La oportunidad en la adversidad

Construir sobre la adversidad se ha convertido en un imperativo. El objetivo es complejo pero, sin duda, posible: en la resilencia estratégica puede estar la respuesta para ese cambio de actitud que buscas en tu equipo, en tu empresa.

¿Podrías definir con claridad cuál es la misión de tu compañía? ¿Coexisten en tu organización visiones contradictorias sobre el futuro del negocio? ¿El jefe y/o su personal de confianza es quien toma las decisiones y el resto se limita a ejecutarlas? Respondiendo a estas preguntas se puede evaluar la lejanía o cercanía de una empresa con los cánones de la gestión resilente, un atributo que algunos autores anteponen o, al menos, alinean con dogmas empresariales como la obtención de buenos resultados o el cumplimento de los objetivos (Gary Hamel y Liisa Välikangas, Harvard Business Review, septiembre 2003).

Pero… ¿qué son las empresas resilentes?: «Organizaciones dispuestas a salir fortalecidas de las situaciones adversas». Podemos afinar un poco más: «La capacidad que tiene la empresa de detectar futuras amenazas u oportunidades antes de que se materialicen como tales, y convertirlas en oportunidades que se puedan gestionar desde el primer momento para triunfar y prosperar».

Dos definiciones ofrecidas por los autores de Resilencia, gestión del naufragio (LID Editorial Empresarial, 2013), un reciente libro que ofrece una lección vital a través de entrevistas a diferentes personajes con el hilo conductor de haber sido capaces de sobreponerse a las dificultades y sacar provecho de duras experiencias. En su última parte, los autores -entre los que destaca la siempre inquieta Pilar Gómez-Acebo-, hacen una lectura en clave empresarial de este concepto, uno de los que más interés ha despertado en los últimos años, y nos ahorramos detallar el porqué de su vigencia. En cualquier caso, páginas que considero de especial interés para cualquier emprendedor en estos tiempos de convulso cambio.

Cambio de normas

La resilencia empresarial conlleva un cambio de visión en muchos de los credos de gestión impuestos, por lo que debe ser entendida como una visión y actitud que impregne toda la organización. Además se trata de una visión mutable, ya que como se indica en Gestión del naufragio, «el resilente no permanece exactamente igual a lo largo de su vida: la adversidad le cambia porque le mejora, pero no llega a alterar su naturaleza más profunda, su ser».  Ejemplos de cómo hacer resilente una organización:

  1. Aceptar la realidad, incluso cuando no es la que se espera. Es vital para trabajar bajo los parámetros de la resilencia. Una actitud que conlleva el «cambio de chip» de todos los ejecutivos: «Implica una transparencia en la gestión contraria a la naturaleza misma del personal directivo, con lo cual quizá la empresa deba definir el rol del directivo, así como su perfil», se advierte desde el libro. El objetivo es conseguir una organización permeable en todos los sentidos, capaz de recibir feedback de «cualquier área de la empresa donde se pueda generar crítica constructiva y pensamiento alternativo».
  2. Replanteamiento de todos los aspectos políticos e ideológicos de la gestión de la empresa. Desde la política de asignación de recursos a doctrinas universales como la optimización: «La optimización de un modelo de negocio que se está volviendo irrelevante no asegura la supervivencia», una información tan obvia como impactante de Hamel y Välinkangas.
  3. Construir depósitos o reservas para el cambio. Una vez identificadas las fuentes de innovación en la organización, se debe preparar a esos equipos de personas. Se trata de constituir una estructura trasversal resilente al cambio, con la que se pueda actuar en todas las áreas críticas de la empresa cuando llega esa adversidad.

Los pilares

Analizada la situación de partida, una empresa que quiera actuar bajo estos principios debe de establecer unas reglas básicas sobre la interpretación que hace de la resilencia empresarial, y el modo en que va a afectar. Esta labor de comunicación se hará primero con el equipo humano seleccionado y más tarde con toda la estructura. Pero además de trabajar en equipo se debe trabajar individualmente para que cada persona sea consciente de cuán resilente es.

Las cualidades de una empresa resilente se pueden resumir en:

Pilar 1: Crear hábitos. 

  1. Compartir información acordando significados. En lugar del modelo de información  compartimentada, la organización resilente fomenta la transparencia sobre un consenso en el que los términos, los objetivos y las estrategias son entendidos igual por todos.
  2. Construir con la concertación aprovechando la diversidad. En lugar de confrontar, rebatir y oponer, construir sobre lo que ha dicho el otro enfatizando los puntos de encuentro.
  3. Dar sentido a la adversidad. Disfrutar de los buenos momentos y, cuando llega la adversidad, «afrontar la realidad sin falsos optimismos y aun así, buscar y encontrar un sentido a esos tiempos difíciles».

Pilar 2: Dar ejemplo de prácticas de gestión

  1. Diseñar y pilotar las reuniones. No se trata de imponer una agenda de reuniones, sino de diseñarla y vigilar su cumplimiento sobre el principio de refuerzo de la confianza en la gestión decidida.
  2. Aprovechar los recursos disponibles. Establecer una cultura del realismo que concilie la lícita aspiración de disponer de más recursos y la resignación de que los medios son limitados para la consecución de las metas.
  3. Actuar tras decidir. Las decisiones de mejora deben ser trasladadas a acciones concretas: «Primero mediante el establecimiento de planes de acción con responsables, y calendario, y luego mediante el seguimiento de la ejecución de estas acciones».

A modo de mandamientos, los autores resumen en dos los pilares de la empresa resilente: «Una visión y unos valores compartidos y que cada persona tenga expectativas reales de participar para hacer realidad la visión».

Estas pocas pantallas de ordenador sirven siquiera para acercarse a la complejidad de un concepto tan útil en la vida diaria como en la rutina empresarial llamado a evolucionar mucho en los próximos años. Quizá Rosalía Mera, presidenta de la Fundación Paideia Galiza y cofundadora de Inditex, ofrezca en el prólogo la más bella de sus definiciones: «El arte de superar las adversidades del vivir y la ciencia de poder explicar el camino para ello».

Os dejo un vídeo de la entrevista realizada para este libro a la empresaria Sara Navarro, en el que habla de su experiencia en la enfermedad: «No se pueden alargar las situaciones que no son satisfactorias, porque nunca van a cambiar por sí solas. Solo cambiando tú puedes cambiar tu entorno».

 

Imagen @topgold distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0

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