Ya nadie duda que las redes sociales se han instalado en la vida de los ciudadanos y han pasado de ser un puro entretenimiento a utilizarse como herramientas de información y colaboración tanto a nivel personal como profesional.
El avance de esta nueva forma de comunicación está cambiando la estrategia de las empresas y, por tanto, no queda otra que adaptarse a los tiempos e implementar las nuevas herramientas, de modo que sean útiles para el funcionamiento cotidiano de los empleados.
Contactar con los stakeholders nunca ha sido tan fácil, algo que hace tan solo unos años nos hubiera costado un tiempo precioso lograr, ahora se reduce considerablemente si estamos conectados a través de la red.
Pero mas allá de las redes sociales generalistas o verticales, cuyo crecimiento parece estar estabilizándose, según los datos que nos ofrece la IAB (Interactive Advertising Bureau) en su último estudio sobre uso y crecimiento de las redes sociales, el gran reto para las empresas lo representan el cambio de mentalidad y la ayuda que puede proporcionar el uso de Redes sociales corporativas.
La Red es conversación, colaboración, contenido y conexiones
Hasta ahora, en algunas empresas existía la Intranet, donde se colgaban temas de trabajo, noticias corporativas o resúmenes de prensa. Todos ellos espacios estáticos y poco colaborativos y que, en general, carecen del menor interés, ya que en muchas ocasiones incluso la información está desactualizada y, si no es absolutamente imprescindible, los empleados terminan por olvidar hasta sus contraseñas.
Surge, por tanto, la necesidad de implantar una Red corporativa donde poder compartir, dialogar, relacionarse, conocer a otros miembros de la empresa y por qué no, incluir información personal de valor.
Para dar los primeros pasos, conviene tener claro, en primer lugar, que tanto la empresa como los empleados están dispuestos a trabajar bajo una cultura colaborativa, donde los valores que imperen sean la honestidad, la transparencia, la igualdad y la voluntad de compartir conocimiento, fomentando el trabajo en equipo para fortalecer la compañía.
Durante décadas hemos actuado erróneamente bajo la idea de «información es poder», trabajando de forma individualizada, temiendo compartir y enseñar por miedo a ser sustituidos, pero poco a poco hemos aprendido que el crecimiento ha de ser colectivo, que todos podemos aprender de todos y que intercambiando experiencias seremos capaces de avanzar mucho más deprisa.
Para ello será necesario el uso de herramientas participativas, que permitan la dinamización sin tener en cuenta los cargos, ya que el contacto entre jefes y trabajadores debe ser lineal, de respeto mutuo sin duda alguna, pero participativo en todas las jerarquías. Una red donde los directivos no participen dejará de tener valor intrínseco.
Detectar el talento de nuestros empleados será mucho más fácil si somos capaces de conectar y conocerlos a fondo. Las ideas que impulse la compañía pueden venir de la persona que menos esperamos, aunque no pertenezca al equipo directivo; escuchar las propuestas puede ser altamente beneficioso para el futuro de la empresa.
Una de las realidades que nos han aportado las nuevas tecnologías es que la red nos acerca a todos, independientemente de categorías profesionales, ya que todos tenemos voz y, por tanto, todos podemos aprender y aportar.
Las redes sociales corporativas han de ser un sitio web para y por los empleados, que sirva para todos los miembros de la empresa, una red social que se desarrolle en el ámbito laboral, con continuidad en el ámbito personal, y que sirva para conectar a nivel global con otros departamentos y empleados de la compañía que estén cerca o que vivan en otras provincias o países, pero con un foco de desarrollo importante a nivel local.
Estas redes permiten compartir información, emitir opiniones y consejos entre compañeros, intercambiar ideas y experiencias y favorecen el conocimiento interpersonal más allá de la ubicación de origen del empleado.
Dentro de la red se pueden crear subgrupos por aficiones: temas deportivos, fotografía, cocina, viajes… al margen del trabajo cotidiano. Esto creará dentro de la plataforma grupos de interés y acercamiento entre empleados, creando vínculos que a la larga favorecerán el trabajo en equipo y permitirán maximizar la gestión del tiempo.
Si somos capaces de desarrollar una red que aporte experiencias positivas, que genere el orgullo de pertenencia a la compañía y capacite a nuestras plantillas, nuestros empleados serán la mejor carta de presentación para nuestros productos.
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