No seas el mejor conferenciante, sé el más adecuado

Existen tres tipos de conferenciantes: Los que muestran cómo hacer algo; los que explican o conceptualizan la realidad; y los que repiten que «lo importante es la actitud».

¿Las personas que dan conferencias te parecen más interesantes y más cualificadas?

Nos pasa a todos. Al menos, hasta que las escuchas.
 
Todos tendemos a pensar que si a alguien le han invitado a hacer una presentación será por algo.
 
Es el aura de profesional reputado que se desprende delante de un micrófono.
 
Los escenarios son una pasarela hacia una notoriedad no tan intangible, porque gracias a ella se accede a nuevas y mejores oportunidades profesionales, clientes e ingresos.

El mercado de las «conferencias motivadoras» sigue creciendo

Hace un tiempo escríbi en este blog que la globalización, la digitalización y la competencia por el talento, han generado una necesidad ofrecer nuevos recursos de aprendizaje continuo.

En este contexto las actividades en formato conferencia han aumentado su cuota en el mercado-ecosistema de la formación para profesionales y equipos, ya sea en modelos abiertos o in company, y cada vez más como productos de entretenimiento.


En este escenario es inevitable que cada vez más profesionales, tal vez tú también, intenten convertirse en conferenciantes o comunicadores, como ocupación con dedicación parcial o a tiempo completo.
 
Incluso las personas que se reinventan como coaches, suelen intentar complementar su labor de asesoramiento con actividades de formación, docencia o impartición magistral.

  
Una marca como formador no necesariamente hace crecer la de conferenciante.

Una diferenciación que tienes que considerar es que no es lo mismo impartir formación que impartir conferencias para organizaciones y empresas.
 
La actividad formativa o docente está en un escalón inferior en glamour y en honorarios. Eso es así.
 
De hecho la prestación de servicios formativos o cursos suele facturarse por horas de docencia, no por actividad impartida, como ocurre en el mercado de las conferencias.
 
Por eso una trayectoria y una marca desarrolladas como profesional en el ámbito de la formación no necesariamente propiciará o facilitará una reinvención como conferenciante de empresa.
 
Pero en el camino inverso, si ya has conseguido desempeñarte como ponente para audiencias medianas y grandes, en general será más probable que también puedas adquirir roles de docencia y formación. Si quieres.
 

¿Cómo llegas a convertirte en un profesional de los malabares con diapositivas?


Muchas personas me hacen esta pregunta:

«Alfonso, qué tengo que hacer para dar conferencias como tú».

Y que te paguen bien por ellas, claro.
 
Seguro que tú también te has planteado en más de una ocasión cómo convertir tus experiencias y conocimientos en contenidos interesantes para audiencias presenciales u online.
 
Siempre me han parecido curiosos los no tan inescrutables caminos que llevan a tantos y tan diversos perfiles profesionales a subirse a los escenarios y a quedarse en ellos.
 
Quién no querría sumarse a la selecta y creciente tribu de ponentes por el mundo que ofrecen expertos consejos cincelados en powerpoints.

Los cuatro caminos del conferenciante  


Desde mi experiencia y punto de vista, considero que hay cuatro caminos o estrategias que pueden llevar a convertirte en conferenciante: marca y especialización; networking y relaciones; popularidad o fama; y carisma para comunicar.

 
La primera estrategia, crear una marca especializada, es el camino más meritocrático para llegar a convertirte en ponente habitual.
 
Y digo que requiere mérito porque generalmente una buena marca y su reputación asociada las generas haciendo dos cosas que requieren planificación, inversión y dedicación: cualificación enfocada y comunicación efectiva.
 
Una marca poderosa se logra, primero, siendo un profesional que dominas una ocupación o actividad y que conoces bien una temática, sector o ámbito, sea empresarial, científico o social.
 
Pero además, tienes que convertir esa profesionalidad, lo que sabes hacer y lo que conoces, en «contenidos de comunicación» que pueden ser compartidos de forma online o de forma convencional.
 
Sin cualificación no puedes especializarte.
 
Sin especialización no puedes conformar una marca suficientemente diferenciada.
 
Y sin contenidos elaborados y didácticos no puedes difundirla con eficacia para llegar a tu público objetivo.


Es el famoso marketing de contenidos que yo suelo definir con esta idea:

Si quieres ganar lo que vales, comparte bien parte de lo que sabes.


No seas el conferenciante más técnico, sé el conferenciante más adecuado

 
«Ya, Alfonso, pero conozco gente que no considero muy cualificada y que da conferencias a espuertas».
 
Tal vez pienses así. Y tendrás razón, pero solo en parte.
 
Tienes que tener en cuenta que hay muchos tipos de audiencias y de clientes potenciales, pero los perfiles que te encontrarás con más frecuencia valorarán las conferencias con un nivel de complejidad medio.

 
Los contenidos que tienen más aceptación en los grandes eventos son de carácter divulgativo, más que instructivo, técnico o formativo.

Recuerda que si el objetivo de tu intervención es informar, entretener, inspirar o emocionar debes intentar no pasarte de frenada intentando demostrar el gran dominio que tienes de tu especialidad.

En la preparación de una intervención dedico más del 80% del tiempo a intentar hacerla más participativa, entretenida y divertida.

Dicho de otra forma, para elaborar una conferencia de motivación empleo mucho más tiempo en preparar ejercicios, elaborar memes, editar vídeos y en aplicar humor a las ideas, conceptos y propuestas motivadoras, que en elaborar las propias propuestas.

 
Es verdad que algunas ponencias pueden incluir y exigir conocimientos muy avanzados.

Pero en general, las conferencias muy especializadas y técnicas solo tienen sentido en eventos con temáticas especializadas y técnicas. 

Puedes usar una terminología especializada y técnica siempre que sea entendible y aplicable. Demuestra tu rigor profesional con fundamentos, pero también con ejemplos.


No intentes ser el «mejor» conferenciante, sé el más adecuado para la audiencia a la que te diriges.

 
Y para encontrar tu audiencia tienes que definir tu especialización, encontrar tu estilo de comunicación y hallar un modelo de negocio adecuado para obtener los ingresos suficientes por conferenciar.
  

Entonces, ¿qué factor crees que es más determinante para convertirse en conferenciante?

Hace un tiempo hice esta pregunta-encuesta tanto en Linkedin, y ofrecí estas cuatro opciones de respuesta:

Me sorprendió que casi la mitad eligiera el carisma como el factor que más te sube a un estrado, en lugar de la popularidad (5%).

Y digo que me sorprendió porque solo hay que observar los eventos españoles relevantes para comprobar que la mayoría de los conferenciantes ya eran famosos antes.

Desde hace muchos años trabajo como conferenciante de empresa motivacional, con rigor y humor. Y creo que me va razonablemente bien.
 
Pero desde que participé en un evento presencial TEDx ante 1000 personas con una conferencia titulada «Cómo motivar a tus profesionales en 10 minutos» (es fácil de encontrar online) se ha multiplicado mi alcance como conferencista, como dicen en América.
 
Y este proyección se debió a que mi breve charla se publicó en el canal «TEDx Talks» en Youtube, que tiene 40 millones de suscriptores.
 
La moraleja es que si quieres ser un conferenciante reconocido, más que conferenciar mucho, especializarte hasta la extenuación o intentar tener mucho carisma, tu objetivo es conferenciar en los eventos que proporcionan más prestigio y difusión.

En todo caso, sea cual sea tu estilo, tu cualificación, tu caché o tu glamour como conferenciante, recuerda siempre esto:

Si tu conferencia es entretenida, la gente sale más convencida.

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