Las aplicaciones móviles constituyen el vehículo perfecto para establecer un canal de comunicación directo con nuestro público. Las últimas tendencias de marketing digital no paran de orientarse hacia ese terreno. En una sociedad permanentemente conectada, una app puede aportar un gran valor al cliente final, pero para llegar hasta él necesitamos tener unos mínimos conocimientos de posicionamiento.
Para conseguir que nuestra app tenga una posición relevante en una tienda de aplicaciones, debemos recurrir al posicionamiento ASO (App Store Optimization), un proceso que supone una vuelta de tuerca con respecto a la optimización en motores de búsqueda.
Las tiendas de aplicaciones están verdaderamente saturadas por este tipo de programas, por lo que destacar en las listas no es tarea fácil. Un buen posicionamiento nos proporcionará un mayor número de descargas para nuestra app. Pero esto no se consigue de la noche a la mañana. En el ASO influyen principalmente dos variables: la optimización on-metadata y off-metadata.
Optimización on-metadata
Al hablar de factores de optimización on-metadata, nos referimos a aquellos que están dentro del control del desarrollador de la app, y que afectan decisivamente a las búsquedas (la principal fuente de descarga orgánica).
Esta optimización interna se centra en la configuración de diversos factores, que varían sensiblemente según la tienda de aplicaciones en la que nos encontremos (Google Play o App Store). Así, en la parte on-metadata tendremos que definir elementos como el nombre de la app (o Título, en Google Play), la descripción, las palabras clave, la categoría de la aplicación, identificar el desarrollador, etc.
Algunos factores on-metadata influyen decisivamente en la conversión. Si la descripción, el icono o la captura de pantalla no son los adecuados, el usuario no descargará la app, por muy bien posicionada que esté. El componente visual es de suma importancia, en este sentido.
Optimización off-metadata
Existen una serie de factores de optimización que son ajenos al desarrollo en sí de la app, pero sobre los que podemos influir para conseguir una mejora en el posicionamiento.
Uno de esos factores de optimización ‘externos’ es el linkbuilding. Google Play sigue ciertas reglas de posicionamiento que también podemos ver en el buscador. Por ello, podemos influir en el SEO creando enlaces que apunten directamente a una web (o app, en este caso). En App Store, en cambio, los vínculos ajenos al market no alteran la relevancia de la aplicación.
El ASO también se ve fuertemente influido por factores como los ratings y las opiniones de los usuarios sobre la aplicación. Esto no solo condiciona la visibilidad de la app, sino que además es un elemento de conversión decisivo. Ningún usuario descargará un programa que tenga una mayoría de valoraciones negativas. Las stores toman nota de estos factores, relegando el producto a lugares muy secundarios.
El ASO comparte algunas similitudes con el SEO, pero también se ve influido por otra serie de factores que van más allá de las búsquedas. En ambos casos hablamos de un proceso cuyo objetivo es conseguir la máxima visibilidad para nuestro producto (una web o una app). Por tanto, la labor de optimización no debe ser puntual, sino constante.
Las fuentes de descarga de nuestra app no solo abarcan las búsquedas. Hay un evidente componente social que influye decisivamente en la visibilidad del programa a nivel orgánico. Y, por supuesto, también podemos recurrir a fórmulas de pago para conseguir una notoriedad puntual. Las fórmulas de promoción son casi inabarcables. Por eso es positivo tomar conciencia de este contexto tecnológico para sacar el máximo rendimiento de la inversión en aplicaciones.
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