¿Es la transformación digital solo para las grandes empresas? Evidentemente no, pero la pregunta del millón es cómo pueden las pymes empezar a digitalizarse, cuáles son los primeros pasos que deben dar para no quedarse atrás. Esta y otras muchas cuestiones se están debatiendo en el espacio España Pyme Digital, en el marco del DES 2019. Resumimos algunas de las principales claves.
Tecnología para sobrevivir en un mercado global
Las pymes deben digitalizarse cuanto antes, si quieren asegurar su futuro. Así lo expresaba Jorge Díaz Cardiel, managing director de Advice Strategic Consultants, en su ponencia El nuevo orden mundial y su impacto para las pymes. “Las pymes españolas van a sobrevivir difícilmente; son excesivamente pequeñas y están aún en la tercera revolución industrial, no en la cuarta, como en Estados Unidos, donde su tamaño es el doble de las españolas y están muy digitalizadas”.
Díaz Cardiel comparó la situación de las pymes con el mundo cinematográfico, para poder hacernos una idea de lo que está pasando y de lo rezagadas que van: “Hay más de cien películas que abordan la transformación digital, desde la inteligencia artificial a la clonación, los hackers, la ciberguerra, los robots, los replicantes…; es ciencia-ficción, pero son cosas que ya estamos viendo”.
Las pymes no solo deben cambiar, sino adaptarse a una revolución radical, máxime si tenemos en cuenta que “el 67% de los españoles trabaja en una pyme y el 70% vive con poco dinero”. Por ello, hay que ofrecer a las pequeñas empresas un panorama de estabilidad, hay que analizar qué sectores van a generar más riqueza, encontrar nuevos mercados e incentivar la manufactura. Y eso se puede saber con la analítica predictiva, con algoritmos y tecnología, que también permite predecir las recesiones. Solo así conseguirán sobrevivir las pymes, aseguró Díaz Cardiel.
Las personas marcan la diferencia
Pero en este mundo de cambio permanente, los pasos no solo los marca la tecnología, sino también y fundamentalmente las personas. En palabras de Miguel Ángel Pérez, fundador de Humanos en la Oficina, durante el debate Pymes: transformarse, no desaparecer, “la principal oportunidad de la pequeña empresa reside en ser única, deseable e interesante, y eso solo lo pueden conseguir las personas que están vendiendo”. La tecnología cada vez nos iguala más a todos, y son las personas las que marcan la diferencia, las que pueden conseguir que los usuarios nos conozcan, que los gustemos y que se fíen de nosotros.
Por su parte, María Millán, fundadora de Suma Consulting, manifestó que “nos pasamos la vida pensando en todo lo que tenemos que hacer y no en lo que nos diferencia, que es lo que realmente va a hacer que nos llamen y nos compren. Las pymes normalmente saben qué es lo que tienen que vender, pero no saben por qué se lo van a comprar”. La clave para vender no está en tirar los precios a la baja, ni en repartir fruta y café a los empleados o poner un tobogán en la oficina. “Si una persona deja un recuerdo o una impronta positiva en los demás, el trabajo vendrá a buscarla y atraerá clientes; por eso nos comprarán”, remarcó.
¿Qué es lo que nos puede convertir en buenos vendedores y diferenciarnos del resto? Según Ami Bondia, colaboradora en el programa Emprende de RTVE, nuestras habilidades blandas o soft skills, como la creatividad, la gestión de las emociones, la marca personal, las dotes de comunicación y el optimismo realista. De hecho, los expertos en recursos humanos aseguran que el 85% del éxito profesional de una persona se basa en sus habilidades blandas y solo un 15% en sus habilidades duras (nivel de estudios, idiomas, gestión de entornos informáticos, etc.).
María Millán incidió en que “las empresas que lo hacen bien son las que están orientadas a la venta y tienen el foco en la facturación y el margen; y a partir de ahí miran con neutralidad las herramientas que tienen para vender, ya sean digitales u off-line”.
En conclusión, las pymes tienen un doble reto por delante: dar los pasos necesarios para digitalizarse desde el punto de vista tecnológico, y conseguir un cambio cultural en sus empresas, para que todos los empleados estén orientados a la venta, fomenten sus habilidades blandas y se impliquen en el proyecto. Solo así conseguirán sobrevivir en un entorno cada vez más complicado y con mayor competencia.