Decía Ray Dalio, en su famoso libro «Principios», que para montar una empresa, normalmente de hasta diez trabajadores, lo que tienes que hacer es rodearte de gente que te complemente en aquellas áreas donde tú tengas carencias. Es decir, identificar tus debilidades y localizar socios o trabajadores que las suplan. Pero que cuando sigas creciendo, lo que tendrás que hacer es justamente lo contrario, rodearte de gente que sea buena haciendo lo que tú haces y en general que sea buena haciendo lo que hace el resto del equipo inicial.
Esto se entiende mejor con un ejemplo. Imaginemos que tú eres el comercial de la compañía, eso te puede valer para conseguir los primeros clientes durante las primeras fases de la empresa, en las que cada persona tiene un rol muy definido y es capaz de abarcar todas las tareas de ese tema. Pero la empresa empieza a crecer, todos hacéis bien vuestros deberes y lógicamente hay que seguir evolucionando, esto implica que tú ya no vas a poder hacer toda la labor comercial por falta de tiempo, al igual que el informático tampoco podrá hacer todo lo suyo ni el resto del equipo en sus respectivas áreas.
El crecimiento implica esta vez buscar otro buen comercial y otro buen informático que suplan parte de vuestra labor, es decir, pasar de ser una empresa de 5 a 7 personas, a tener pequeños equipos de 5 a 7 personas liderados por uno de los primeros empleados, siendo esta la forma natural de crecer.
Pero esto también tiene un límite y llegará un momento en el que ni siquiera serás la persona indicada para llevar esa parte. Siguiendo con el ejemplo, tal vez ha llegado el momento de hacer ventas internacionales en las que no tienes experiencia, o pasar de venta a cliente final a cliente corporativo. Aunque esto lógicamente depende mucho de cada compañía y mercado, siempre llega cuando las empresas evolucionan y es algo muy delicado en cualquiera de los casos, ya que es el momento de despedirte a ti mismo.
Y es que de lo que no habla Ray Dalio es de qué hacer cuando llega el momento en el que tú no eres el mejor para liderar la siguiente fase de tu propia empresa. Es decir, ya no es buscar alguien que te complemente, ni alguien que haga bien lo que tú haces para que lidere a otros en esa área reportándote a ti, sino de buscar a alguien que te sustituya como director de la compañía. Con este artículo te invito a que lo tengas presente y te vayas preparando para cuando llegue el momento.
Esto es algo realmente complicado, porque como emprendedor has creado tu empresa desde cero y piensas que eres el mejor para llevarla, conoces cada proceso, cada persona y la forma de hacer las cosas, pero todos tenemos un ámbito de actuación y unas capacidades limitadas y aquí es cuando llega el momento, no de rodearte de alguien que se complemente contigo o de alguien que sepa hacer bien lo que tú haces, sino de despedirte y colocar a alguien que haga mejor tu tarea de dirigir la compañía. Esto sucede en todos los tamaños de empresas que crecen, desde Inditex cuando Amancio Ortega se echó a un lado para poner a Pablo Isla o una pequeña cadena de peluquerías de barrio en la cual el fundador era un excelente peluquero, pero no un gran gestor.
Para que se entienda bien este artículo, no estoy hablando de que te vayas de la compañía, el propio Amancio Ortega sigue en Inditex, pero en el rol de Presidente, no de CEO, supo muy bien cuáles eran sus limitaciones y cuándo había llegado el momento de buscar a alguien que liderara a ese gran grupo. En tu caso, si lo que quieres es que tu empresa sigua creciendo, también tendrás que dar ese paso en algún momento y buscar otro puesto para ti, donde puedas seguir aportando valor.