Desde hace años las empresas están tratando de que las personas que dirigen equipos sean auténticos líderes, que saben lo que quieren, comprenden a las personas que los rodean y su entorno, inspiran a los demás y estos los siguen sin que se lo pidan.
Aunque los datos demuestran que se están consiguiendo grandes cambios, es cierto que algunas compañías aún están “dirigidas” por jefes a la antigua usanza, que ordenan y mandan que todo se haga como ellos dicen.
Frente a lo anterior, otras empresas -pocas, de momento- van un paso por delante y están trabajando el denominado liderazgo consciente, que otorga una mayor importancia a las personas y a sus habilidades, frente a la primacía del conocimiento.
Una vez que los ejecutivos y directivos son conscientes del potencial de las personas, se apoyan en ellas para mejorar las relaciones laborales e incrementar la productividad, y es así como se convierten en lideres conscientes.
¿Qué es el liderazgo consciente?
Lo definen como un salto cuántico. Consiste en inspirar a todas las personas que te rodean para que den lo mejor de sí mismas y se alineen con unos valores comunes. Todo el mundo es líder en su propio espacio, solo nuestros miedos personales pueden impedirnos serlo.
Para ser un buen líder, hace falta un conocimiento profundo de nosotros mismos, de nuestros recursos, de nuestros fallos y debilidades, así como de nuestras capacidades y talento. Solo así podremos mejorar. Está demostrado que una vez que tenemos la capacidad de aprender del entorno en todos los ámbitos, podemos convertirnos en líderes.
Ser conscientes de lo que somos
Pero ser un líder consciente es un gran reto. Estos son algunos puntos necesarios para iniciar el cambio de nuestro modo de pensar:
- Saber por qué estamos asumiendo ese liderazgo. El motivo principal de asumir esa responsabilidad tendría que centrarse en crear espacios de seguridad donde los que nos rodean puedan «hacer y ser», gracias a sus habilidades y conocimientos. Asumir un liderazgo para conseguir unos resultados basándose solo en el conocimiento no es liderazgo consciente, falta trabajar la psicología de las personas.
- Conocer tus valores éticos y compartirlos. Es lo que se denomina liderazgo compartido. Un auténtico líder desarrolla sus valores esenciales (transparencia, cooperación, colaboración, empatía, etc.) basándose en la confianza y el respeto hacia los demás. De todos ellos, la empatía es uno de los más importantes, porque sin ella, por mucho que trabajes, es imposible crear un equipo que te siga y te ayude.
- Ser consciente de que tienes que cambiar. Es posible que tengas que modificar tu actitud, algunas creencias y ciertas conductas, solo así conseguirás un liderazgo consciente. El gran obstáculo será tu ego, pero si has trabajado y tienes claros tus valores del punto anterior, serán esos valores éticos los que educarán tu ego.
Trabajar con consciencia
Para conseguir los tres puntos anteriores, es preciso trabajar con consciencia lo siguiente:
- Conocerte profundamente como persona. Se trata de conocer nuestro mundo interior y percibir el mundo que nos rodea, tener autocontrol y descubrir nuestro propio patrón de personalidad, para poder transmitir nuestros valores a los demás. Esto significa estar despierto y atento a las acciones, para poder decidir cómo actuar frente a ellas.
- Saber cuál es la realidad de tu talento. Toda persona tiene defectos y habilidades, de la misma manera que todos podemos llegar a tener talento en alguna de esas habilidades. Se nace con talento, pero es cierto que este también se entrena con esfuerzo, dedicación y experiencia. Conocer la realidad de ese talento es una pieza clave en el proceso de conversión en líder consciente.
- Definir el objetivo final. Todos tenemos una meta en nuestra vida y será esa meta la que definirá nuestro papel para conseguir el objetivo final. No debemos pensar en un objetivo como éxito o fracaso, tenemos que ir un paso por delante y lograr la felicidad de cada una de las personas que nos rodean en cada instante, así el objetivo se conseguirá solo.
El papel de la meditación
Los tres puntos anteriores se pueden lograr a través de la meditación.
La meditación es una práctica para conseguir un estado superior de bienestar. Descarga el sistema nervioso y ayuda a recuperar la atención, la memoria, la concentración y la creatividad, para llegar a mejorar la capacidad de aprendizaje.
En definitiva, la meditación expande la mente y ayuda a ser más creativo, lo que repercute en la consecución de mejores decisiones.
La meditación es la herramienta más eficaz para conseguir conocerte mucho mejor y desarrollarte como persona y, si lo deseas, como líder.
El gran inconveniente que tenemos para entrenar nuestra mente es el vertiginoso ritmo diario al que estamos sometidos, tomamos decisiones inmediatas, bajo presión, y el estrés hace que estemos tensos y perdamos facultades, lo que repercute en que no consigamos la libertad mental y emocional que se necesita para ser un líder consciente.
El cerebro va muy rápido y esto hace que la consciencia sea difícil de controlar y nos colapsamos, porque no hay equilibrio y solo tenemos como objetivo conseguir los resultados que esperan de nosotros.
Si no hacemos pausas, no hay consciencia. Los expertos aseguran que parando cuatro veces al día durante tres minutos es posible regular nuestro sistema nervioso y tomar mejores decisiones.
Recuerda que el liderazgo consciente es una condición necesaria para llegar a tus objetivos personales y profesionales, pero tienes que trabajarlo.