Después de un largo periodo como colaborador de este blog, me gustaría despedirme con un artículo con el que seguir aportando valor, tal y como he intentado hacer durante todos estos años.
He estado pensando mucho sobre qué escribir, y que pudiera ser de interés y utilidad para mi último artículo, tras hacer un repaso por los diversos temas que he tratado hasta ahora. Así que quiero dejaros con algo que se ha convertido en uno de mis recientes descubrimientos, la mayor herramienta que tenemos para vender: la autenticidad.
¿Qué es la autenticidad? Ser genuino
A veces, nos olvidamos de que el público no compra los servicios o los productos per se, sino que nos compra a nosotros. Compra nuestra energía, lo que verdaderamente somos.
Estoy convencido de que si la marca Apple mañana vendiera un inodoro, por ejemplo, habría una larga cola de personas que querrían hacerse con uno. ¿Por qué?
Porque dedicamos mucho tiempo y energía a las estrategias de marketing, a decidir si es mejor el inbound o el outbound marketing, si presentar un servicio con cuatro sesiones de vídeo o una, cuál es el mejor canal para la publicidad, etc.
Pero durante todo ese proceso, nos olvidamos de la coherencia y la autenticidad. Olvidamos ser genuinos, que es lo realmente importante.
Si queremos construir un océano azul, lo único en lo que somos realmente diferentes de cualquier otra persona o entidad es nuestra realidad, nuestra propia esencia. Es presentarnos siendo nosotros mismos. Siendo fieles a ese espíritu, todo lo demás viene después.
Y aunque parece evidente, lo cierto es que la mayoría de las veces se nos olvida, se pierde o se despista entre tantos modelos, ejemplos y fórmulas a seguir.
Nos centramos en emular a otros y, aunque soy el primero que dice que el éxito es un patrón replicable, nos olvidamos de qué es lo que hay que replicar. No se trata de hacer exactamente lo mismo que los demás, sino de entender la estructura y adaptarla a nuestra esencia.
Transmitir nuestros valores
Se trata de tomar la herramienta para que, desde ahí, cada uno pueda construir y crear algo propio, auténtico, genuino.
A partir de ahí, transmitiendo nuestros valores y principios, siempre conectados con nuestro propósito, conseguiremos vender, porque es lo único que nos puede diferenciar. Porque, como decía, es lo que la gente quiere de nosotros, lo que nos va a comprar.
Si logras crear un producto o servicio auténtico, que esté realmente conectado contigo, que muestre lo que eres verdaderamente, lograrás transmitir lo que la gente quiere de ti, por lo que confía en ti, por lo que les puedes ayudar.
Este es un punto en el que las personas emprendedoras muchas veces nos engañamos. Pensamos que lo que hacemos y ofrecemos es para todos, y no es verdad. Tenemos que ser conscientes de quiénes son las personas que conectan con nuestra energía.
Por eso, insisto en que la mejor herramienta de venta es la autenticidad, ser genuino.
Partiendo de esta fórmula, aparentemente tan sencilla, sabiendo quiénes somos, qué ofrecemos, para qué y a quién lo ofrecemos, las ventas estarán aseguradas.
Conectar con los demás para vender
Todo es cuestión de conexión; conectar con tu propósito, con las personas, con la energía del dinero, con la comunidad.
El camino del emprendimiento, como el camino de la vida, es un constante proceso de aprendizaje, algo que nunca debemos olvidar.
He querido compartir mis aprendizajes durante todo este tiempo, con el propósito de ayudar a otras personas que andan por caminos similares a los que he transcurrido yo, para facilitarles la labor y eviten algunos de mis errores.
He disfrutado mucho a lo largo de todo este recorrido, pero es momento de cerrar esta etapa. Agradezco mucho haber podido acompañaros durante todo este tiempo y me sentiría muy satisfecho de saber que algo de lo que he compartido ha podido ser de utilidad.
¡Hasta pronto!
Foto de Slava en Unsplash