Cómo proteger la liquidez de tu empresa cuando los costes suben y asegurar su supervivencia

Cómo proteger la liquidez de las empresas

Pocos indicadores hablan tan fielmente de la salud de una empresa como su liquidez. De ella depende la capacidad para afrontar los compromisos financieros a corto plazo y la capacidad de operar.

Durante épocas de dificultad, tan importante como pensar en el beneficio anual –en las ventas– es mantener activa la caja para alejar a la empresa de situaciones de riesgo o de una posible quiebra.

El hecho es que el incremento de los precios preocupa mucho al 62,18% de las pymes, y la inflación reduce los márgenes en más de la mitad. Son datos del Barómetro de opinión de las pymes, publicado por Cepyme en referencia al primer trimestre de 2022.

Además, la patronal de la pequeña y mediana empresa advierte de que la actual coyuntura pone en riesgo la viabilidad del 15% de este tejido empresarial. Unos datos que alarman pero que, sobre todo, alertan sobre la importancia de cuidar de la tesorería en los próximos meses.

Por qué tengo problemas de liquidez

Como punto de partida, es vital hacer un plan de evaluación para saber qué riesgos son los que pueden conducir a la empresa a un problema de falta de liquidez. Las razones más habituales son:

En el análisis de situación también es importante diferenciar entre esa liquidez, que permite abordar los pagos corrientes en el corto plazo como las nóminas o materias primas, y la solvencia.

La solvencia sobre todo indica la capacidad empresarial para hacer frente a los compromisos financieros en el largo plazo, como los créditos, y a su capacidad de endeudamiento. Alude al conjunto de sus activos que, de ser necesario, pueden servir de aval para abrir una nueva línea de financiación.

El objetivo en este caso es conocer al céntimo, y con la mayor antelación posible, las necesidades de ese flujo de caja necesario para asegurar la operativa empresarial.

Qué puedo hacer para mejorar la liquidez empresarial

Lo ideal, para mejorar la liquidez de la empresa, es que este diagnóstico financiero se realice con la antelación suficiente para prever posibles problemas, y tener así un mayor margen de acción.

En este proceso se debe analizar la previsión de ventas, teniendo en cuenta en cuánto se va a ver afectada la rentabilidad por la inflación y el encarecimiento de los insumos. Hay que prestar atención a la salud del fondo de maniobra y a las líneas de negocio que ofrecen mayor rentabilidad en el corto plazo.

Hecho el análisis, llega el momento de poner en marcha otras acciones que pueden mejorar la liquidez de tesorería.  

Negociar cobros y pagos

No queda otra que tratar de dilatar el pago de facturas y acelerar el cobro. Es la regla básica para cuidar de la tesorería, prestando especial atención al vencimiento de cobros. Para incentivar el pago de clientes, se pueden aprobar medidas de pronto pago, incluso admitiendo descuentos.

Si no la hay ya, conviene responsabilizar y formar a una persona de confianza en esta labor, si bien la supervisión en la pyme debe ser del empresario o director financiero. En cualquier caso, es muy importante que la empresa apruebe un protocolo de actuación de cobro de facturas, estableciendo procedimientos y plazos para combatir la demora y los impagos. 

En lo que respecta a los pagos de la empresa, conviene sentarse con los proveedores más importantes o estratégicos para buscar soluciones. La más común es negociar dividir en varios plazos los pagos, de modo que se vea menos afectada la liquidez. 

Demorar las compras y optimizar el estocaje

Disminuir los costes es la otra clave para superar estos periodos de dificultad y asegurar la liquidez de la empresa. Por ello, se debe aprobar un plan de ahorro.

Conviene hacer una buena gestión de la compra de inmovilizados, tratando de ajustar estas inversiones a las necesidades reales de producción, de modo que no se asuman gastos que puedan esperar.

Las técnicas de just in time, producir solo lo que se va a vender en el corto plazo, son también útiles para cuidar de la liquidez, porque permiten minimizar los gastos de almacenamiento. Hay que tener en cuenta que, con la actual crisis de suministro en determinadas materias primas y componentes, hay que tratar de evitar cualquier rotura en el suministro que pudiera perjudicar a la producción.

Valorar las ventajas del factoring y confirming

Otra posibilidad es buscar soluciones que externalicen la gestión de cobros para dotarla de mayor eficiencia. El factoring puede servir para nutrir a tesorería, pero como contrapartida hay que restar su comisión. Lo mismo ocurre con los servicios de confirming.

No financiarse con el IVA repercutido

Cuando hay problemas de caja, muchas empresas aprovechan el ciclo de la liquidación tributaria para asumir las necesidades apremiantes. Se trata de una práctica muy peligrosa, ya que pronto llegará el pago del IVA repercutido que se cobró a los clientes, obligación que no admite demoras. 

Centrarse en el producto con mayor beneficio empresarial

Como ejemplo de este punto puede servir la reciente experiencia de la industria del automóvil. Algunas marcas, principalmente alemanas, han conseguido mejorar su margen operativo este primer cuarto de año en un contexto de crisis de semiconductores, interrupciones en la cadena de suministro y la guerra de Ucrania.

Ello ha sido posible gracias a varios factores. Uno de ellos, la concentración de la producción en los modelos con mayor margen comercial, normalmente los más exclusivos, que además han sido menos sensibles a la caída de la demanda. Cualquier empresa también puede centrar sus esfuerzos durante este periodo en ese producto o servicio que genera más flujo de caja.

Otras medidas más enérgicas

Cuando la previsión apunta a mayores dificultades, se pueden valorar otras medidas de mayor impacto en la organización, como las siguientes:

Foto de Josh Appel en Unsplash

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