El sabio refranero nos recuerda que “no hay mal que cien años dure” y que “nada es para siempre”, así que cuanto antes lo asumas, mejor: tu empresa va a terminar desapareciendo.
Es consustancial a la vida, si cayó el imperio romano y muchos otros, tu proyecto también caerá. Como curiosidad, la constructora Kongo Gumi, fundada en el año 578 en Osaka (Japón), ocupaba la primera posición en la lista de empresas más antiguas del mundo hasta 2007, año en que cesó su actividad. Un pergamino de unos tres metros de longitud del siglo XVII permite rastrear las 40 generaciones que se remontan hasta los comienzos de la compañía, pero toda esa experiencia acumulada no evitó que una crisis económica en enero de 2006 la llevara a la liquidación, que finalizó cuando sus activos fueron adquiridos por Takamatsu Corporation.
Así que lo más que puedes hacer es que al menos te sobreviva a ti, por eso este artículo, además de ayudarte a tomar consciencia de lo efímero de cualquier cosa en la vida, pretende darte algunas ideas para aguantar lo máximo posible:
- Cuenta una historia universal: hay muchos cuentos que aún persisten en nuestros días, son los que tratan de valores universales, los que nos ayudan a crecer y entender la vida. Busca que tu empresa tenga una historia similar y unos fuertes valores que le sirvan de base. Las modas te pueden valer para dar un pelotazo, pero suele ser más complicado crear algo duradero.
- Innova: aunque tu historia sea universal, tendrás que ir adaptándola al lenguaje de los tiempos. Da igual lo bueno que sea tu producto o servicio, tendrás que mejorarlo continuamente. Es la forma de mantenerse joven o, dicho en clave darwiniana, solo los que se adaptan sobreviven.
- Cultura: es un término a veces manido pero que tiene más importancia de la que parece, tener una cultura a nivel interno y externo que sea coherente y sólida, que permita que la historia y los valores se transmitan, es otro factor vital en la perdurabilidad de tu empresa.
- Equipo: apuesta por las personas, rodéate de buenos equipos y en general de gente más lista que tú y con ganas de trabajar. Por mucha tecnología y robotización que nos quede por delante, detrás siempre habrá unas personas con alma y corazón que son la motivación de la compañía.
- Honestidad: con tus clientes, explicándoles bien lo que ofreces; con tus finanzas, para no autoengañarte; con los proveedores, para tener una relación duradera, admitiendo tus errores y ofreciendo la mejor solución que esté en tu mano, y no prometiendo nada que no puedas cumplir.
- Alegría: dicen que hombre sin sonrisa no abre tienda, procura divertirte con lo que haces o se acabará mustiando por sí solo.
- Cuida la caja: la mayoría de las empresas muere por necesidades de caja, una mala planificación financiera puede provocar que empresas que son viables acaben muriendo asfixiadas por carecer de pulmón económico. Hay un dicho inglés muy esclarecedor al respecto: “Turnover is vanity, profit is sanity, cash is king” (la facturación es vanidad, el beneficio es sensatez, el dinero es el rey).
- Perseverancia: tengo esta frase de cabecera y ya la he mencionado varias veces, pero aquí viene una vez más:
Persevere. Nada en el mundo puede reemplazar a la perseverancia. El talento no lo hará; nada es más común que los fracasados con talento. El genio no lo hará tampoco; el genio sin recompensa ya es proverbial. Perseverancia y determinación son las únicas virtudes omnipotentes.
Seguro que se puede completar la lista, así que estoy deseando leer vuestros comentarios y debatir al respecto.
Como dato final, Codorníu es la empresa en activo más antigua de España, fundada en 1551 por Jaume Codorníu, pero sí, también desaparecerá.