo tan extendida en países como España.
Los retos a los que se enfrenta una empresa si desea contratar una figura con estas características son:
El primer reto que debe asumir la empresa que necesite un perfil así tiene que ver con la finalidad del puesto.
Como mencionábamos anteriormente, una función como la financiera o la vinculada a los recursos humanos puede tener como finalidad la definición de la estrategia departamental, la planificación de algunas actividades en concreto (como un plan de tesorería o el plan de formación, por ejemplo).
En este punto es necesario establecer objetivos claramente definidos y métricas concretas para realizar el seguimiento de su actividad.
El segundo condicionante es el tiempo de permanencia. En el contrato de servicios entre ambas partes, figuraran estos puntos además de incluir algunas cláusulas legales en cuanto a no competencia, o a revelación de información de la empresa, incumplimiento de objetivos, entre otras.
Por último, el tercer reto se centra en el tipo de proyecto. Este punto condicionará el tipo de experto que es necesario contratar , y determinaría su valor en el mercado.
Es habitual que las empresas grandes empleen este papel para liderar proyectos a la hora de abrir nuevos mercados o desarrollar nuevos productos. Algunas startups están empleando directivos a tiempo parcial en la función comercial y de desarrollo de negocio o en la definición de la estrategia financiera a medio plazo.
Obviamente, las empresas pueden plantear algunas dudas en cuanto a los riesgos de asumir la contratación de un directivo a tiempo parcial en lugar de, por ejemplo, incorporarlo en plantilla o de subcontratar una empresa que pueda realizar este mismo trabajo.
Riesgos para la empresa de un directivo a tiempo parcial
En este sentido, podemos plantear que los riesgos asociados se focalizan en:
La motivación. Una empresa puede pensar que la motivación y los incentivos son mayores si el personal es propio. Es cierto que esta figura podría ser un limitador para la carrera profesional de algún miembro de la organización pero acometer determinados proyectos sobre los que la empresa aún no tiene know-how, por ejemplo, es un excelente argumento para contratar un directivo a tiempo parcial.
El sentimiento de pertenencia. La no vinculación contractual puede hacer creer a la empresa que un directivo a tiempo parcial “no se pondrá la camiseta”. Aunque puede suceder al inicio del proyecto, este tipo de profesionales están habituados a trabajar por objetivos y su compromiso con el cliente es alto.
La legitimación. Las responsabilidades del puesto deben quedar claras desde el inicio, y deben ser comunicadas a toda la organización por la dirección general ya que esto proporcionará al directivo recién incorporado la credibilidad necesaria para establecer vínculos con otros directivos y departamentos con los que trabaje internamente.
Además, en algunos casos, la relación de servicios entre ambas partes suele acabar en relación contractual, y el directivo, al finalizar el proyecto, pasa a formar parte de la plantilla de la empresa.
En definitiva, una figura cada vez más habitual en las empresas que quieren competir de forma ágil en un entorno dinámico, que requiere de flexibilidad organizativa y en la que el directivo a tiempo parcial puede aportar un expertise diferencial que contribuya a consolidar la estrategia de la empresa.
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