Burgos-Madrid-París-Londres-Burgos. Podría ser el itinerario resumen de la escalada de Verónica Pascual hacia el éxito en el mundo empresarial. Porque en este viaje de ida y vuelta, una llamada de SOS de su familia marcó el rumbo de la trayectoria de esta ingeniera española que ya habita entre los grandes y más influyentes de la robótica.
Burgos ostenta una arquitectura medieval de la que su monumento más emblemático es la catedral de Santa María, que presume del estilo gótico como podría hacerlo –salvando todas las distancias- su sector industrial de la robótica.
Porque en la provincia castellanoleonesa se ubica ASTI Mobile Robotics, una compañía con clientes líderes a nivel mundial.
“Burgos es una ciudad maravillosa para vivir y para trabajar, con un sector industrial potente, en el que se encuentran importantes multinacionales de automoción, alimentación, cosmética, farma… Tenemos que seguir mejorando, aunque desde aquí se pueden hacer grandes cosas”, asegura.
De Londres a Burgos
Pero vayamos paso a paso. Verónica Pascual estudió ingeniería aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid. Posteriormente, se marchó a París a hacer un MBA a tiempo parcial que, generosamente, pagaba el grupo de construcción Bouygues, para el que trabajaba. Y por las noches aprovechaba para terminar su proyecto final de carrera.
Su perfil multinacional se acentuó con la idea de trasladarse a la filial financiera británica de su empresa.
De repente, un telefonazo cambió el curso de los acontecimientos. Pascual tenía 25 años y toda la vida por delante, para seguir creciendo personal y profesionalmente entre los rascacielos de las principales ciudades del mundo.
Sin embargo, hogar dulce hogar. Decidió volver a casa e incorporarse al proyecto empresarial familiar de ASTI, para ayudar a sacarlo de los apuros en que se hallaba.
ASTI multiplica por más de 20 su facturación
Corría el año 2006 cuando se convirtió en directora general. Dos años más tarde, en 2008, adquirió el cien por cien de las acciones de una compañía que, desde entonces, ha multiplicado por más de 20 su facturación y por 10 su equipo.
“Mis padres me han dado lo más importante en la vida: amor, confianza, educación y una comprensión de que el mundo es global y de que podemos soñar en grande. Cuando me llamaron para que volviera a ayudar, así lo hice. Si en casa me necesitaban, allí debía estar”, relata.
ASTI es una compañía familiar que, de estar en una situación complicada, ha pasado a facturar millones de euros a los mandos de Pascual, para quien las cuatro patas claves son el gobierno, el talento -competencias y organización-, los clientes y la internacionalización.
De pyme a multinacional
La de ASTI sería la historia de cómo convertir una pyme en una multinacional, cimentada sobre planes estratégicos que sirven como hoja de ruta para cada etapa de crecimiento.
Sea como fuese, su CEO puntualiza que los resultados económicos no son el fin, sino la consecuencia de un propósito que debe alinear a todos los grupos de interés de la compañía.
La de ASTI, al fin y al cabo, sería la historia de cómo “conquistar el mundo” desde Burgos. Y es que, en opinión de Pascual, cada vez vivimos en un planeta más globalizado, donde no tiene tanta importancia la localización como la capacidad de “estar cerca” de clientes y proveedores.
La carrera profesional de Pascual va íntimamente ligada a su vida personal. Era una mujer joven, la hija de los jefes, y al aterrizar en la compañía familiar le pusieron etiquetas de las que poco después logró desprenderse. “La solución no era complicada: mantener el ego alejado, tener una visión clara y trabajar intensamente, con perseverancia e inteligencia. Los resultados llegaron pronto”, confirma.
Automatización de procesos industriales
La ingeniera explica que la misión estratégica de ASTI siempre ha sido la misma: incrementar la competitividad de los clientes en clave de automatización de sus procesos industriales.
Aun así, admite que ha cambiado la manera de dar respuesta, con soluciones más estandarizadas y fáciles de escalar, para permitir centrarse en resolver los problemas y no en cómo hacer la máquina.
“Hemos maximizado el valor de las competencias técnicas del equipo y de nuestra misión estratégica, desarrollando una gama de vehículos y tecnologías propietarias que aportan una solución de mayor valor añadido y más fácil de escalar, lo que nos permitió reducir el riesgo de los proyectos y crecer internacionalmente más rápido”.
Apuesta por la tecnología
Pascual no se ha limitado a limpiar la imagen de la empresa, sino que la ha transformado por completo. Más que maquillarla, la ha sometido a una cirugía. Y todo gracias a la apuesta por la tecnología, que en su opinión debe ser una parte fundamental de la agenda del CEO, al igual que la búsqueda de talento, la internacionalización, la transformación industrial y digital, o la financiación.
La CEO de ASTI Mobile Robotics remarca que por quinto año consecutivo han liderado el ranking de fabricantes europeos de Vehículos de Guiado Automático (AGV). A nivel internacional, aunque mantienen la sede central en Burgos, cuentan con un centro de I+D en Madrid, una empresa en Alsacia (Francia), otra en Berlín (Alemania) y una compañía de servicios en Washington (Estados Unidos).
Soluciones tecnológicas propietarias
Pascual indica que la compañía ha seguido creciendo en gama de soluciones tecnológicas propietarias, tanto de robótica móvil como en software y digitales. Trabaja en más de 20 países para grandes grupos industriales de sectores tan relevantes como el automovilístico o el alimentario, aunque recientemente ha dado un salto significativo hacia la robotización del comercio electrónico.
Desde el punto de vista del accionariado, a principios del pasado año un fondo de crecimiento especializado en empresas tecnológicas con fuerte impacto internacional, Keensight Capital, se unió como minoritario, lo que –confía Pascual- servirá para ayudarles en la siguiente etapa de crecimiento orgánico e inorgánico.
“ASTI Mobile Robotics debe seguir consolidando su posición no solo en el mercado europeo, sino también en el norteamericano. Vivimos una época de grandes cambios tecnológicos y, por ende, seguir desarrollando la tecnología que mantenga la compañía en una posición de liderazgo es una prioridad”, apostilla.
Efectos del coronavirus
Como en la práctica totalidad de empresas y sectores, el coronavirus ha acelerado algunas tendencias previamente identificadas. Además, ha puesto de relieve la necesidad de diversificar la economía, así como de aumentar el peso de la industria para no depender tanto del turismo.
Para ello, se requiere incrementar la competitividad de la base industrial instalada y captar nuevos proyectos industriales que giren en torno al talento y la tecnología.
Y en este escenario cobra un especial protagonismo la robótica móvil, a la hora de convertirse en un aliado clave para la flexibilidad y la competitividad industrial, automatizando procesos repetibles y predecibles, dotando de mayor seguridad y valor añadido a los puestos de trabajo, y habilitando modelos de negocio.
Un mercado que se triplicará en los próximos cinco años
La robótica enfocada a la maquinaria industrial y los vehículos autónomos constituye uno de los sectores con mayor potencial de crecimiento. De hecho, la Federación Internacional de Robótica estima que el mercado se multiplicará por tres en los próximos cinco años, alcanzando la cifra de 275 billones de dólares.
“La crisis del coronavirus ha demostrado que la robótica colaborativa, tanto fija como móvil, complementa la labor de los humanos automatizando las tareas de escaso valor añadido y aumentando su seguridad”.
Pascual concluye que la robótica, junto a las tecnologías facilitadoras que están en la base de la cuarta revolución industrial o Industria 4.0, son las que contribuirán a que nuestras empresas puedan superar y salir reforzadas de la crisis económica y social derivada de la pandemia.