La penetración de Internet y de dispositivos inteligentes ha permitido que cada vez más personas puedan acceder a redes sociales y demás servicios asociados. Pero ¿cómo ha sido el caso de la participación ciudadana?
El mundo está cada vez más conectado, a finales de 2020 se estimó que 63.2% del planeta tenía acceso a Internet y que 55% usaba redes sociales.
En Suramérica la penetración de Internet es aún más alta con 72%, pero su uso está dirigido especialmente para fines recreativos con el protagonismo de aplicaciones como YouTube, Facebook y WhatsApp.
Sin embargo, Internet está cambiando todos los aspectos que van desde el comercio electrónico en alza, hasta la forma cómo se están desempeñando las campañas electorales en países como Colombia.
En el caso particular de las redes, que han sido creadas como un modelo de negocios, su potencial como una herramienta de participación ciudadana ha venido en aumento cada día y así nos los recuerda el Banco Interamericano de Desarrollo.
Riesgos y otras herramientas
Desafortunadamente, al mismo tiempo que estas herramientas tecnológicas traen ventajas de democratización, no dejan de tener sus retos y peligros de manipulación, como quedó demostrado en las elecciones estadounidenses de 2016.
Al respecto, en América Latina se encontró que los usuarios sienten estar más informados por las redes sociales, pero al mismo tiempo son más susceptibles a las campañas de desinformación. Por ello, algunas entidades independientes y gubernamentales han creado esfuerzos regionales para combatir este mal como pasó en México con Verificado 2018.
Sin embargo, estos inconvenientes no logran opacar las grandes ventajas que las mismas redes traen a la participación ciudadana como es el caso de las veedurías y, en casos más concretos, las rendiciones de cuentas de los organismos estatales.
Además, la participación ciudadana está siendo cada vez más potenciada gracias al uso de datos abiertos (Open data), que permite a los ciudadanos conocer directamente sobre el Estado respecto a lo que pasa con los procesos y ejecución de los presupuestos asignados.
Otra de las grandes tecnologías que promete potenciar la participación ciudadana es el blockchain que ayudaría a garantizar la transparencia de los procesos, sin embargo apenas estamos en sus inicios.
De esta forma, la tecnología se está convirtiendo cada vez más en una herramienta de consulta, participación y denuncia que promete mejorar a los gobiernos y con ello hacer estas organizaciones más eficientes y transparentes.
Foto de Jaime Lopes en Unsplash