El Growth Hacking es un término que apenas empieza a calar ahora en España, aunque lleva ya un tiempo de moda en Estados Unidos, tras ser acuñado por el marketer Sean Ellis. Pero, ¿en qué consiste exactamente esta técnica que ya está firmemente asentada entre las empresas de Silicon Valley y de la que seguro que pronto en España empezaremos a oír hablar cada vez más?
Básicamente el Growth Hacking es una técnica de marketing que, dentro del campo de las startups, combina la analítica, la creatividad y las métricas sociales para vender productos y ganar exposición de forma escalable. Facebook, Twitter o Dropbox son unos buenos ejemplos de compañías que emplean técnicas de Growth Hacking. Pero tampoco hace falta que seamos una de las grandes compañías de Silicon Valley para utilizar y sacar provecho de esta técnica.
Del mismo modo, el growth hacker encarnaría ese perfil profesional que igualmente pronto estará muy de moda en España, como de hecho ya lo está en Estados Unidos, y que está enfocado en el desarrollo de acciones innovadoras de marketing de guerrilla (de bajo coste y alto impacto), a través de un uso estratégico de las redes sociales y del marketing viral.
De ahí que sea una técnica especialmente interesante para las startups porque, en principio, se basa en el concepto de conseguir resultados potentes con inversiones limitadas, jugando a cambio muy fuerte la baza de la creatividad para buscar el impacto.
Las fases del Growth Hacking: la creatividad no lo es todo
No obstante, la creatividad no lo es todo. Y toda técnica precisa unas fases, una estrategia y un buen análisis de resultados.
- Tu producto o servicio debe encajar en el mercado. Es la base de todo negocio; lo que vendas tiene que responder a algún tipo de necesidad. Si realizas una buena promoción, pero lo que ofreces realmente no tiene salida, porque no cubre ninguna necesidad ni soluciona ningún problema, no te servirá de nada.
- Encuentra una funcionalidad para ganar exposición (growth hack). Se trata de localizar e introducir esa pequeña funcionalidad, que conseguirá que el uso del producto en sí forme parte del marketing para ganar una mayor difusión o exposición.
- Explota la funcionalidad y promueve su viralidad. Consiste en tratar de promover la escalabilidad del producto y conseguir que, con los mismos recursos, su uso se multiplique; es el caso, por ejemplo, de Dropbox, mediante su acción de lanzar una oferta para conseguir gratuitamente más espacio de almacenamiento en la nube, a cambio de que un usuario promoviese su uso entre sus amigos para, de este modo, ganar nuevos usuarios. Básicamente, es nuestro cliente el que, en esta fase, hace el trabajo por nosotros, a cambio -eso sí- de obtener un beneficio adicional.
- Fideliza y mejora lo conseguido. Antes de seguir creciendo, llega un momento en que hay que pararse a analizar detalladamente los resultados y optimizar lo que ya tenemos. Y, dentro de esta fase, antes de lanzarnos a la conquista de nuevos usuarios, nuestros mayores esfuerzos deberán destinarse a fidelizar a los clientes que ya tenemos y a asegurarnos de que están satisfechos. Un cliente fiel y satisfecho es una fuente imprescindible para que nuestro negocio, a golpe de recomendaciones, siga creciendo de una forma sólida más allá del corto plazo.
- Vuelta al punto de partida. El ciclo de aprendizaje no termina nunca, o no debería. Tras analizar y optimizar los resultados iniciales, se trata de volver al punto de partida y de no conformarse con lo que ya se ha conseguido. Todo en esta vida se puede mejorar. Siempre.
¿Qué te parece la técnica del Growth Hacking? ¿Crees que puede ser una base sólida y de futuro para hacer crecer un negocio?
Foto: Max Brown , distribuida con licencia CC BY-SA 2.0