Un 40% de las pymes españolas asegura que sus ventas crecerán este año

Nadie lanza las campanas al vuelo, pero al menos comienzan a sonar. Aunque el ritmo aún no sea de carnaval, muchos se preparan para empezar a bailar. Según el último informe elaborado por la Fundación para el Análisis Estratégico y Desarrollo de la Pyme (FAEDPYME), un 40% de las pymes españolas asegura que sus ventas crecerán este año.

Tras el incremento de la demanda se mueven variables como ingresos, beneficios, empleo o exportaciones. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. El peso de las microempresas en nuestro país es mayor que en el resto de Europa, lo que constituye una debilidad. Por ello, Antonio Aragón, codirector general de FAEDPYME y catedrático de la Universidad de Murcia, sugiere incentivar el crecimiento del tamaño por la vía de asociaciones, fusiones o acuerdos.

¿Se acabaron las tormentas y las temperaturas gélidas? Un tercio de las pymes españolas destaca que en 2015 mejorará el clima empresarial. Aragón piensa que se trata de una consecuencia de las mejores expectativas en ventas y en empleo, aspectos que se retroalimentan de manera positiva. Por otra parte, a medida que aumenta el tamaño, también se incrementa la percepción de mejora del clima, lo que confirma el papel clave del crecimiento.

El frenético ritmo de destrucción de puestos de trabajo parece haber tocado fondo. Que un 81% de las empresas confíen en que el mercado laboral se mantendrá en niveles similares a 2014 puede interpretarse como un dato positivo. El pesimismo ya no campa a sus anchas, ya que un 14,4% de las pymes piensa que el empleo aumentará.

 

Expectativas positivas

Si bien en 2014 la diferencia entre los que creían que las ventas aumentarían y los que temían que disminuirían se situaba en los 20,5 puntos, este año se ha incrementado hasta los 31,6 puntos. Es decir, el saldo positivo entre las empresas que tienen unas expectativas de mejora de las ventas y las que opinan que se estrecharán ha crecido más del 50%. Aragón resalta que “las expectativas son claramente positivas en 2015”.
Los sectores más dinámicos en cuanto a previsiones de creación de empleo son los servicios y el comercio. En el otro lado de la balanza, la construcción. Respecto a las ventas, también son los servicios los que acaparan mejores expectativas, seguido muy de cerca por la industria.

Mientras el tiempo medio que se requiere para crear una empresa se ha reducido de los 23 a los 13 días, el número de trámites ha pasado de 10 a 6. El codirector general de FAEDPYME sostiene que se camina en la dirección correcta, pero advierte de que la excesiva burocracia y la lentitud para conseguir todas las autorizaciones y permisos administrativos continúan suponiendo frenos para la creación de empresas en España.

Pese a que el número medio de trámites haya disminuido, existen bastantes diferencias dependiendo de la Comunidad Autónoma. Aragón lamenta que las 17 regulaciones distintas que conviven en España dificulten el crecimiento y la expansión de las pymes, en mayor medida cuanto más reducido sea el tamaño de la compañía.

Más de la mitad de las pymes necesitan recursos ajenos, mientras que el resto autofinancian sus inversiones o no necesitan fondos porque no están invirtiendo. El acceso al crédito claramente está mejorando, y cada vez son más las empresas que solicitan líneas de financiación. De hecho, en 2014 creció más del 30% el porcentaje de pymes que acudieron a las sucursales bancarias. Aragón considera que lo más importante es que se les ha concedido los préstamos con cierta rapidez, y en las mismas o en mejores condiciones que años atrás.

El grifo del crédito empieza a gotear, lo que no significa que las pymes se estén desapalancando. Y es que la crisis las ha debilitado de manera significativa. El catedrático de la Universidad de Murcia augura que el desapalacamiento se producirá en los próximos años, sobre todo si se consolida la recuperación económica.

Conocer las debilidades y fortalezas de las pymes resulta de vital importancia a la hora de competir en mercados cada vez más abiertos y cambiantes. Aragón recuerda que tanto las empresas como la economía en su conjunto se mueven en escenarios muy volátiles, condicionados en ocasiones por factores ajenos no ya al control de una compañía, sino también del propio Gobierno. Así, deberán asimilar que “habrá más incertidumbres que certezas”, lo que las obligará a ser rápidas para adaptarse. “Y las que no lo hagan, tendrán dificultades para sobrevivir”, apostilla.

 

Formación, asignatura pendiente

Habrá que hincar más codos, pues la formación continúa siendo una asignatura pendiente. Aunque casi dos tercios de las empresas destinen recursos a esta partida (67,2%), todavía pasa desapercibida para un 32,8% de las pymes. Únicamente se forma al 42,6% de los trabajadores de cada empresa y con una intensidad media de 5,34 horas por empleado. El codirector general de FAEDPYME cree que los recursos no son suficientes, y que en muchos casos la formación no responde a un análisis de las necesidades reales. “No siempre está clara la eficacia de la formación. En España, hay una excesiva cultura de subvención que también se extiende a la formación”.

Más orientadas hacia la innovación en productos que a procesos o gestión, la mayoría de las pymes podrían catalogarse como innovadoras. Puede que sean buenas a la hora de introducir nuevos productos o servicios, y en modificar los existentes para amoldarse a las exigencias del mercado, pero no al destinar recursos a la investigación. Aragón opina que es el aspecto que requeriría un cambio con mayor urgencia y, de nuevo, que no resulta ajeno al tamaño. En cuanto a la posición de las pymes frente al cambio, las mayores dificultades son las de predecir y cuantificar la demanda futura, seguido por la de anticipar el comportamiento de los competidores.

Las pymes son las protagonistas indiscutibles de la economía española, por lo que habría que potenciar su crecimiento y facilitarles el acceso a los mercados internacionales. La cualificación de las plantillas supone el mejor activo para competir. Así, los empresarios no deberían mirar a los empleados exclusivamente como un «coste», sino que tendrían que ser capaces de poner en valor las habilidades y conocimientos de las nuevas generaciones que cada vez acceden más capacitadas e ilusionadas al mercado laboral y que, en muchos casos, “se frustran como consecuencia de una visión excesivamente orientada al muy corto plazo”. Respecto al nivel medio de preparación de las plantillas, en una pyme tipo, un 20,5% del personal no tiene estudios, un 49,2% tiene estudios básicos, bachillerato o formación profesional y el 30,3% restante tiene estudios universitarios.

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