El mundo cambia de un día para otro. Lo que hoy sirve, quizás mañana no. Y las personas tenemos que ir adaptándonos a esa vida mutante y nómada, sobre todo en el terreno profesional. De lo contrario, podríamos quedar excluidos de un mercado laboral exigente y en constante transformación.
Para evitarlo, hay que reciclar nuestros conocimientos, renovar nuestras competencias y reforzar nuestras habilidades. Con ese propósito, Emma-Sue Prince, educadora especialista en aprendizaje experiencial, ha escrito un libro en el que viene a explicar cómo subirse a ese tren.
La autora, tras realizar una investigación científica, ofrece consejos y ejercicios prácticos para enseñarnos a comprender, desarrollar y usar “Las siete habilidades para el futuro (y el presente)”, título de su obra.
1. La adaptabilidad
Si como decía José Ortega y Gasset, “yo soy yo y mis circunstancias”, y estas cambian, ¿no estamos obligados a adaptarnos?
Esta habilidad consistiría en cambiar uno mismo en función del entorno, para afrontar las incertidumbres con mucha más serenidad. La autora asegura que estamos preparados para ser adaptables, como si de una cuestión de supervivencia se tratara, pero que a muchos nos resulta demasiado molesto salir de nuestra zona de confort.
Esta habilidad, en definitiva, ayuda a asimilar y responder adecuadamente a los contratiempos que nos puedan ir surgiendo. E incluso a aprender de ellos y a aprovecharlos en beneficio propio. Para ello, lo más recomendable es plantearse retos y desafíos, no necesariamente ambiciosos.
2. El pensamiento crítico
Nos permite salirnos del rebaño, o al menos diferenciarnos del resto de las ovejas, para lo que debemos pensar con independencia, tener un criterio propio y no dejarnos llevar por las valoraciones ajenas.
En su opinión, los pensadores críticos son creativos en la resolución de problemas. Y para ello hay que hacerse muchas preguntas y analizar la realidad desde todos los ángulos posibles, para «no terminar siendo ciegos que, viendo, no ven» (Saramago).
La autora defiende que nuestro cerebro puede hacer por nosotros mucho más de lo que le permitimos, pero que constantemente le quitamos energía. En este sentido, nos anima a reflexionar, a contemplar lo que ocurre al otro lado de la ventana, a pasear diariamente sin los teléfonos móviles a cuestas… También recomienda planificar con antelación hábitos tan cotidianos y sencillos como el de desayunar o vestirse para, así, liberar la mente y ayudarla a ser creativa, ingeniosa e innovadora.
3. La empatía
Cuánta razón tenía Aristóteles cuando afirmaba que «el hombre es un ser social por naturaleza», como quedó demostrado en los peores momentos de la pandemia, durante los que no pudimos relacionarnos físicamente con nuestros familiares y amigos. Y esa necesidad de socializar nos aboca a intentar entender lo que nos dicen y a ponernos en la piel del otro.
La autora recomienda aceptar diferentes puntos de vista, tener autocompasión y entenderse a uno mismo, puesto que es la base para comprender a los demás. Para ello, en su opinión, basta con respirar despacio y paralizar la mente por completo durante cinco minutos al día.
4. La integridad
«La integridad es como una gran brújula para tu vida». Emma-Sue Prince afirma que esta habilidad pasa por vivir de acuerdo con los valores que se tengan, por hacer lo que se dice que se hará, por –en definitiva– vivir como se piensa, para no terminar pensando como se vive.
Asimismo, se trata de una capacidad que facilita la toma de decisiones, en la medida en que exige descubrir los valores intrínsecos de una persona.
5. El optimismo
Ser optimista no consiste en ver siempre el lado positivo de las cosas o un vaso vacío como si estuviera medio lleno. Estas personas reconocen la negatividad, aunque tienen estrategias para revertirla. Es una habilidad relacionada con el manejo de la energía, con el desarrollo y mantenimiento de una actitud positiva en la vida.
En este camino, la autora encomienda el disfrute de experiencias placenteras, por sencillas que pudieran parecer. Y, sobre todo, ser agradecidos.
6. La proactividad
Esta habilidad nos lleva a anticiparnos, a hacer lo que corresponda antes de que sea estrictamente necesario. Además, nos permite ser optimistas, puesto que incluso nos empuja a controlar nuestros propios pensamientos, acciones y comportamientos.
En esta línea, aconseja hacer una lista de todo lo que esté bajo nuestro control y otra de todo lo que se nos escape, para centrar todas nuestras energías en lo que se encuentre a nuestro alcance. Y, claro, actuar en consecuencia.
7. La resiliencia
Es una habilidad que desbroza la respuesta acertada ante los problemas y el estrés, lo que en última instancia contribuirá a reforzar la estabilidad emocional.
En otras palabras, es la capacidad de recuperarse rápidamente de los reveses, de levantarse después de caer. Y para ello no hay que rendirse, por duro que sea el golpe.
La adecuación a las nuevas situaciones será una de las capacidades más demandadas en un mundo cada día más incierto. Pero la autora no cree que estas siete habilidades cambien en sí mismas, sino que se transformará el entorno y la forma en que vivimos y trabajamos. Sobre todo a raíz de la pandemia.
Emma-Sue Prince remarca que estas competencias resultarán determinantes a la hora de desenvolvernos en una época tan imprevisible. Sin embargo, admite que no existen las recetas mágicas para adquirirlas. Y apostilla que “la única ruta hacia la felicidad en casa y en el trabajo es a través del desarrollo de tu autoconciencia”.
La autora británica está convencida de que al desarrollar estas siete habilidades, es posible cambiar las conductas sociales, ya sea en nuestras vidas personales o en el ámbito laboral: una necesidad cada vez más acuciante.