El ocaso de los centros comerciales

Hace unos días leía un artículo en el que se comentaba cómo hace un tiempo que las grandes marcas están abandonando los centros comerciales de la periferia de las grandes ciudades en favor de los centros de éstas.

Desde el inicio de la crisis, muchos centros comerciales han visto disminuir la afluencia de visitantes, salvo en fin de semana. Esta tendencia ha afectado especialmente a los hipermercados, cuya cifra de negocio baja al mismo ritmo que aumentan las aperturas de otros formatos de proximidad, como supermercados o tiendas de conveniencia.

No son pocas las familias que han prescindido del segundo coche o que, ante la subida del precio de los carburantes, unido a la evolución de las maltrechas economías familiares, se han acostumbrado, u obligado, a realizar sus compras en un entorno más cercano y con mayor frecuencia. Esto ha provocado que las visitas a los centros comerciales se concentren en el fin de semana y que su propósito sea el de visitar las zonas de ocio y restauración y algunos comercios especializados de gran formato.

Este cambio de tendencia hace inviables muchos negocios, que terminan cerrando. Nos estamos acostumbrando a visitar centros comerciales con una gran cantidad de locales vacíos. La marcha de algunas grandes marcas, que funcionaban como motores de atracción de la mayoría de estos centros comerciales, para trasladarse a zonas céntricas de las ciudades, puede dar la última estocada a algunos de los centros comerciales más “tocados”.

Vuelta a la ciudad

La “migración” de algunas grandes marcas a los centros de las ciudades no sólo está forzada por la disminución de visitas en los centros comerciales, sino también por la aparición de nuevos espacios de gran formato en las calles más comerciales de las principales ciudades, como efecto de la crisis. Cines, comercios históricos y, muy especialmente, oficinas bancarias han cerrado sus puertas y han permitido que estas marcas desembarquen en los espacios más cotizados de las grandes ciudades.

Pero este movimiento no sólo afecta a los centros comerciales. También algunos cascos antiguos están viendo desaparecer las tiendas de marcas que se trasladan al centro de la ciudad en busca de locales más grandes y con menos limitaciones a la hora de personalizar los espacios que las que encuentran en algunos cascos históricos.

La “Londonización”

Estos movimientos están provocando que los centros de las ciudades se llenen de tiendas de muchas de las marcas que abarrotaban los centros comerciales y que, como consecuencia de la demanda de espacios en estas localizaciones, los precios de los alquileres sigan subiendo. El “filtro económico” dificulta que otros negocios que no sean multinacionales o grandes franquicias puedan abrir tiendas en las “millas de oro” de estas ciudades y, por ello, comienza a darse un fenómeno que lleva un curioso nombre: “Londonización”.

Se conoce como “Londonización” al proceso por el cual muchas de las ciudades más importantes, sobre todo europeas, se terminan pareciendo, al concentrar las mismas tiendas de las mismas marcas en sus calles principales, perdiendo la personalidad y singularidad que debiera distinguir a unas ciudades de otras.

Esta colonización desplaza a los extrarradios o a ciertos barrios al comercio “alternativo” que, a veces, comienza repoblando y reformando un mercado de abastos o comercios históricos a los que les dan una nueva personalidad, generalmente respetando su historia. Estos movimientos terminan, en algunos casos, por regenerar barrios enteros, atrayendo a clientes y nuevos vecinos, aburridos de la uniformidad de la propuesta comercial del centro.

El futuro de los centros comerciales

Sin embargo, el futuro de muchos centros comerciales no parece tan claro. Posiblemente la salida de muchos de ellos, a medio plazo, sea la de convertirse en grandes centros de ocio y aprovechar más los horarios del fin de semana.

Aquellos que tengan más atractivo pueden ver cómo algunas tiendas de otras grandes superficies se desplazan y terminan concentrándose en unos pocos centros comerciales.

Otra posibilidad es que comiencen a aparecer centros comerciales temáticos o dirigidos a segmentos concretos de la población. En Japón, por ejemplo, existen centros comerciales dirigidos a la población mayor de 50 años. Además de tiendas específicamente pensadas para este segmento de la población, incluyen servicios de salud y todo tipo de detalles adaptados a las necesidades de su público objetivo, como escaleras mecánicas más lentas o accesos y tiendas adaptados a compradores con movilidad reducida.

Desgraciadamente, creo que en los próximos años veremos no pocos centros comerciales cerrados y abandonados. Además de la crisis y la poca esperanza de que la capacidad adquisitiva se recupere a medio plazo, muchos de los núcleos de población que, en teoría, iban a arrastrar mareas de clientes a estas construcciones, han terminado siendo ciudades dormitorio, urbanizaciones deshabitadas o a medio construir o proyectos fallidos diseñados para un mundo que nunca llegó a existir.

Imagen: dno1967b distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0

Exit mobile version