Cuando una empresa concede crédito comercial a un cliente, es decir, permite que aplace el pago de los bienes o servicios que compra, lo hace confiando en que el cliente pagará sus facturas posteriormente. De un modo similar, cuando un banco concede un préstamo o un crédito a una compañía, confía en que ésta le reembolsará los fondos prestados en las fechas de vencimiento.
Lo lógico es que la confianza que subyace en este tipo de decisiones se base en algún tipo de análisis y no solamente en la buena voluntad. En este sentido, es posible analizar muchos elementos de una empresa, entre los que destaca la evolución previsible que tendrá en cuanto a sistema productivo, así como del mercado en el que compite. Tradicionalmente es algo que se ha hecho, sobre todo, desde los bancos, pero que hoy en día con las herramientas de información existentes es accesible a cualquier tipo de compañía. Observando elementos como los siguientes se puede prever por dónde irá el futuro de una empresa y decidir en consecuencia si se le concede crédito o no.
Trayectoria histórica
Para una empresa con una trayectoria consolidada en el mercado suele ser más sencillo acceder al crédito que para una de reciente creación, que tiene mayor probabilidad de cese de actividad. Esto explica por qué los bancos son tan reacios a la hora de financiar startups. Además de analizar el histórico general de la empresa, se puede ver la evolución de aspectos más concretos de su negocio como, por ejemplo, la del objeto social y sus modificaciones o la de los bienes o servicios comercializados. También es importante ver los procesos de concentración (fusiones, adquisiciones, etcétera) y los judiciales en los que se ha podido ver inmersa. En el caso de estos últimos, interesa analizar su frecuencia, la posición que ocupa en ellos (demandante o demandada) y los motivos concretos por los que figura. No da mucha confianza una empresa que permanentemente es demandada ante los tribunales.
Equipos de producción e instalaciones
Es un análisis muy importante en las empresas de tipo industrial, aunque de un modo u otro puede hacerse en todo tipo de compañías. En función del acceso que se tenga a la empresa, se puede estudiar desde la antigüedad o el coste de adquisición de los equipos e instalaciones hasta su ubicación física, el grado de aprovechamiento y mantenimiento o la tecnología utilizada. Si los equipos y las instalaciones no son los adecuados, pueden existir dudas sobre la viabilidad futura de la compañía.
Recursos humanos
El capital humano de la empresa es su recurso más valioso, por lo que resulta vital estudiarlo si se desea prever su evolución como sistema productivo. Los analistas suelen incidir en estudiar el tamaño, el nivel de cualificación y, cuando se puede conocer, la evolución previsible de la plantilla. Muy importante también es conocer la composición, profesionalidad y experiencia del equipo directivo. Un equipo poco preparado puede tomar decisiones que perjudiquen el desarrollo futuro de la empresa.
Productos y mercados
En este ámbito se pueden estudiar aspectos tales como gama, estacionalidad, tecnología incorporada y políticas de fijación de precios, comercialización y distribución de los bienes y servicios ofertados. Los ámbitos de mercado (local, nacional, internacional) en que compite y su posición relativa frente a competidores (cuota de mercado), clientes y proveedores también dan pistas sobre su futuro.
Evolución del mercado
Por último, una vez que se estudia la evolución previsible de la empresa como sistema productivo en función de los elementos expuestos, conviene analizar la situación actual y previsible de su mercado. Existen mercados relativamente seguros, donde se paga bien y el porcentaje de impagados es reducido, aunque por desgracia son menos habituales de lo que a muchos nos gustaría.
También hay circunstancias que deben ser analizadas con detalle con respecto al mercado, como cuando existe en su conjunto un exceso de oferta, con una fuerte competencia que puede reducir las posibilidades de éxito de las empresas inmersas en ellos. Es la situación que se da en los mercados maduros, que metafóricamente se suelen comparar con océanos rojos, donde para que una empresa incremente su cuota de mercado debe hacerlo a costa de su competidor haciéndole “sangre”. Algo similar ocurre cuando aparece en el mercado un producto sustitutivo al ofertado por la empresa (piensa, por ejemplo, en el caso de las empresas hoteleras con la aparición de las viviendas de uso turístico). Consideraciones de este tipo deben ser tenidas muy en cuenta antes de tomar la decisión de la concesión de crédito (comercial o financiero) a una empresa.