Aunque aún falta tiempo para llegar allí, el poder de la computación cuántica es tan grande que amenaza con romper todos los sistemas de encriptación tradicionales. ¿Qué hacer frente a este reto? La respuesta está en dos palabras: criptografía postcuántica.
Hace un par de años, la criptografía postcuántica sonaría a ciencia ficción; sin embargo, actualmente es algo real y muy serio en lo cual se están invirtiendo miles de millones de dólares anualmente.
Siendo más concretos, según proyecciones de Mordor Intelligence, para 2029 se espera que el mercado global de esta tecnología mueva más de 2.090 millones de dólares. ¿Pero qué explica este flujo de capital hacia una tecnología tan nueva? Después de todo, aún estamos en los inicios de la computación cuántica.
La respuesta a este interrogante tiene varios ejes, comenzando con una razón básica: la criptografía postcuántica es una necesidad de mercado y es considerada una de las herramientas claves de la ciberseguridad del futuro.
El algoritmo de Shor
Para entender un poco el interés en esta tecnología, podemos remitirnos a 1994, cuando el matemático Peter Shor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) desarrolló un algoritmo que revolucionará todo.
Se trata de un algoritmo cuántico que llevaría su nombre (Shor’s algorithm) y que consiste en descomponer un gran número compuesto en sus factores primos.
¿Y por qué esto es importante? Porque los sistemas de encriptación en los cuales está basado el comercio, como el algoritmo RSA, dependen de la dificultad de factorizar números grandes en sus componentes primos.
O dicho de una manera más sencilla, el algoritmo de Shor, usado en computadores cuánticos, podría romper los sistemas de codificación sobre los cuales se ha construido el mundo moderno. Una preocupación que obligó a los expertos a pensar en un nuevo tipo de criptografía que pudiera soportar las nuevas tecnologías.
¿Diferencias entre criptografía cuántica y postcuántica?
La Universidad de Stanford define la criptografía cuántica como un intento de permitir que dos usuarios se comuniquen utilizando métodos más seguros que los garantizados por la criptografía tradicional. En resumen, la criptografía cuántica aprovecha las propiedades cuánticas para garantizar la seguridad de la información.
Por su lado la criptografía postcuántica se enfoca en desarrollar algoritmos resistentes a los ataques de las computadoras cuánticas. Es una carrera en paralelo con empresas que luchan día a día para traer la computación cuántica a nuestras vidas, con protagonistas como Microsoft, IBM y Google, por solo mencionar algunas.
Se trata de gigantes que poco a poco están logrando nuevos avances. Incluso, una publicación de la prestigiosa revista Nature de junio de 2023 afirmó que la computación cuántica podría tener aplicaciones prácticas en dos años.
Pero esta carrera en torno a la ciberseguridad no solo afecta a la empresa privada; los gobiernos de varios países ya han hecho planes para proteger la infraestructura crítica de sus países, como lo hizo la Agencia de Infraestructura y Ciberseguridad estadounidense (CISA), que ya tiene planes de contingencia ante las nuevas tecnologías cuánticas.
En otras palabras, la ciberseguridad como toda tecnología no se detiene y ya está preparando el camino para un futuro (cuántico) que apenas estamos comenzando.
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