Generalmente asociada con las grandes empresas, la Big Data tiene un potencial gigantesco para la creación de mejores políticas ambientales y sociales. Conozca esta tendencia de sostenibilidad y tecnología.
Con un mercado estimado en más de 273 mil millones de dólares para 2026, la Big Data es una tecnología transversal que afecta a innumerables verticales de mercado y organizaciones gubernamentales e independientes. Dentro de ellas, las encargadas de estimular la sostenibilidad.
Un ejemplo de esta tendencia lo dan las Naciones Unidas que, desde 2015, incluye a la Big Data como una de las grandes herramientas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o Sustainable Development Goals (SDG).
Según documentos de la ONU esta tecnología podría arrojar luz sobre disparidades sociales que antes permanecían ocultas. Porque la Big Data es una tecnología crítica para dar visibilidad en un mundo plagado de datos.
Algunos ejemplos
Uno de los casos más conocidos de Big Data con gran impacto ambiental es la movilidad en las grandes ciudades. Gracias a esta tecnología es posible construir mejores rutas de transporte y conocer qué partes de la ciudad son más complicadas, generando mayores demoras y consumo de combustible.
Pero esta es apenas una muestra del potencial del Big Data como un componente vital en la construcción de las smart cities. En Colombia, por ejemplo, la información generada por su capital (Bogotá) es recibida y analizada en la agencia de analítica distrital (Agata) para ser usada en la construcción de políticas locales.
Otro ejemplo positivo es la recolección de basura en los centros urbanos. Por medio del Big Data es posible conocer en qué sitios se acumulan mayor cantidad de desperdicios para determinar rutas más frecuentes. La Big Data también se usa para determinar el cubrimiento educativo, de seguridad y salud.
Calidad de datos y naturaleza
Obviamente la Big Data no trabaja sola y solo es tan eficaz como la cantidad y calidad de datos con la que es alimentada. Una información que puede venir de fuentes tan diversas como imágenes satelitales hasta sensores (IoT) en los campos agrícolas. Además esta información debe ser suministrada a procesos de analítica e Inteligencia Artificial para detectar patrones y anomalías, entre otras posibilidades.
Y así como el Big Data puede dar mayor visibilidad de lo que pasa realmente en las ciudades, lo mismo ocurre con el planeta. Esto incluye la deforestación, el nivel de agua en los océanos y el deshielo de los casquetes polares, entre otras variables.
Esta información es más importante que nunca porque el planeta se encuentra en un delicado balance con cientos de especies en peligro de extinción y miles de bosques perdidos cada año. Pero ahora, gracias al Big Data podemos darle cifras a esta cruda realidad para tomar medidas en serio que nos ayuden a construir un planeta mejor.
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