Miramos el móvil más de cien veces al día, pasamos con él más de 4,8 horas en la misma jornada, lo que supone un tercio de las horas que permanecemos despiertos, y entramos en pánico cuando vemos que se agota la batería. De hecho, más de la mitad de los españoles no salen de casa sin su cargador en el bolso. Esta misma adicción que retrata a muchos de nosotros se ha instalado también en las empresas, dando lugar a muy malas prácticas. De ahí la necesidad de la denominada ‘detox’ digital o desintoxicación digital.
Muchos confunden la digitalización con la conexión permanente o con una presencia excesiva. Negocios sobreexpuestos en redes sociales, con estrategias de marketing invasivas, con envíos intempestivos de correos electrónicos y con muy poco respeto por sus clientes y sus equipos de trabajo. Obsesión por estar conectados con sus audiencias, cuando estas les piden a gritos un respiro tecnológico. Por supuesto, también sus empleados. Es el momento de plantearse una ‘detox’ digital.
Un enfoque deformado de la digitalización
Muchas empresas con malos hábitos presenciales han replicado el mismo modelo en su versión digital. Entienden la digitalización como una presencia constante en todos los canales. A cualquier hora, en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, creyendo que, de esta manera, su organización dejará atrás la etapa analógica y que así ofrecen un mejor servicio.
Pero este enfoque deformado de la digitalización no se sostiene.
No hay que estar permanentemente alerta de correos, notificaciones o reuniones para seguir el pulso a la empresa. Tampoco es necesario contestar a peticiones que nos lleguen a horas intempestivas. Ni apuntarse a más cursos sobre competencias digitales de los que seamos capaces de asimilar. Incluso cuando sea necesario atender a clientes fuera de horario, no es preciso estar “en línea”. Los flujos de trabajo automatizados están justamente para evitar esa sensación de no haber nadie al otro lado y responder a un cliente un domingo por la mañana, si se diera el caso.
Existe ansiedad digital y tiene un coste tanto emocional como laboral y económico para las empresas. En un estudio impulsado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) se ponía de manifiesto la preocupación del 71% de los profesionales de padecer ansiedad o estrés por el mal uso de las tecnologías.
En nuestro país, una de cada cuatro bajas se debe al estrés o ansiedad, es decir, un 25% del total. No todas son debidas a ansiedad digital, existen, desafortunadamente, muchos más motivos pero con el acelerón de la digitalización que hemos experimentado desde la pandemia, comienzan a aparecer síndromes relacionados con una excesiva conexión o con malos usos de la tecnología.
Algunos de los síntomas para reconocer este agotamiento digital están muy a la vista, otros, no tanto. Uno de ellos es el FOMO, del inglés Fear of Missing Out, miedo a perderse algo si no se está conectado.
Si tus empleados se levantan en plena noche para ver si tienen alguna notificación importante en sus móviles, o si permanecen constantemente conectados por temor a que se les pueda escapar algún tema urgente, algo no va bien.
El antídoto: una buena estrategia digital
Basta con teclear en Google “retiros analógicos” para darse cuenta de la gran oferta que existe para este tema. Desde campamentos analógicos, vacaciones sin cobertura o retiros de silencio, en los que los usuarios deben permanecer al menos cinco días sin móviles. Son algunos ejemplos de cómo se intenta atajar esta ansiedad digital.
Pero si luego se regresa a la empresa y el escenario es el mismo. ¿Qué sentido tiene ese ‘detox’ digital?
Tarde o temprano, los síntomas del estrés digital volverán a aparecer si no existe una cultura organizativa realmente digitalizada. O lo que es lo mismo, si no está implementada una buena estrategia digital que:
- Desarrolle secuencias de trabajo bien definidas con la respectiva asignación de recursos y tareas a diferentes equipos. Cada uno es responsable de su parcela de trabajo, de ponerla en común con las personas implicadas en su ejecución y de sacarlo adelante.
- Coordine y monitorice el trabajo cooperativo. Se establece la periodicidad de las reuniones, una vez por semana con los responsables de cada línea de negocio. Cinco minutos deberían bastar para actualizar al resto del equipo de lo más destacado.
- Contemple y respete los periodos de desconexión. Los tiempos de descanso favorecen la autonomía en el desarrollo del trabajo personal, y fomentan la motivación, iniciativa, curiosidad y creatividad.
- Que promueva flexibilidad en el desarrollo del trabajo. Con jornadas asíncronas, trabajo en remoto, trabajo híbrido… Hay muchas fórmulas, se trata de ver cuáles son las más viables para la empresa y los trabajadores.
Uno de los casos más recientes de ‘detox’ digital es el de la empresa de cosmética Lush. En noviembre de 2021 abandonaba sus principales redes sociales, entre ellas Instagram o Tik Tok. El responsable de estrategia digital de la compañía explicaba que se dedicaban a crear productos para ayudar a desconectar a las personas y que las redes sociales están diseñadas para mantenernos conectadas el mayor tiempo posible. Ha pasado más de un año y Lush sigue figurando entre las primeras marcas de cosmética. Esto demuestra que es posible vivir la digitalización de otra manera.