Todos somos conscientes de la importancia del deporte, sabemos que tenemos que practicar al menos media hora al día, que tiene beneficios no sólo físicos, sino también emocionales y mentales. Pero seamos honestos, luego vienen la reuniones, las cosas importantes de última hora, el agotamiento físico de final de la jornada, la familia… y al final solo nos lo tomamos en serio cuando se acerca el verano, con los propósitos de año nuevo o la vuelta al cole, aunque meses más tarde de nuevo volvemos a dejarlo… Ahora está de moda correr, yo mismo me he preparado una carrera de cinco kilómetros, pero creo que hay que ir un paso más allá, porque el principal problema de los que gestionamos una pyme es que «no tenemos tiempo».
Somos humanos y como tales no podemos luchar contra nuestra tendencia al mínimo esfuerzo, pero sí podemos adaptarnos. Uno de mis trucos ha sido cambiar pequeñas rutinas diarias para ir incluyendo la actividad física en mi día a día, de forma que no me suponga la pereza de ir al gimnasio y me ayude a estar mejor. Estos son solo mis trucos, espero que os ayuden, pero sobre todo que os inspiren a crear los vuestros:
- Yo tenía plaza de garaje en la oficina, con lo que mi rutina era salir de casa en coche, llegar al trabajo, aparcar, subir en ascensor y pasarme diez horas sentado, con lo que sólo andaba para ir al cuarto de baño o a comer, para luego volver en coche a la plaza de garaje de casa y subir de nuevo en ascensor… Lo primero que hice fue vender la plaza de la oficina y empezar a aparcar a una distancia de la oficina que supusiera unos cuatro o cinco minutos de caminata, que con los de la vuelta ya sumaban casi diez; además supuso un ahorro económico, pero lo más importante es que por la mañana me ayudaba a tomar consciencia del día y por la tarde a despejarme.
- Dejé el ascensor, son solo dos tramos de escaleras, subir y bajar escaleras es una de las actividades con más ventajas, y además no utilizarlo contribuye a un menor gasto de electricidad y, en consecuencia, beneficia al medio ambiente.
- Buscar alguna actividad conjunta con alguno de tus socios o compañeros, por ejemplo pádel, que a mí me gusta. De este modo, algo divertido se puede convertir en un buen momento para tratar algunos temas en un ambiente más distendido.
- Después de comer, dar un pequeño rodeo antes de volver a la oficina. Solemos tener tanto que hacer que engullimos la comida y nos ponemos de nuevo al tajo. Pasear un poco tras la comida, además de ayudarnos a hacer mejor la digestión, contribuye a reducir el estrés.
Como veis, no son grandes fórmulas, pero yo las he notado mucho; se trata de pequeños cambios que tienen un gran impacto. No han supuesto una dedicación de tiempo adicional, desde luego nada comparable con coger la bolsa de deporte e ir al gimnasio o algo similar. Además, las he ido automatizando y ya casi ni me doy cuenta de que las hago y puedo ir incorporando más rutinas de este tipo. Seguro que se os ocurre alguna o tenéis más que nos pueden ayudar al resto; serán bienvenidas en los comentarios.
Foto: Vvillamon