¿Cuáles son los ingredientes básicos para el éxito en un negocio? Normalmente casi todo el mundo contestaría a esta pregunta diciendo que lo fundamental es tener una buena idea que sea diferencial y viable, tener espíritu emprendedor para ponerla en práctica y encontrar la financiación necesaria. A partir de ahí, perseverancia, mucho trabajo y un poco de suerte son también necesarios.
¿Tiene sentido hacer un MBA para dirigir una pyme?
A pesar de que existen estudios que demuestran que la formación es fundamental para crecer en tiempos de crisis y que es uno de los elementos de competitividad más importantes, cuando hablamos de pymes ya consolidadas observamos que con frecuencia se descuida este aspecto tanto para los empleados como para los directivos. O mejor dicho: la formación suele centrarse exclusivamente en los aspectos más operativos del negocio y sólo se aborda cuando no queda más remedio (por ejemplo, hay que obtener determinada certificación para poder seguir trabajando con un determinado cliente).
¿Las razones? Casi siempre se alude a la falta de tiempo provocada por la actividad del día a día y a la falta de recursos económicos. Sin embargo, hay una amplísima oferta formativa a costes muy razonables (a menudo incluso gratis). Además existen mecanismos de financiación a disposición de las pymes que permiten en algunos casos obtener bonificaciones de hasta el 100% del coste de la formación.
Otro argumento frecuente es que la mejor escuela es la calle. Y hasta cierto punto así es: la mayoría de los directivos y dueños de pymes que conozco en España y en el resto de Europa tienen su punto fuerte en la experiencia. Son personas curtidas en mil y un avatares -generalmente primera generación de empresa familiar- que han tenido que afrontar situaciones difíciles y que, de una forma u otra, han encontrado el modo de sobrevivir a la competencia, a los vaivenes del mercado y a la crisis. ¿Debemos conformarnos con esto? Yo creo que no. La experiencia es valiosísima, pero puede y debe complementarse con una buena formación.
También es frecuente escuchar que los contenidos de los masters y cursos de management en general están especialmente enfocados al mundo de las grandes corporaciones. Dicho de otra forma: que ese tipo de formación es sólo para los grandes. Sin embargo, en el contexto actual de globalización y crisis es fundamental que gerentes de las pequeñas empresas estén tan preparados o más que los directivos de las grandes. No sólo porque haya que buscar nuevas oportunidades de negocio, sino también porque la competencia es feroz y sólo los mejores tendrán posibilidades de sobrevivir. ¿Acaso una pyme no tiene que competir con empresas más grandes?
Así lo han entendido algunas universidades y escuelas de negocio como la UOC Business School, que han encontrado en las pymes un nuevo nicho de mercado muy prometedor. En este caso, han identificado tres grandes áreas formativas: gestión y dirección de empresas, cambio empresarial y productividad y competitividad. Otras escuelas como ESIC también desarrollan programas específicos para las pymes. En ambos casos tratan de aportar visión y un marco estratégico a quienes, como he dicho antes, están más centrados en las operaciones del día que en el medio y largo plazo. Además estos programas están pensados especialmente para perfiles multifuncionales: en una pyme no siempre hay roles específicos y un mismo directivo puede llegar a tener la responsabilidad sobre áreas funcionales tan dispares como los recursos humanos y el marketing al mismo tiempo, por citar sólo un posible ejemplo.
Por su parte, las Cámaras de Comercio llevan años desarrollando propuestas formativas de gran valor para las pymes a precios realmente muy atractivos (en muchas ocasiones son gratis). Normalmente suelen ofrecer programas breves muy centrados en la aportación de valor al negocio. Un ejemplo muy interesante son las sesiones 360º que ofrece la Cámara de Comercio de Barcelona. Se trata de jornadas de trabajo que proporcionan metodología y herramientas necesarias para mejorar las relaciones con los clientes y trabajar sobre nuevas propuestas de valor diferenciadas.
Las asociaciones de empresarios, conscientes de las necesidades formativas de sus socios, también tienen un papel muy destacado en este aspecto. Así, por ejemplo, AJE-Madrid (Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid) ofrece formación muy enfocada a pequeños empresarios sobre Marketing, Comunicación, Estrategia, etc.
En definitiva, hay bastante consenso a la hora de identificar las verdaderas necesidades formativas de empresarios y directivos de pymes. Hay oferta formativa de calidad y a precios razonables que pueden resolver esas necesidades. Sólo hay que tener la ambición de mejorar y profesionalizar la gestión de la empresa y dedicarle tiempo y esfuerzo a la formación. Merece la pena no dejar para mañana lo que puedes (y debes) hacer hoy.