“La mayoría de las personas gastan más tiempo en hablar de los problemas que en afrontarlos”, dijo Henry Ford. Y precisamente uno de los problemas más comunes hoy en día es la falta de tiempo. También dicen que el tiempo no se tiene, sino que se busca. Pero, ¿y si los horarios o la carga de trabajo nos impide buscarlo?, ¿y si no logramos equilibrar nuestras vidas personales y laborales? Pues, de acuerdo con algunos estudios, la conciliación parece secundaria, dado que el 62% de los trabajadores en activo antepondría la proyección profesional.
Pero la realidad es que hay vida más allá del trabajo, aunque sean muchos los que apenas puedan salir a tomar cañas, al cine, de compras o a realizar alguna actividad deportiva. Sin embargo, las personas capaces de conciliar, de disfrutar del ocio fuera de la oficina, aquellas que trabajan para vivir –en lugar de vivir para trabajar- son más creativas, no arrastran el cansancio, están más sanas y motivadas, “tienen hasta un 400% más de compromiso y presentan tasas de absentismo incluso un 300% inferiores”. Nuria Chinchilla, profesora del IESE, asegura que las empresas que fomentan la conciliación son más productivas y competitivas, ya que generan más confianza y logran una mayor unión entre sus trabajadores. De hecho, no solo es que consigan más sinergias entre ellos, sino que resultan más atractivas a la hora de atraer el talento, porque los empleados cualificados cada vez buscan más esa flexibilidad que permite, en la medida de lo posible, trabajar por objetivos.
En el lado contrario de la balanza, Chinchilla advierte de que las empresas que no fomentan la conciliación padecen una mayor rotación no deseada, al sufrir la marcha de los mejores trabajadores, tentados por otras empresas al ofrecerles más posibilidades de conciliar.
Herramientas de conciliación
Ahora bien, ¿cómo pueden las empresas fomentar la conciliación? Elena Orden, consultora de PeopleMatters, remarca que hay muchas y variadas maneras, en función de la actividad y del sector. En cualquier caso, destaca las siguientes:
- Flexibilidad horaria: en España, según los últimos informes, solo 3 de cada 10 personas tienen algún tipo de flexibilidad laboral. Sin embargo, la flexibilidad horaria (de entrada y salida, de turnos, etc.) “es una de las primeras medidas que favorece la conciliación, y quizá la más extendida”, sostienen desde PeopleMatters. Chinchilla, por su parte, sugiere otorgar un margen de tiempo que oscile entre una hora y dos de diferencia.
- Flexibilidad espacial: hoy en día podemos llevar la oficina en la mochila (en la tablet o en el ordenador) e incluso en el bolsillo, en nuestro smartphone, para trabajar desde el sofá de casa, el vagón de un tren o una cafetería con conexión a Internet. Pero en este sentido, Orden apunta que en nuestro país aún no hemos desarrollado la cultura del teletrabajo, y que sin lugar a dudas esta sería una de las maneras que más ayudaría a aumentar la productividad y a equilibrar las responsabilidades profesionales con las necesidades personales.
- Beneficios sociales: son las prestaciones no dinerarias que se ofrecen al profesional de forma directa o indirecta a través de un tercero, en aras de mejorar la eficiencia retributiva.
- Ventajas en la adquisición de productos: es una de las más comunes, señalan desde PeopleMatters. Son, por ejemplo, los acuerdos con gimnasios. En líneas generales, se trata de descuentos en productos o servicios con cadenas asociadas a la empresa.
- Puesta a disposición de servicios que ayuden a los profesionales con sus necesidades personales: actividades para los días sin cole, servicio de tintorería, de tramitaciones administrativas, etc. serían algunos ejemplos.
En España se concilia mucho menos
“En España se concilia mucho menos que en otros países. Trabajamos más horas y nos quedamos hasta tarde, porque aún hoy la cultura del presentismo está muy arraigada. Los horarios de trabajo actuales en nuestro país no permiten conciliar en los mismos términos que lo hacen otros”.
La consultora de PeopleMatters explica que en Estados Unidos, por ejemplo, la productividad se mide por resultados y que al otro lado del Atlántico existe una mayor flexibilidad horaria. Es más, según el New York Times, el 80% de los jóvenes de en torno a los 30 años que viven en Nueva York trabajan desde casa.
Asimismo, Orden revela que en Suecia la jornada laboral suele terminar a las 16 horas. Un poco más tarde finaliza en Alemania o Reino Unido, donde acaba entre las 16:30 y las 17 horas. Y ya más cerca de España, pero con horarios mucho más racionales, están otros países mediterráneos como Italia y Francia, donde se sale de trabajar entre las 17 y las 18 horas.
Las jornadas se dilatan…
“En España entramos a trabajar más tarde (8:30 – 9:00) y dedicamos más tiempo a la hora de la comida (una hora e incluso en algunas compañías dos). Nuestro huso horario, modificado desde 1940, no ayuda a mejorar esta situación, y muchas han sido las veces que se ha puesto sobre la mesa la necesidad de cambiarlo y ajustarnos al que nos corresponde”.
PeopleMatters cuestiona si realmente podemos ser productivos con estos horarios o si, por el contrario, lograríamos mejores resultados en términos de eficiencia y productividad con otros diferentes.
“En España, todavía tenemos mucho recorrido de mejora en el ámbito de la conciliación de la vida personal y profesional. Debemos comprender que conciliar no significa trabajar menos, sino trabajar mejor. El concepto “conciliación” debe extenderse tanto al ámbito familiar como al personal”.
Orden apostilla que las nuevas generaciones reclaman, sobre todo, el conocido como “tiempo para vivir” y que en la propuesta de valor al empleado tiene más peso que nunca el equilibrio entre su vida personal y profesional.
Las tres efes
Feminidad, flexibilidad y familia son las tres efes de la conciliación. Al menos, para Chinchilla, quien insta a mirar la realidad con el ojo femenino, no solo con el masculino. Al mismo tiempo, asevera que todo lo que está vivo tiene que ser tratado y dirigido de manera flexible, puesto que el ser humano atraviesa diferentes etapas en las que van cambiando las necesidades. Finalmente, recuerda que todos formamos parte de una familia, que “no somos islas en un océano, tenemos responsabilidades a las que nos debemos cuando salimos del trabajo”, concluye.