¿Qué decir? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cuándo? La comunicación es fundamental para la buena reputación e imagen de una empresa, para captar y retener talento, así como para gestionar equipos. Objetivos, todos ellos determinantes, que explican el auge de los dircom en los organigramas de las compañías: la mitad de ellos reportan directamente al CEO y un tercio se sientan en los comités ejecutivos.
Su relación con los departamentos de Recursos Humanos, por ejemplo, es cada vez más estrecha. Y es que, como diría James Humes, “el arte de la comunicación es el lenguaje del liderazgo”.
Entre los 14 comportamientos que conducen al éxito del líder, al menos 10 tienen un vínculo directo o indirecto con la comunicación, como el de “clarificar objetivos, recompensas y consecuencias” y “comunicar de una forma prolífica y entusiasta”, según un estudio de McKinsey.
El líder debe ser un buen comunicador
Es decir, no hay liderazgo sin comunicación. “Entendida como función y como habilidad, la comunicación es clave para atraer (marca empleadora), retener (comunicación y branding internos) y motivar a los colaboradores. El líder tiene que escuchar las inquietudes de los miembros de su equipo, crear una visión colectiva de la que todos se sientan coprotagonistas y acompañar a las personas en su camino hacia la meta”.
Son palabras de José Manuel Velasco, miembro del consejo y el comité ejecutivo de la Global Alliance for Public Relations and Communication Management, la federación que integra a las principales asociaciones de comunicadores de todo el mundo.
Las nuevas relaciones laborales que traen consigo las transformaciones tecnológica y digital requieren nuevas formas de comunicar. No hablamos únicamente de canales distintos, como las redes sociales, los pódcast o las newsletters, sino de una meta diferente que solo puede alcanzarse al transitar por otros caminos que hacen de la comunicación una de las funciones más importantes para gestionar los equipos de trabajo y motivar a los empleados para lograr, en última instancia, compañías más atractivas, productivas y competitivas.
“Una de las características imprescindibles de un buen líder es la comunicación, independientemente del estilo de liderazgo que se ejerza”. En opinión de Luis Miguel Fuentes, Senior Director Banking de Michael Page, un gran comunicador debe tener gran empatía, escucha activa, altas dotes de negociación y capacidad de persuasión.
“Gracias a estas habilidades, se le percibirá como una persona creíble, respetable y, por lo tanto, se le validará emocionalmente. Cuando una persona genera esa percepción en los demás, la interacción con otros se vuelve sencilla y todo esto confluye en una gran capacidad de resolución de conflictos y de motivación de las personas”, añade.
Claves para lograr una estrategia de éxito
Ahora bien, ¿cuáles son las principales claves para lograr una estrategia de comunicación de éxito en torno a la gestión de los equipos?
A juicio de José Manuel Velasco, se mueven en dos planos: el racional y el emocional. En el plano racional se situaría el alineamiento entre los intereses o inquietudes de los miembros del equipo y el objetivo común para ofrecer razones por las que merezca la pena luchar por el mismo fin.
Por su parte, el plano emocional consistiría en inspirar a las personas para que den lo mejor de sí mismas, cooperen y se sientan protagonistas de una historia que les trasciende.
“Ambos planos confluyen en el relato, que incorpora una visión clara, motivadora y ambiciosa del futuro”, asegura Velasco.
En paralelo, hay que articular y transmitir mensajes concisos, claros y transparentes, además de tener empatía, escuchar de manera activa y desarrollar la capacidad de dialogar para facilitar el consenso entre emisores y receptores.
“Hay muchas formas de motivar a los equipos, pero en términos de comunicación, solo nos servirá cuando nos lleve a decisiones acordadas de manera consensuada”, asegura Luis Miguel Fuentes. A su juicio, para conseguir una comunicación efectiva y que, por ende, emisor y receptor tengan la misma información y la interpretación de la misma sea muy similar, hay que tener en cuenta multitud de factores con los que habrá que jugar de forma muy cuidadosa para motivar a través de la comunicación.
“Para entender la importancia de la comunicación, tanto en la motivación como en la gestión de equipos, es imprescindible entender qué significan los términos comunicar y motivar. Hay que hacer partícipe al otro, conversar, dar causa para algo, estimular…”, apostilla el experto de Michael Page.
Comunicar: más función que habilidad
Finalmente, Velasco considera que el principal desafío profesional de los comunicadores es que su trabajo sea entendido por otros directivos como una función esencial al servicio de los objetivos del equipo o de la empresa, y no tanto como una habilidad, aunque también lo sea.
Asimismo, defiende la necesidad de demostrar aún más el valor que aporta la comunicación como función transversal que contribuye al éxito de otras funciones, tales como recursos humanos (comunicación interna y políticas de motivación), legal (crisis), marketing (comunicación comercial en coherencia con la narrativa corporativa), finanzas (comunicación con los accionistas y analistas) y operaciones en general.
“Y, por supuesto, es clave en el acompañamiento al primer ejecutivo de la organización en su relación con los grupos de interés”, concluye Velasco.
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