“A los emprendedores les mandaría un mensaje muy sencillo: Tu cerebro es esencial para tu proyecto. Si tienes en cuenta el cuidado de tu sistema nervioso, es más fácil que tengas éxito y además que te lo pases bien. De otro modo, incluso yéndote bien, puede que vivas en un infierno”.
Lo explica Gustavo Diex, uno de los investigadores asesores de Ancla, “un proyecto enfocado a eliminar prejuicios sobre la salud mental de los emprendedores”, en propia definición. Todo surgió cuando Diego Ballesteros, presidente de Ancla y fundador de Bewe y otras startups de éxito como Sindelantal o Mundosalud, compartió su malestar en un hilo fijado en Twitter:
Como el propio Ballesteros explicó, no era una situación pasajera: “Tenía una depresión de caballo. No podía meterme en la ducha, escribir un email o hacer una llamada. Todo me parecía un mundo y me veía incapaz de reaccionar”.
Al hilo que ese tuit abrió, se sumaron comentarios de otros emprendedores explicando un malestar común, por muchos conocidos y por muy pocos verbalizado hasta ese momento. Fue así como Diego Ballesteros decidió crear Ancla, para “cuidar de la salud mental de los emprendedores de alto impacto”, generando un espacio de encuentro y conocimiento científico.
El emprendedor, una presa fácil de la enfermedad mental
Volvemos a la conversación inicial con Gustavo Diex. Este físico y neurocientífico es el fundador de Nirakara, una spin off de la Universidad Complutense de Madrid especializada en la investigación y formación en ciencias cognitivas. Conocedor de su trabajo sobre la salud mental en grandes organizaciones, Ballesteros le invitó a sumarse al objetivo de Ancla.
Es fácil concluir que el nivel de autoexigencia que muchos emprendedores asumen los convierte en una presa fácil de la enfermedad mental. Diex y su equipo trabajan en validar esta afirmación, pero aún queda mucho trabajo de campo para conocer el resultado de sus investigaciones.
De momento sí comparte esa percepción social de que “el perfil del emprendedor es diferencial con respecto al de un trabajador o de otros colectivos. Es común que sean personas con cierta ambición, menor tendencia a percibir el peligro, alta motivación y resiliencia”. Pero ese escudo protector, casi de superhéroe, no es infalible.
“Se piensa que la persona que no muestra su vulnerabilidad tiene más opciones, por ejemplo, para levantar una ronda de inversión para su startup, que si un inversor le percibe como débil mental -continúa Diex- por este componente, creo que tiene menos posibilidades de pedir ayuda”.
Y es ese estigma de silencio el que ahora se quiere revertir: “Del mismo modo que un deportista de alto rendimiento tiene pequeñas lesiones que se va tratando para que no le perjudiquen en su carrera, lo podemos hacer con un emprendedor”.
Identificar los síntomas
La alianza entre Ancla y Nirakara se centra en identificar los factores sintomáticos del estrés, la depresión y la ansiedad en el colectivo, y en qué momento del proceso de emprendimiento son más comunes.
Su segundo objetivo es “generar intervenciones que puedan entrenar a estas personas para ser menos propensas a sufrir esos síntomas. También intervenir en esas personas que, sufriendo los síntomas, no necesitan de atención psiquiátrica para revertirlos”.
“El problema que tiene el emprendedor es que no sabe descansar. Un corredor de fondo es consciente de que tiene que parar después de una competición, porque de lo contrario el cuerpo no va a revertir el desgaste para poder competir en una semana al mismo o mejor nivel”.
Diex identifica “una secuenciación lineal en el proceso hacia la depresión de una mayoría de emprendedores: viene de una acumulación de estrés, que primero conlleva trastornos de ansiedad y finalmente un agotamiento general del sistema que deriva en depresión”.
Cuatro señales de alarma
La recomendación que desde Ancla se lanza al emprendedor es que para prevenir los problemas de salud mental, hay que ir tres pasos por delante: se debe actuar antes de que la patología surja.
Para ello, es importante identificar las señales de alarma, los síntomas que, pese a ser conocidos, merecen la pena ser recordados:
- Irritabilidad. Es uno de los primeros signos que aparece, tanto en el equipo de trabajo, como con la familia y amigos. “Dejar de enfadarse por una tontería es fácilmente reversible, se cura con un buen fin de semana o haciendo cosas que a ti particularmente te vengan bien, pero hay que prestar atención a esta situación”.
- Tensiones musculares. “Creo que los fisioterapeutas son la primera capa que podría prevenir enfermedades mentales”, continúa Diex. Y como todos sabemos, las tensiones en el cuello, en la mandíbula o dolores leves de cabeza relacionados con el estrés también se combaten con eficacia.
- Falta de conciliación del sueño. “El sueño es también de lo primero en trastocarse en este proceso, hay empresas en donde el 80% de sus empleados declaran tener problemas para dormir”.
- Negatividad y ansiedad. Sobre todo aparecen al final del día, cuando las dudas razonables sobre la viabilidad del proyecto se convierten en aparentes certezas que reconcomen al emprendedor. “La negatividad está diciendo a tu cuerpo que está agotado, es probable que sea un aviso de que si no se para, puede llegar algo más grave, de que se necesitan unas buenas vacaciones”.
Cómo cuidar de la salud mental
Las recetas para que el emprendedor cuide de su salud mental son realmente sencillas, pero eso no quiere decir que sean fáciles de aplicar. Muchos emprendedores muestran gran resistencia a tomar medidas, por mucho que estén sufriendo ya las consecuencias del deterioro mental. Diex es aquí más expedito: “Hay que actuar”.
Y la mejor forma es agendando, como cualquier otra obligación. “Cuando las personas empiezan a probar este tipo de prácticas, su feedback es tan bueno que empiezan a tenerlo en cuenta de forma definitiva”.
Cuatro sugerencias para para una vida más saludable
- Mindfulness. Estos ejercicios y meditación de atención plena son la receta estrella de Diex y Nirakara: “En muchas ocasiones no hace falta practicarlo 40 minutos de forma canónica, dedicando tan solo cinco minutos puedes cambiar de actitud todo el día”.
- Desactivar la red por defecto. Es este un tema esencial para asegurar un descanso reparador. La neurociencia denomina red por defecto a ese mecanismo cerebral que, al finalizar el día, muestra como fotogramas de una película en bucle las escenas más impactantes de la jornada, o esas tareas que nos apremian. Para desactivar esa corriente de pensamiento, es necesario aprender a desconectar horas antes de ir a la cama, cada uno debe encontrar cómo hacerlo: dando un largo paseo, una sauna, leyendo un libro y, por supuesto, practicando mindfulness.
- Cuidar de las relaciones sociales. Los abrazos de un ser querido, el tiempo de calidad dedicado a la familia y a los amigos son la mejor medicina para el cerebro. La neurociencia tiene evidencias de que estas experiencias fomentan la oxitocina, una hormona muy efectiva en el combate contra el estrés.
- Estilo de vida saludable. Todos sabemos de lo que hablamos, sus reglas de oro incluyen la dieta saludable, el paseo en entornos de naturaleza y la práctica deportiva regulada (ojo con hacer un ejercicio de alta intensidad en la noche, ya que puede malograr el sueño).