¡Ya está aquí el verano! Ha tardado, pero por fin tenemos calorcito y buen tiempo. Te habrá pasado como a mí y has ido posponiendo la «operación bikini». En efecto, ya es tarde para eso… Pero no para dedicar el verano a replantearte tu vida digital. ¿Estás contento con tu actividad? ¿Te genera algún tipo de retorno (satisfacción, negocio, desconexión)? Pues vamos pensar un poco en cómo preparar una dieta digital adecuada a nuestras necesidades. Nada de tecnofobias: defiendo sin dudar el valor que generan las redes sociales y los dispositivos digitales pero, aún así, pienso que podemos mejorar el rendimiento que nos dan. Recuerda: menos es más.
Te participo algunas de las decisiones que he tomado en los últimos tiempos. No me arrepiento, porque creo que han mejorado mi vida profesional y personal. Me alegró ver que también Gustavo Entrala (@gentrala) contara algo parecido hace unos días.
- Utiliza el móvil como centro de operaciones principal. Tienes todo lo que necesitas en él y puedes aprovechar los tiempos muertos que surgen cada día (esperando un autobús, en el metro o mientras tomas un café). Si, cuando llegas a la oficina, has resuelto los correos electrónicos más relevantes, el resto puede esperar. En el espacio de trabajo (o en tu casa), utiliza tu tiempo para relacionarte con tus compañeros. ¡La empatía no se transmite vía Whatsapp!
- Cuenta hasta 10. Todos queremos responder a los impulsos a la primera. No es necesario. Un «me gusta» o la respuesta a un cliente puede esperar un rato. De verdad. En mi caso, empleo el software de correo electrónico, calendario y contactos para organizar las respuestas y otras actividades. Descarga ahí el correo y ya irás respondiendo… o dejándolo en la bandeja de salida. Lo mismo te sugiero para Twitter: el valor de la instantaneidad depende del retorno que genere. Yo utilizo un gestor, que me permite ver mejor las cosas y planificar parte de mi actividad tuitera.
- Adapta la matriz de Einsenhower a tu vida digital. Es un hábito que tenemos que trabajar todos, porque vivimos con prisas. Averigua qué consideras importante y qué cosas son urgentes. No se resuelve igual una venta que una atención al cliente. También se puede delegar la respuesta y vaciar el correo de «cc» (con copia), que no aligeran el trabajo.
- Apaga el móvil. No pasa nada… Conozco muy pocos casos de clientes que hayan llamado a las 23:30 con el contrato de tu vida. Te puede pasar, vale. Pero si no es el caso, apágalo. Si lo prefieres, utiliza el modo avión para no perder 30 segundos más al reactivar el dispositivo 😉
- Vacía el teléfono de esas aplicaciones que consumen tiempo y atención. Bastante tenemos con responder al correo, atender llamadas o responder mensajes instantáneos. No digo que no tengamos jueguecitos, sino que reduzcamos el tiempo que le dedicamos. Prueba otros entretenimientos o haz deporte. Cuerpo y mente lo agradecerán, como recuerda @angelmaria.
- Crea un tiempo y un espacio sin móviles. Si tu trabajo requiere actividad mental o mucha concentración, elimina las distracciones. Personalmente, reservo una parte del día a leer y documentarme. En ese momento, no quiero llamadas ni correos: apago las conexiones y disfruto del momento. No sucede nada que no pueda esperar un par de horas.
- Un truco. Si no encuentras elementos suficientes para motivarte o no recibes el apoyo de tus compañeros, prueba con el típico juego de la apuesta. Cuando salgas a cenar o a tomar algo con amigos, quien primero mire el móvil paga la ronda. Si has salido a desconectar del trabajo, hazlo de verdad.
Si quieres leer más, hay varios libros en el mercado. Daniel Sieberg propone una dieta en cuatro pasos (desayuno, almuerzo, merienda y cena), mientras que Jordi Romanach habla de cómo recuperar el control de tu vida levantando la vista de la pantalla. ¡Que aproveche!
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