El vídeo es el mecanismo de expresión principal para muchos. Antes de Internet, la gente veía más la televisión de lo que leía la prensa o escuchaba la radio. El hecho de que las webs se hayan basado principalmente en texto e imagen hasta ahora, ¿era quizá una limitación tecnológica? ¿Tenderá todo a ser “vídeo” en el futuro cercano?
Hacer predicciones es difícil, pero las nuevas generaciones son más audiovisuales que las pasadas y el consumo de vídeo no deja de aumentar:
- En España, el vídeo bajo demanda gratis es el medio más utilizado para acceder a contenido multimedia.
- El 64% del tráfico a nivel global en 2014 era vídeo, y el 55% del tráfico móvil era vídeo.
- En Estados Unidos YouTube concentra más personas entre 18 y 49 años que cualquier cadena de cable.
- En un segundo se ven más de 108.000 vídeos en YouTube.
- Y en ese mismo segundo se suben unas 300 horas de vídeo a Youtube.
Y, para mí, uno de los datos más impresionantes, los youtubers son más influyentes para los jóvenes que los actores populares (al menos en Estados Unidos):
Fuente: MarketingCharts.com
Aunque el vídeo se consume en todos los grupos de población, son los jóvenes los más proclives a usarlo como medio principal. Sí, volvemos a entrar en los debates generacionales de los millennials.
La conclusión parece obvia: el vídeo juega un papel fundamental en el ocio y en la toma de decisiones de las personas, así que las empresas deben producir más contenido en vídeo para conectar con sus consumidores. Por desgracia, no es tan fácil.
Los mayores obstáculos al crear vídeo
El vídeo cuenta con unas cuantas dificultades. Para empezar, el coste de producción es mayor que el de, prácticamente, cualquier otro tipo de contenido. Escribir un post, ya sea con autores de pago o personal de la empresa, es, al menos relativamente, económico. El diseño gráfico, aunque más caro que el “texto desnudo” también resulta más económico. Pero en el mundo del vídeo, sobre todo si queremos “valores de producción” elevados, los costes son superiores, aunque decrecientes y mucho más bajos que hace unos años.
La complejidad de producir vídeo es también mayor. Se requiere equipamiento relativamente especializado, aunque a costes cada vez más asequibles y con opciones low cost que pueden permitir resultados buenos a precios razonables (móviles, webcam…).
Aunque el coste y la complejidad no sean triviales, la mayor dificultad no es crear vídeos, sino conseguir que alguien los vea. Como alguien dijo una vez (o muchas):
“Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro no es difícil. Lo difícil es educar al hijo, que el árbol crezca y que alguien lea el libro”.
Con el vídeo pasa igual. Puede que crearlo tenga su mérito, pero conseguir que alguien lo vea es el auténtico reto. Hacemos las cosas para que alguien las consuma, para vender un mensaje y convencer a una audiencia, no por el mero placer de hacerlas (que también).
Aunque no hay datos concretos (o no he sido capaz de encontrarlos) de cómo se distribuyen las visualizaciones de YouTube, apostaría a que siguen este patrón: unos pocos grandes éxitos, una gran masa de contenido que se ve poco o nada. Como pasaba con Spotify, el 20% de las canciones nunca habían sido escuchadas.
No obstante, los datos de visualizaciones medias nos pueden dar una pista, sobre todo de las categorías que tienen más éxito:
Merece la pena leer con algo más de detenimiento el artículo de ReelSEO para encontrar alguna pista sobre qué funciona mejor y qué peor, pero hay que tener en cuenta que, aunque orientativo, el número medio de visualizaciones no es un indicativo demasiado bueno, si no conocemos la desviación típica o más detalles sobre la distribución.
Buenas prácticas a la hora de crear vídeos para empresa
Dicho todo esto, ¿qué podemos hacer para no perdernos en el océano de vídeos? Algunas ideas:
- Analiza tu temática y tus valores. Muy obvio, pero… ¿Qué tenemos que ofrecer? ¿Cuál es nuestra propuesta de valor? Empecemos por lo básico.
- Responde preguntas. YouTube es el segundo buscador del mundo, la gente «le hace preguntas», literalmente. Así que: ¿qué preguntas puedes responder?
- Sé útil. El entretenimiento y los tutoriales son las dos categorías líderes.
- Apóyate en “estrellas”. Los famosos YouTubers. La mayoría se quedará lejos del presupuesto disponible, pero es posible que encuentres personas influyentes que encajen con tu producto, con menos audiencia, pero más accesibles.
- Dale un toque “profesional”, pero no te vuelvas loco. Muchos de los vídeos más vistos presentan una factura completamente amateur. No te paralices porque tus vídeos no alcancen la mejor de las facturas técnicas. Eso no quiere decir que tengas que ser un chapuzas, claro.
El mundo no acaba en YouTube…
Pensar que el mundo del vídeo online acaba en YouTube es un error, hay otros actores, que a veces difieren en enfoque y formatos.
El conocido Vimeo, o Periscope y Meerkat (enfocados en streaming en directo) o propuestas como Vine (vídeos de 6 segundos) e Instagram (15 segundos) tienen enfoques y formas de consumir el contenido muy distintas a YouTube, pero las dejaremos para un futuro artículo. Eso sí, lo importante es no olvidar que hay vida más allá de YouTube.
Deberes para casa
El mundo del vídeo se aprende practicando. Así que lo mejor es crear el canal y empezar a pensar qué estrategia de contenido en vídeo vamos a seguir (quizá no precisamente por ese orden).
Algunos enlaces que te facilitarán la tarea:
- Cómo crear el canal de YouTube para tu marca, paso a paso.
- Academia de creadores de YouTube.
- En esta revista de Flipboard he dejado una serie de enlaces interesantes sobre el mundo de YouTube y el vídeo online.
Foto: Rossana Ferreira