Recientemente el usuario El Guarromántico publicó un tweet con los 7 pecados digitales, que se ha hecho viral con más de 30.000 “me gusta”. Fijándome en dicho listado, me ha dado por pensar que podría usarlo de metáfora para el mundo empresarial, ya que nos muestran muchos de los problemas y pecados de los emprendedores y de nuestras empresas en esta sociedad hiperconectada:
- Pereza (Netflix): Hoy en día tenemos demasiada oferta digital, demasiadas cosas divertidas al alcance de la mano como para ponernos a trabajar, pero si no aprendemos a gestionar bien el tiempo, corremos el riesgo de no ser productivos. También debemos pensar que a nuestros clientes les sucede lo mismo, así que procuremos ponérselo fácil.
- Gula (Instagram): Tenemos hambre de seguidores, como si lo único que importara fuera el número. Publicamos de todo y a cualquier hora, mostrando la cantidad de cosas interesantes que hacemos, pero a veces podemos perder de vista cuál es nuestro objetivo.
- Envidia (Facebook): Nos promocionamos en Facebook para descartar, a veces también entramos para criticar a otros, y olvidamos que lo importante es crear marca y vender.
- Ira (Twitter): Nos creemos tan listos que pensamos que siempre tenemos razón, que los usuarios no saben lo que quieren. Soltamos nuestro contenido unidireccionalmente, olvidamos comunicarnos con los clientes, ayudarles con incidencias o simplemente mostrarnos accesibles.
- Avaricia (Amazon): Queremos quedarnos con todos los mercados, hacer mil cosas, abrir nuevas líneas de negocio, aunque no hayamos consolidado las actuales, por lo que perdemos el foco.
- Lujuria (Tinder): entendiendo como tal el deseo desordenado e incontrolable, si los emprendedores que solemos ser de naturaleza impulsiva nos dejamos llevar siempre por esos impulsos, acabaremos arruinando todo.
- Soberbia (Linkedln): Empezamos a tener éxito, mostramos nuestras medallas públicamente, nos sentimos los mejores del mundo y nos olvidamos de aquella genial frase de Gary Hamel:
Allí fuera, en algún garaje, hay un emprendedor forjando una bala con el nombre de tu compañía.
Pero como nos enseñaron de pequeños, para combatir estos pecados contamos a su vez con siete virtudes, que espero os ayuden a mejorar vuestra actividad empresarial:
- Contra la pereza, diligencia: es fundamental que nos marquemos objetivos y planifiquemos cómo alcanzarlos. El fijar métricas nos ayuda a ver nuestroavance, cuanto más visuales sean, mejor. Yo, por ejemplo, tengo un calendario anual de pared donde cada día tengo que marcar las métricas que tenía; si no lo hago, los huecos me delatan. Pero sobre todo no procrastineis. ¡Empezad ahora!
- Contra la gula, templanza: cuidad la calidad de lo que publicáis, pensad bien si os acerca a vuestros objetivos, mimad cada detalle. Si es una foto, editadla bien; si es un texto, revisad bien las palabras usadas y su ortografía; moderad la cantidad en favor de mejorar la percepción de vuestra marca.
- Contra la envidia, caridad: es aquella virtud teologal por la cual se ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Parafraseándola, amad vuestra marca y a vuestro cliente. Hoy en día estamos continuamente expuestos a la envidia en las redes sociales, pero no alimentéis a los que la tienen, enfocaos en los que os respetan.
- Contra la ira, paciencia: aprender a escuchar a vuestro cliente, os ayudará a mejorar. Así mismo con el mercado; introducir un producto o servicio es complicado y lleva su tiempo, así que recordad que la paciencia todo lo alcanza.
- Contra la avaricia, generosidad: El mundo ha cambiado, vivimos en una sociedad colaborativa y los nuevos modelos de negocio van por ahí, sed buenos en lo que hacéis y colaborad con gente que os complemente. Aprovechad esas sinergias para generar más valor.
- Contra la lujuria, castidad: no dejéis que vuestras emociones y vuestra mente os dominen, tomad el control, para ello os recomiendo que practiquéis técnicas como mindful.
- Contra la soberbia, humildad: sin duda tenéis que mostrar en qué sois diferentes y mejores que vuestra competencia, pero de la forma más cuantificable posible, y si puede ser por alguien externo. Así que no seais modestos, sino objetivos.