En Abadía Retuerta han revolucionado la experiencia de cliente. Esta pyme, cuya actividad principal es la producción de vino, se ha volcado en crear un ambiente único, una experiencia totalizadora para sumergir al usuario en el mundo de la vinicultura: el “enoturismo” llevado al máximo nivel.
Después de décadas de inactividad, esta finca –que data del siglo XII- produjo el primer vino de la marca “Abadía Retuerta” en 1995, y adquirió reconocimiento internacional gracias al crítico Robert M. Parker, quien quedó impresionado y con su elevada puntuación abrió las puertas de los mejores restaurantes estadounidenses y europeos a Abadía Retuerta. Desde entonces, esta empresa basa gran parte de su negocio en la exportación de su producto, que continúa causando sensación en los paladares de todo el mundo.
Su secreto reside en la innovación en el modelo de negocio, con un servicio personalizado para cada cliente. Su modelo se basa en gran medida en el valor de la tierra que rodea a la abadía y en el respeto por el medio ambiente, compaginando la innovación, la tecnología, la modernización, con la naturaleza y la tradición. Han creado una forma de producción de vino sostenible y que evoca las formas tradicionales. Para ello, compensan el dióxido de carbono que se crea de la producción de cada botella con la masa forestal de su finca y crean un equilibrio visible entre las ventajas de la modernización y el valor de lo tradicional.
Sin perder de vista el presente, siguen pensando en el futuro. En este vídeo nos cuentan cómo lo han hecho.
