El salto a la nube es decisivo en el camino a la digitalización de cualquier pyme. Un paso sin retorno a una gestión empresarial más rentable y competitiva.
Las ventajas de los servicios en la nube son incuestionables, así lo defienden todos los que los prueban, el problema está en aquella empresa que, atrapada en una dinámica asfixiante, no consigue pararse a pensar cómo puede mejorar sus procesos.
De ahí ese modesto 22% de empresas españolas que trabaja con cloud computing. El dato de Eurostat muestra una gran distancia del 65% de Finlandia o de otros países nórdicos, todos por encima del 50%. También de países como Holanda, Reino Unido o Irlanda, donde al menos cuatro de cada diez empresas ya usaban esta tecnología en 2018 (fecha de la última estadística del medidor europeo, que seguro hoy es obsoleta, pero permite medir la tendencia por países).
Es evidente que a la cabeza se ubican esas economías de las que envidiamos su competitividad, pero sus gestores quizá no sean tan diferentes a los nuestros.
Es muy probable que todos tuvieran que vencer ese espíritu de protección tan propio del jefe amante de tener todo «bajo control». Pero derribada esa primera barrera psicológica, pronto descubre que desde la nube, además de en seguridad, se gana en operativa al poder acceder a la información desde cualquier lugar y dispositivo.
Ventajas de la pyme que trabaja en la nube
Migrar a este entorno virtual tiene ventajas que podemos resumir en cinco comunes a una mayoría:
- Reduce costes, sobre todo gracias a unos servicios de mantenimiento más centralizados.
- Accede a una infraestructura tecnológica que, por tamaño de empresa, difícilmente podría disfrutarse por otras vías.
- Agiliza el desarrollo de nuevas estrategias de negocio. No todo es susceptible de ser solucionado en la nube, pero permite automatizar muchos de los procesos repetitivos.
- Gana rapidez para presentar al mercado productos e interactuar con los clientes.
- Refuerza los sistemas de seguridad y de asistencia técnica. Se trabaja sobre entornos muy controlados y estables.
Una nube a la medida de cada empresa
Pocos cuestionarán estos cinco puntos, pero mudarse a la nube sigue siendo complicado para empresas pequeñas, sobre todo esas que han construido su operativa durante lustros de trabajo.
No es fácil romper una inercia diaria que devora las horas del día, más aún cuando no se cuenta con un personal formado en nuevas tecnologías.
Un escenario en el que, estoy seguro, se ven retratadas muchísimas pymes. Por ello tampoco me parece correcto achacar a la cerrazón de esa pequeña empresa, que ya tiene suficiente con seguir, la supuesta falta de interés en su digitalización.
Muchos debiéramos preguntarnos si realmente estamos hablando al empresario en su idioma. Otros, si su oferta se ajusta a su entorno real de necesidades y posibilidades. Y es aquí donde sí se aprecian interesantes cambios.
Qué pide la pequeña empresa a los servicios en la nube
Hacemos un recorrido por esa nube acorde con las necesidades de la pyme:
Una nube pública
Los servicios de cloud computing pueden operar desde una nube pública o privada. La pública es la gestionada por un proveedor que ofrece su plataforma a un número amplio de compañías, lo que reduce mucho los costes y la implantación en la empresa. La privada es aquella diseñada como una extensión de los sistemas propios de la empresa, requerimiento que pocas pymes necesitan.
Que sea fácilmente ejecutable
Salvo catástrofe, la pyme no puede parar, ni siquiera cuando es para mejorar. Por eso es tan importante que la implementación del nuevo entorno de trabajo sea ágil y funcione desde el primer momento.
Una nube asistida
El miedo al cambio es el que paraliza al empresario de una pequeña empresa en muchas de sus decisiones, y esa resistencia se vence cuando hay una efectiva asistencia para ayudarle con el proceso de cambio
Que sea escalable
Otra de las aversiones de la pyme es al cambio total. Busca servicios que le permitan avanzar poco a poco y, a medida que va confiando en esa tecnología, reclamará más servicios. Desde servicios básicos para tener el control del servidor sin preocuparse por la gestión del soporte en la nube a otros como el Multi-Site para empresas con varias webs de empresa o los más completos escritorios virtuales (VDI).
Flexible
Cada euro debe estar justificado. Asumir un compromiso económico no es fácil, por ello la pyme apuesta por servicios en los que paga solo por lo que consume. Ofrecer un alto potencial o rango de utilidades con las que –al menos de momento– no sabe qué hacer, supone un verdadero desperdicio.
Compatible con los entornos de trabajo estándar
Las herramientas de trabajo de una ingeniería no son las mismas que las de una gestoría o un ecommerce, pero el entorno cloud debe permitirle trabajar con las herramientas dominantes en cada sector.
Una nube segura
Dos de las ventajas más reconocidas por la pyme en la nube son su seguridad y estabilidad.
Que esté permanentemente actualizada
Otro de los frenos comunes a la pyme es invertir en una tecnología que corre el peligro de quedar desfasada en el corto plazo, por eso busca soluciones que le aseguren una permanente actualización. Y si ese proceso de actualización no requiere de su atención, mejor que mejor.
No es tan complicado. La principal demanda de las pymes al cloud computing es que se adapte a sus necesidades, no que sea la empresa quien deba adaptarse a la nube.
Y la buena noticia es que el mercado ha escuchado esos requerimientos y se ha preparado para atenderlos. Hoy es más fácil dar el salto, y sin necesidad de paracaídas, con entornos de nube para servidores o proyectos siempre tutorializados, como los nacidos de la alianza entre Telefónica y Microsoft: Azure by Acens.