Mucho se habla actualmente de las smart cities, pero para construir estas urbes se debe pensar desde las bases, desde las construcciones que las componen. ¿Cuál es el estado y las futuras tendencias de los edificios inteligentes?
Desde la sostenibilidad hasta la ciberseguridad, los edificios evolucionan con los años para convertirse en construcciones cada vez más complejas en su diseño, pero más amigables para sus habitantes. Un cambio constante que los ha llevado a involucrar nuevas tecnologías y prioridades.
Rem Koolhaas, el famoso arquitecto neerlandés, teórico de la arquitectura, urbanista y profesor de Harvard, expresó alguna vez: «un edificio tiene dos vidas. La que imagina su creador y la vida que tiene. Y no siempre son iguales».
Porque los habitantes, sus hábitos y la tecnología también cambian. En el caso de los edificios inteligentes, se trata de verdaderos colosos que mezclan todas estas variables y conforman un mercado que alcanzará los 121 mil millones de dólares para 2026, según la firma analista Markets and Markets.
Eficiencia y seguridad
A medida que los edificios son más inteligentes e interactivos, también se hace más necesario asegurar este canal digital. Por ello, la ciberseguridad se convierte en una de las principales tendencias del año. Y no es algo nuevo, sino que crecerá con el tiempo.
Para dar una idea, se estima que solo el mercado de seguridad en edificios inteligentes llegará a los 21 mil millones de dólares para 2026, abarcando toda clase de dispositivos IoT.
Al mismo tiempo que aumenta la infraestructura tecnológica, es importante asegurarse de que el consumo energético no aumente de forma desproporcionada. Por ello, la sostenibilidad será otra de las grandes tendencias del 2024 y los años venideros. Y también como consecuencia, aumentará el uso de certificaciones ESG (environmental, social, governance).
Las nuevas generaciones son más conscientes de las políticas amigables con el medio ambiente, por lo cual la sustentabilidad no solo será una herramienta para hacer las operaciones más eficientes y seguras, también será un argumento de ventas. Hablamos de luces inteligentes, un manejo de aguas residuales, uso de energías renovables, analítica del consumo de recursos, etc.
Mejorando la experiencia y el teletrabajo
Si la pandemia dejó algo positivo, fue la transformación digital a la que se vieron obligadas innumerables empresas, lo que a su vez derivó en la masificación del teletrabajo. Los edificios inteligentes recibieron esta herencia y están diseñados para facilitar el trabajo remoto.
Gracias a ello, el uso de áreas comunes con tecnologías que faciliten la productividad será cada vez más común y no solo hablamos de conectividad, la base de toda tecnología, sino también del uso de asistentes inteligentes empoderados por herramientas de machine learning.
Hablamos de un ecosistema centrado en el usuario para crear una mejor experiencia de uso que incluya desde mediciones de bienestar, como sensores para vigilar la calidad del aire (IAQ), hasta mediciones de temperatura, CO2, entre otros.
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